La quebrada de Tilián



Entre ellos resalta la quebrada de Tilián, un hermoso paraje del departamento de Chicoana, entre 1.300 y 1.700 m sobre el nivel del mar. Se encuentra ubicada en el flanco suroccidental del Valle de Lerma y forma parte de una de las quebradas que bajan de las serranías; entre ellas, la de Escoipe.
Otros lugares cercanos de gran interés son Pulares, Los-Los y Los Laureles, que formaban parte de los viejos lugares de picnics o recreos de los salteños. Una intensa vegetación se presenta en la comarca y forma parte de la selva tucumano-oranense, la que recibe el nombre generalizado de yungas. No es raro entonces que la quebrada de Tilián haya sido mencionada como potencial hábitat del famoso Ucumar.
La zona está considerada, además, como uno de los lugares destacados para la observación de aves. Basta entrar a la quebrada para encontrarse con urracas, loros, pavas del monte y tucanes. E incluso en una pequeña laguna se encuentran patos, chumucos y garzas. A lo que hay que sumar el cruce de las rapaces que andan al acecho.
El paraíso de Chicoana
Para llegar desde la ciudad de Salta a la quebrada de Tilián hay que salir hacia el sur y cruzar los pueblos de Cerrillos, La Merced y El Carril, por la ruta nacional 68. Al llegar a El Carril hay que tomar al oeste por la ruta provincial 33 que va a Cachi e ingresar al pueblo de Chicoana. Son unos 45 km de recorrido que se pueden hacer en una hora de viaje distendido.
La zona es esencialmente tabacalera y se da allí un excelente tabaco Virginia de calidad internacional. Muchas fincas antiguas y sus hermosas salas se han reconvertido para el turismo rural y reciben visitantes nacionales y de otros países, especialmente europeos.
La gastronomía es un atractivo y se realiza allí la Fiesta Nacional del Tamal. Incluso hay emprendimientos bodegueros, con producción de vino y champán. Los cerros de Chicoana son recordados por algún viejo accidente de aviación e incluso el impacto de un meteorito. Y los campos de cultivo, por agroglifos, unos extraños dibujos en un campo de trigo que fueron atribuidos a visitantes extraterrestres.
Los cerros de Chicoana están conformados por núcleos de rocas viejas, lajas marinas del basamento precámbrico, pertenecientes a la Formación Puncoviscana. Sobre ellos se superponen rocas rojas y calizas amarillentas del Grupo Salta. Los cerros están doblados por plegamientos y rotos por fallamientos.
La selva de montaña
Forman muy lindas estructuras anticlinales desplazadas por fallas geológicas inversas. Los cerros de Chicoana se encuentran inmediatamente al sur del Lineamiento Calama-Olacapato-Toro, que separa las sierras de la Cordillera Oriental al norte y las sierras de la provincia geológica Cumbres Calchaquíes o Calchaquenia al sur.
La posición geográfica y altura de los cerros hace que los frentes húmedos liberen allí su carga, lo cual da nacimiento a la abundante selva montana que se aprecia en el lugar y donde se han relevado 138 especies de aves. Las rocas que conforman el flanco de los cerros se inclinan con un ángulo intermedio y se hunden hacia el este. Los bancos de areniscas y calizas son sometidos a erosión y los arroyos se encajonan en esas rocas, dando hermosas y profundas quebradas con saltos y escalones.
A medida que se ingresa en la quebrada se ven las rocas más jóvenes y al subir aguas arriba se ven rocas más antiguas. La gruta de la virgen de Fátima, en una angostura en la quebrada, está en los estratos de calizas cretácicas de la Formación Yacoraite. Esta es famosa por sus huellas de dinosaurios y precisamente junto a alumnos de geología de la Universidad Nacional de Salta hemos identificado varias huellas de dinosaurios en bloques sueltos en el piso de la quebrada. También se encuentran restos de algas fósiles o estromatolitos y muchas estructuras que tienen que ver con marcas de oleaje en las antiguas playas marinas. Asimismo, unas pequeñas concreciones llamadas oolitas y pisolitas, como las que se forman en aguas muy oxigenadas y enérgicas en el Caribe actual. Aparecen además grietas de desecación formadas en los barros calcáreos fósiles. También se encuentran algunos niveles de conchillas de gasterópodos fósiles llamados turritelas.
