El litio, en Argentina, le gana al cobre

Han estallado las redes sociales de la minería argentina con la interesante opinión de Mario Capello, exlegislador, funcionario radical y gerente de YCRT, acerca de la supremacía estratégica del cobre por sobre el litio.
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Al referente sanjuanino hay que seguirlo, no solo por su bagaje profesional y público sino también porque existe cierta posibilidad de que la oposición gobierne la Argentina en 2024-2027. En su provincia cuyana, donde no termina de arrancar el proyecto cuprífero Josemaría, se ha celebrado su artículo por las ecuaciones y reflexiones acerca de que haría falta un rosario de minas de litio para empardar a una de cobre.

Capello también acierta en esclarecer los límites y alcances de los conceptos tales como "soberanía energética" e "integración vertical" en la industria minera del litio en esta parta de Sudamérica, donde hay actualmente encendidos debates sobre precios de referencias y baterías de litio.

Planea también sobre el "oro blanco", como se le conoce extramuros de los ámbitos mineros, la informalidad de precios: a falta de mercados de subastas como otros metales, el litio viene teniendo un espectacular rally de precios por las compras spot. Y también cada tanto algún trastorno con los reguladores por precios en los contratos pactados.

En lo que le lleva una absoluta ventaja el litio hoy al cobre -y también al complejo oro-plata- es en el despliegue de inversiones recientes y de pronósticos. El lector no necesita mucho refresh porque en el último año la prensa y las redes han estado inundadas de anuncios. Los de traspasos de activos, la mayor parte de los salares vienen terminando bajo control de compañías chinas y otras asiáticas, no suelen traducirse en derrames puros y duros pero sí han servido para fondear las inversiones necesarias para construir complejos de explotación de carbonatos e hidróxidos de litio. Aguas abajo, las licitaciones y contrataciones para desarrollar estos proyectos han sido un aventón impresionante en el NOA.

El litio es hoy por hoy el "cash Flow" más importante del desarrollo minero argentino. Mientras el cobre se debate entre factibilidades, permisos, EIAs y otros aprontes, hay centenares de contratistas y miles de trabajadores que han modificado el mapa laboral y empresarial de Catamarca, Salta y Jujuy. En los próximos meses verán la luz las producciones comerciales de Exar y Eramine, en tanto que la expansión de Livent y los desarrollos de Zijin y Posco avanzan. Atrás le siguen otras realizaciones, fusiones y adquisiciones que en el mediano plazo triplicarán las exportaciones argentinas. Todos con demoras y vicisitudes porque la crisis de divisas de la Argentina, que no tiene que ver con el dinamismo de su economía sino con el indomable déficit fiscal traducido en inflación, ha instalado un cepo de restricciones a las importaciones que ahora se llama SIRA.

En Argentina la manta es corta y la lengua suele ser larga. Hay anuncios de todo tipo pero el mercado exterior minero no evoluciona con la rapidez que se pronostica. Por la teoría de la relatividad, sostiene cierto protagonismo aunque las estadísticas oficiales y privadas no mencionan el dato de oro, que es la todavía escasa participación de la minería en el PBI nacional.

Así las cosas, toda novedad tiene que ser rutilante. Un ejemplo: Emilio Guiñazú, el líder operativo de la puesta en venta de Potasio Río Colorado, desnudaba un dato que muchos desconocen: si las tensiones y barullos argentinos no hubiesen abortado el estreno del megayacimiento de fertilizantes en el Sur de Mendoza, se hubieran duplicado entonces las exportaciones de US$4.000 millones al año de la minería del país. Ese es el listón que Argentina durante un tiempo largo no ha podido superar, porque el oro-plata de Veladero y Cerro Negro, los máximos yacimientos del ranking, tuvieron que cubrir el vacío que dejó el cobre-oro-molibdeno de la Alumbrera.

Tiene razón Capello cuando sostiene que si hay un Norte en la minería argentina de gran magnitud, ese está relacionado con el cobre. Para ello deberán atravesarse varios capítulos de la historia global y local. Taca Taca, MARA, Josemaría, Pachón, Los Azules, Altar y otros tienen por delante un doble test: el de la falta de competitividad argentina que lleva a que sea buen negocio explorar y un pésimo o dificultoso balance de abrir una mina o de expandirla para prolongar su vida, tal como ocurre actualmente.

Por otro lado, en el mundo pasan cosas de incierto final que pueden llegar a dar novedades nada agradables para los mercados en el futuro no tan mediato. Suponiendo que ángeles y querubines descendieran sobre la faz de la Tierra, imponiendo una tregua sobre esta Tercera Guerra Mundial en cuotas, le queda a la minería argentina, y en este caso particular al cobre y al litio, un panorama complejo por resolver. De eso se habla bastante en estos días en foros referidos a renta minera, transición energética, comunidades, empleo y compre local, desarrollo de proveedores y agua, entre otras cosas.

Fuente: El Tribuno / Daniel Bosques

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