Más del 25% del suministro mundial de cobre atrapado en un cuello de botella: El caso de Pachón

Un estudio muestra al proyecto cuprífero ubicado en San Juan como uno de los tantos que están estancados debido a factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG).
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Un informe elaborado por una consultora señala que alrededor de 6,4 millones de toneladas de capacidad de producción de cobre, equivalentes a más del 25% de la producción minera mundial, están estancadas o suspendidas debido a factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). El estudio muestra tres casos, entre los que se encuentra el proyecto El Pachón de Glencore en San Juan.

Estos cuellos de botella, a diferencia de las barreras geológicas o técnicas, se derivan de conflictos que podrían resolverse mediante una gobernanza más sólida, una mayor participación comunitaria y prácticas más sostenibles, según analistas de GEM Mining Consulting. Estos hallazgos se producen en un momento en que la demanda de cobre sigue en aumento, impulsada por la electrificación, el crecimiento de las energías renovables y la economía digital.

Países como Chile, Perú y Estados Unidos poseen algunas de las mayores reservas actualmente fuera del mercado. Desbloquear incluso una fracción de estos proyectos podría aliviar la inminente escasez de suministro durante la transición energética, afirma Patricio Faúndez, director de economía de GEM.

Perú representa la mayor parte del cobre no producido, aproximadamente el 31% o 1,8 millones de toneladas anuales, seguido por Estados Unidos con 0,8 millones de toneladas, Chile con 0,7 millones de toneladas y Argentina y Papúa Nueva Guinea (PNG) con alrededor de 0,6 millones de toneladas cada uno.

La producción suspendida de Perú casi iguala su producción anual actual. De ser liberada, el país podría recuperar su posición como el segundo mayor productor mundial de cobre, superando a la República Democrática del Congo con más de 4 millones de toneladas anuales, señala el estudio.

En Estados Unidos, la reanudación de los proyectos suspendidos podría reducir la brecha entre la producción interna y el aumento del consumo, fortaleciendo la seguridad del suministro y reduciendo la dependencia de las importaciones.

En Chile, el cobre estancado podría finalmente romper un techo de producción de décadas de alrededor de 5,5 millones de toneladas por año, elevando la producción más allá de los 6 millones de toneladas y reforzando el liderazgo del país en el suministro global.

Tres casos reveladores
 
Entre los 33 proyectos paralizados por factores ESG destacan tres: La Granja en Perú, Resolution Copper en EE.UU. y El Pachón en Argentina.

 
La Granja, propiedad de Rio Tinto y First Quantum Minerals, ha enfrentado la oposición de la comunidad por supuesta contaminación y uso de la tierra desde 2006. A pesar de las aprobaciones regulatorias, el proyecto, clasificado como el quinto depósito de cobre más grande del mundo, sigue bloqueado por la desconfianza pública.

En Arizona, el proyecto Resolution Copper de Rio Tinto ha estado estancado durante más de dos décadas debido a la oposición indígena y ambiental sobre el sitio sagrado de Oak Flat, ubicado en tierras de propiedad federal.

El Pachón en Argentina, propiedad de Glencore, se ha visto retrasado por las normas de protección de los glaciares y obstáculos para obtener permisos, aunque nuevos incentivos bajo el régimen RIGI del presidente Javier Milei pueden revivir el desarrollo.

El informe de GEM no menciona una icónica mina de cobre que ha permanecido inactiva desde noviembre de 2023: Cobre Panamá, de First Quantum. Antes de que la Corte Suprema de Panamá declarara  ilegal el contrato de operación de la mina y la obligara a cerrar, se encontraba entre los mayores productores de cobre del mundo, con una producción de 350.000 toneladas en 2022, su último año completo de operaciones. La mina contribuyó con aproximadamente el 5% del PIB de Panamá, y First Quantum estima que la suspensión le ha costado al país hasta 1.700 millones de dólares en pérdidas de actividad económica.

Tormenta perfecta
 
Panguna en Papúa Nueva Guinea es un duro recordatorio de cómo las preocupaciones ESG, como el uso del agua, la pérdida de biodiversidad, los derechos indígenas, los fracasos en las consultas y las protestas locales pueden colisionar.

La mina, operada por la unidad de Rio Tinto de Bougainville Copper , que en su día fue una de las minas de cobre y oro más grandes del mundo, cerró en 1989 tras un violento conflicto civil provocado por la destrucción ambiental y la desigualdad en el reparto de beneficios. Más de tres décadas después, su reurbanización sigue siendo incierta.

Si bien algunos proyectos podrían avanzar con el tiempo, Faúndez advierte que muchos permanecen congelados durante años, desincronizados con la creciente demanda. Reconstruir la confianza, aplicar estándares ambientales más estrictos y estabilizar la gobernanza, afirmó, será crucial para liberar el cobre necesario para la transición energética global.

 
Fuente: M&D con información de Mining.com.

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