En capas arcillosas oscuras se encontraron restos de peces fósiles consistentes en escamas, espinas y dientes. A pocos metros de la gruta de Fátima se identificó un nivel de sílex que tiene la particularidad de arrojar chispas al ser golpeado. Asimismo, en las inmediaciones de la gruta aparecen unos ojitos de agua que manan de las rocas calizas y depositan carbonato. Juntos con los musgos que crecen en el lugar van formando tufas o travertinos. La temperatura del agua es templada y se puede hacer la prueba de tocar el agua fría de la quebrada con una mano y la de los ojitos con la otra para cerciorarse de esa diferencia. Evidentemente se trata de aguas termales que se calientan en profundidad por grado geotérmico y brotan a la superficie por los planos de falla o a lo largo de la unión de los estratos.
Aguas arriba de la quebrada las rocas cambian radicalmente desde estratos de calizas duros a unas areniscas blancas y deleznables, que se convierten en arenas muy puras entre los dedos, en un símil a pan rallado. La meteorización y erosión de esas capas forma cavidades con formas de aleros. También la vegetación va acompañando esos cambios en los tipos de rocas.
En el piso de la quebrada abundan varias especies de helechos. En los árboles y troncos sueltos las epífitas y en las paredes rocosas varias bromeliáceas curiosas (puyas, tillandasias), que traen recuerdos de Jurassic Park.
El paisaje geológico, las aguas cristalinas y la intensa vegetación crean un marco especial como atractivo turístico y patrimonio natural. Hay que mencionar que el sitio es una propiedad privada y requiere el pago de una módica suma para su ingreso. Ello se ve recompensado en las abundantes prestaciones de mesas de camping, parrillas, cuidadores, baños y todo se mantiene limpio y ordenado. Hay venta de comidas, especialmente empanadas, tamales y pan casero. La casa principal está rodeada de lavandas.
Si remontamos hasta el fondo de la quebrada, las rocas que allí afloran son las areniscas rojas de Pirgua. Uno de los atractivos geológicos principales de la quebrada son los grandes bloques rocosos sueltos de esas areniscas rojas. Los hay de todos los tamaños y formas. A poco de entrar a la quebrada se encuentra una isla de esos bloques que ha sido señalizada y bautizada como "La oscuridad". Se aprovechó para hacer allí uno de los primeros paradores de acampe. Los bloques siguen apareciendo a lo largo de la quebrada y alcanzan varios metros de diámetro y decenas de toneladas de peso.
El más grande de todos es el bloque de "La cascada", una enorme roca que está atascada en el medio de la quebrada y donde el agua fue formando distintas canaletas a lo largo de siglos. La dimensión de ese bloque alcanza el tamaño de una habitación y tiene un peso superior a las 200 toneladas. Bloques menores, con 10, 20 y 50 toneladas son muy comunes y están distribuidos a lo largo de la quebrada, e inclusive en sus flancos. Los bloques son mayormente de areniscas rojas y en menor medida de calizas grises y amarillas. Algunos han quedado rodeados por árboles que crecieron en sus alrededores. Otros están cubiertos de musgo.
Lo interesante es el origen del fenómeno relacionado con una antigua avalancha catastrófica que arrastró a esos grandes bloques a varios kilómetros de su fuente de origen. Hoy ni en sus peores crecidas puede el arroyo transportar esos gigantescos bloques. Obviamente ello está relacionado con una situación paleoclimática diferente. Los bloques quedaron allí como mudos testigos de un evento catastrófico generado algunos miles de años atrás.
La quebrada de Tilián es dueña así de un rico patrimonio natural integrado por sus formaciones geológicas, el entallado de las aguas cristalinas en las rocas, los grandes bloques rocosos sueltos, fósiles varios, aguas termales de baja temperatura, abundante vegetación y un paraíso de las aves. Como diría el filósofo chino Lin Yutang: "La mitad de la belleza depende del paisaje y la otra mitad del ser humano que la mira". Un lugar que merece visitarse y apreciarse con los propios ojos.
Fuente: El Tribuno / Ricardo Alonso

