Por Gonzalo Castañeda Nordmann

Parrilli antes de arrojar datos erróneos con sesgo ideológico debería saber que el Gobierno al cual representa partidariamente promueve la minería del litio a través de la Secretaría de Minería de la Nación, y que todos los gobiernos lo han hecho. No por nada se habla de que la actividad es una política de Estado. Se ha regulado la misma en sus aspectos tributarios y ambientales, entre otros, para sacar su mayor provecho y cuidado a través de décadas y décadas.

Señala el árbol y nos tapa el bosque: lo preocupante es que un funcionario de tal calibre, sin formación en la temática, hable de que los únicos aportes de la actividad sean las regalías, derechos de exportación y el canon minero (que de hecho hace mención de montos de canon desactualizados) y que la actividad está exenta del impuesto a las ganancias (¿qué ley estará leyendo?!). Una ensalada de unos pocos números mezclados con otros muchos mentirosos y deformados, sin fuente, sin justificación y completamente tendencioso. ¡Vaya pa' allá!

Datos

La misma secretaria de Minería de la Nación, Fernanda Ávila, lo dijo: "El 80% de la actividad queda en el país, con un 40% para proveedores locales, salarios e impuestos. Hay un gran aporte de la minería, que es estructuralmente superavitaria en materia de divisas: por cada 10 dólares que la minería exporta solo hay un dólar que importa. Entonces, ¿es real que se llevan todo? No, porque sirve para darle los dólares que necesitan otras industrias".

No hay que ir muy lejos Sr. senador, entre a la página oficial del Siacam (Sistema de Información Abierta a la Comunidad sobre la Actividad Minera) y vea los indicadores de las inversiones mineras. Se va a llevar una sorpresa cuando vea que el empleo minero tuvo un aumento del 10,8% interanual, que es el sector que más empleo registrado genera, segunda actividad mejor paga del país (remuneración promedio nacional de $302.000), con la menor brecha salarial en cuestiones de género e importantes inversiones en pymes, entre otros.

El grueso de los aportes de la actividad se da en la inversión y contratación de empresas locales y pago de salarios, sumando a la carga tributaria impuesto a las ganancias, ingresos brutos, impuesto a créditos y débitos bancarios, etc. Hay que decirlo de otra forma: la actividad minera paga todos los impuestos, más el canon, las regalías y tasas municipales.

Sin embargo, toda la carga tributaria global y los aportes de seguridad social que haga una empresa, no supera la inversión que deja en sueldos por contratación de mano de obra local, y contratación de proveedores de bienes y servicios. Y ese es el bosque que debemos ver. La importancia de la motorización de la inversión no debe esconderse ni desvalorizarse.

La Argentina no se merece más a los mercaderes de relatos, sino funcionarios humildes y al servicio de los hombres y mujeres de ciencia, del trabajo y del compromiso.

La inversión, cualquiera sea, es eso: generación de empleo, crecimiento de pymes, pago de tributos. Y es lo que se debe alentar a que suceda, que exista inversión genuina para darle riqueza y trabajo a nuestro país.

Fuente: El Tribuno