Hasta el 40% de las ganancias mineras se van en impuestos: la comparación de Argentina con países vecinos

Una consultora internacional midió la presión tarifaria en el sector y lo comparó con Chile y Perú. El resultado: solo con el RIGI el país es competitivo en la región.
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El RIGI entró en vigencia en agosto de 2024, por lo que lleva poco más de un año funcionando. Aunque el sector minero tiene apenas dos proyectos aprobados, varios gerentes, CEO u otros pesos pesados de la industria dijeron que esta herramienta es “fundamental” para el desarrollo de los proyectos.

La explicación de esta opinión la tiene la consultora profesional Deloitte, una de las tres más importantes a nivel global, que hizo un análisis de la carga impositiva del país en el sector minero. A pedido de las empresas, la firma determinó que solo dentro del régimen un proyecto puede ser competitivo frente a otros de la región.

En diálogo exclusivo con Dinamicarg, Rodrigo Beltranu, uno de los socios en Deloitte, aseguró que “el RIGI” pone a la Argentina “en un nivel tributario similar a Chile o Perú, en un 90 o 95%”. Esto sin tener en cuenta que “el valor de los proyectos se eleva en el país debido a la falta de infraestructura”.

Dentro del régimen, entre el 38 y el 40% de las ganancias de un proyecto minero va a impuestos, según el mineral.

Beltranu es uno de los socios que estuvo a cargo del informe que le encargaron empresas mineras en 2024, cuando recién estaba empezando a funcionar el régimen.

Si bien había una idea de que podía ser útil para las mineras, los empresarios querían los números finos para analizar qué tanto podía ayudarlos a avanzar con las inversiones y además buscaban una firma como Deloitte, con respaldo internacional, para presentarle a los posibles financistas.

Así fue como surgió el informe, que analiza tanto los costos impositivos nacionales como de las provincias. El documento es técnico y tiene un alto nivel de detalle, con valores que varían según los datos de cuánto podrían costar producir los proyectos mineros de cobre, litio, plata y oro.

El RIGI no baja mucho el porcentaje impositivo, pero sí otorga previsibilidad y certezas a las empresas sobre cuánto pagarán durante toda su vida productiva.

Para llegar al documento final, tuvieron en cuenta los impuestos nacionales, provinciales, derechos de exportación y regalías. Esto quiere decir que aquel impacto de las cargas que le cobra a la cadena de valor, como ingresos brutos que pagan los proveedores a las provincias, está dentro de los costos de producción que informaron las mineras para que la consultora haga el trabajo.

También dejaron afuera los programas que los vinculan con comunidades, donde las empresas en general hacen aportes directos a municipios, asociaciones y las provincias. Otra cosa que no contabilizaron en cuanto las erogaciones locales de la minería son los acuerdos del tipo fideicomisos para obras, que algunas provincias firmaron en acuerdo con las operadoras.

A partir de esta información, encontraron que, con la Ley de Inversiones Mineras, la herramienta que a finales de los años ’90 y a principios de los 2000 motorizaron la industria minera argentina, el costo impositivo podía superar al de países vecinos como Chile y Perú, que tienen las mismas riquezas minerales que Argentina y compiten por inversiones similares.

Cómo cambia el escenario con el RIGI

Beltranu explicó que el mayor impacto del RIGI tiene que ver con darle previsibilidad a la industria, además de los beneficios fiscales. En cuanto a la reducción de lo que se paga en porcentajes, explicó que “no baja mucho el porcentaje total, pero lo hace más previsible”, por algunas alternativas que plantea de devolución de los impuestos nacionales.

Así, por ejemplo, algunas cargas como impuestos de débito y crédito pueden generar un crédito fiscal que luego se utilizará en el futuro para poder reducir otras cargas.

Esta herramienta es central para los plazos de vida que tiene un proyecto minero, donde acumulará una gran cantidad de montos a favor durante la construcción. Y este, cuando está en producción, puede usarse para deducir ganancias en el momento en el que empieza a vender.

