El litio es el "oro blanco" de la tecnología y su valor solo seguirá aumentando

Según estimaciones, solo se registran sobre la superficie terrestre 14 millones de toneladas dispersas en pocos países.
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Cada tanto los medios internacionales informan sobre nuevos materiales con los que se podrían confeccionar nuevos tipos de baterías, por ejemplo, en base a sodio.

Sin embargo, el litio sigue siendo el rey de las baterías. Tanto es así que algunos lo llaman el “oro blanco” de la tecnología.

Celulares, tabletas, autos eléctricos y paneles solares, todos necesitan del litio para funcionar. Y con el cambio en la matriz energética de los vehículos en todo el mundo, sumado al consumo cada vez mayor de dispositivos electrónicos, el litio solo se sigue cotizando más.

Según estimaciones, solo se registran sobre la superficie terrestre 14 millones de toneladas dispersas en pocos países.

Pero si se mira dónde están las mayores reservas de litio, las miradas apuntan a América del Sur. Bolivia, Chile y Argentina son llamados el “triángulo del litio”.

Es por eso que en algunas regiones del continente la extracción de litio causó y está causando una revolución industrial. Esto no escapa a problemas sociales (comunidades desplazadas) y ecológicos.

Descubrimiento y futuro

Desde que fue descubierto por primera vez en 1817 por un químico sueco, el litio participó en procesos industriales en áreas bien diversas, que recorren desde la farmacología hasta la automovilística. De hecho, su primer uso a nivel comercial fue en Alemania para fabricar lubricantes.

Pero lo cierto es que el litio está en la Tierra desde hace millones de años. Surgió en la época en que los volcanes depositaron minerales en grandes extensiones de tierra -sobre todo en América del Sur- que luego se llenaron de agua y formaron lagos. Lo que siguió después fue la evaporación de esos lagos hasta generar llanuras de sal. Un ejemplo paradigmático es el salar de Uyuni, en Bolivia, donde se cree yace la mayor reserva de litio del planeta.

Ya vamos a volver a Bolivia, pero antes sigamos repasando la historia.

El litio comenzó a ser una materia prima clave para la industria de la tecnología en 1991 cuando Sony desarrolló la primera batería comercial de ion de litio. Tal fue la importancia de este hallazgo que en 2019 los creadores de esta pila fueron consagrados con el premio Nobel de Química.

Con el desarrollo de las tecnologías móviles el litio se posicionó como el “oro blanco” de la industria a pesar de que en baterías de computadoras y celulares se emplean cantidades mínimas, y en baterías para autos esta sustancia representa el 5% del producto total. Así y todo, América del Sur -que tiene el 80% de las reservas mundiales de este material- es la mina en la que todos los proveedores del rubro quieren estar.

Pero la cuestión no está siendo tan sencilla de este lado del mundo. Se estima que, a pesar del potencial, recién para 2025 podría llegar a instalarse la primera fábrica de células de litio en la región. Ni Argentina, ni Chile, ni Bolivia pudieron, por ahora, establecer un plan de acción exitoso para la extracción comercial del litio. ¿Cuál es la explicación de estas dificultades? No hay una sola causa. Acá se mezclan conflictos sociales, económicos, políticos y de experiencia técnica.

Lo que sí cambiaron en estas regiones del mundo son los paisajes. Estas enormes piscinas de evaporación son campos de extracción de litio donde se bombea a la superficie y se concentra para rescatar así los valiosos minerales.

El futuro de este material en estos países es bastante incierto. Algunos aseguran que es el negocio del siglo XXI para los países involucrados. El equilibrio entre lo económico, lo político, lo social y lo ambiental es una fina línea que el llamado “triángulo del litio” todavía tiene que resolver para su despegue definitivo en la región

Fuente: Teledoce.com

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