Otro punto que genera un impacto positivo es que las condiciones podrán mantenerse a lo largo de dos décadas. Esto, teniendo en cuenta cómo los cambios en la Ley de Inversiones Mineras hicieron que pase a ser menos beneficiosa, es un valor que vende desde la industria.

Argentina corre desde atrás en una región con historia minera

Hay otro punto que es central a la hora de analizar el RIGI: la condición de competitividad frente a los otros países de la región. Tanto en oro, cobre como en litio, los países vecinos son destino de inversiones frecuentes.

Muchas de las empresas que están hoy invirtiendo en Argentina tienen proyectos también en Chile o Perú. Así, en las decisiones financieras, rápidamente pueden preferir llevar los fondos a otros destinos cercanos.

Por eso, aunque la carga impositiva no se redujo tanto en porcentajes, haber quedado en condiciones similares a los competidores directos hace que sea un diferencial para el sector minero argentino.

 Buscan desarrollar la minería de cobre, en la que Argentina compite con Chile y Perú por inversiones.
Beltranu explicó que en su análisis, Deloitte hizo una distinción entre las cargas impositivas más y menos distorsivas que tiene que afrontar el sector minero. Esta distinción tiene que ver con cuánto una carga termina costándole a la estructura financiera tanto si hay ganancia o no.

Así, por ejemplo, débitos y créditos o el impuesto al cheque eran uno de los que más afectaba a las mineras, ya que se aplicaba incluso cuando no estaba en producción, vinculado directamente a los movimientos que hace la firma.

Lo mismo sucede con los minerales que se venden en el mercado interno con ingresos brutos o lo que pasaba con los derechos de exportación en los casos que se vende al exterior. Estos dos escenarios no aplican a todas las empresas de la misma manera. Las provincias no cobran el impuesto a quienes exportan.

Además, en el caso del cobro a las exportaciones, conocidas también como retenciones, esto cambió recientemente con un decreto que dio de baja el cobro a la mayoría de los minerales.

En cuanto a las cargas menos regresivas, uno de los más eficientes es ganancias, que en volumen de dinero podría ser uno de los más importantes y está atado a las ventas de minerales, por lo que si bien reduce margen de ganancias no termina restándole vida útil a un proyecto
Esto, explicó Beltranu, generó un cambio importante en el esquema impositivo, que, si bien no quedó consignado dentro del informe que realizaron en 2024, mejoró las condiciones de rentabilidad de las empresas. La única excepción en este caso serían los productores de plata, que siguen pagándolo.

En cuanto a las cargas menos regresivas, el especialista y socio de Deloitte dijo que uno de los más eficientes es ganancias, que en volumen de dinero podría ser uno de los más importantes y está atado a las ventas de minerales, por lo que si bien reduce margen de ganancias no termina restándole vida útil a un proyecto.

Regalías provinciales, un porcentaje menor

Además de los impuestos, las empresas mineras deben pagar una contraprestación a las provincias, dueñas de los recursos minerales, llamadas regalías. No se considera un costo impositivo, sino que es un canon reglamentado dentro del Código Minero en todo el país.

Este valor se calcula como un 3% boca de mina, esto quiere decir el precio del mineral como sale de los proyectos. En algunos casos, como es el de San Juan con sus proyectos de oro, las provincias acordaron que este valor sea respecto al precio de facturación, para simplificar el cálculo.

Según Rodrigo Beltranu, en ese 38 al 40% de costo impositivo, las regalías representan un 7,8% del total. Esto quiere decir que del volumen que se les cobra a las empresas mineras solo esta parte e ingresos brutos va directo a las arcas provinciales, mientras que el resto lo recauda Nación y por lo tanto es de impacto nacional y no solo en las jurisdicciones mineras.

Parte de esto puede volver en forma de coparticipación.

En cuanto a la distribución dentro de las provincias de lo que se recauda en regalías, esto queda a disposición de los gobiernos locales y también de los acuerdos con los municipios, que son las localidades de impacto directo de los proyectos mineros.

Fuente: Dinamicarg.com

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