Investigadora de la CNEA logró patentar un procedimiento de biorremediación

Junto a científicas de la UBA, lograron aumentar la capacidad biorremediadora de plantas para captar elementos químicos y tratar suelos y/o aguas contaminadas.
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Una tecnología desarrollada en el país que abre un campo de acción para todas las actividades extractivas del país y a la vez a todo aquello relacionado con la explotación de la tierra.

La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), en conjunto con la UBA, consiguió patentar un procedimiento de biorremediación desarrollado por la doctora Adalgisa Scotti, responsable del Laboratorio Bioambiental perteneciente al ICES (International Centre for Earth Sciences - Gerencia de Desarrollo Tecnológico y Proyectos Especiales - Gerencia de Área Investigación Y Aplicaciones No Nucleares - GAIANN). Esta patente constituye un hito muy importante para la CNEA, que detenta un 70% de la propiedad de la misma.

En concreto, el procedimiento consiste en aumentar significativamente la capacidad que tienen algunas plantas de captar elementos químicos (como metales, metaloides y radioisótopos) y utilizarlas para fijarlos o estabilizar de modo que no pasen a otros horizontes edáficos (capas paralelas a la superficie del terreno) y/o a la cuenca hídrica.

“Este procedimiento también permite que los elementos pasen a la biomasa vegetal (por ejemplo, parte aérea de la planta) para poder extraerlos y de esta manera descontaminar y recuperar elementos de interés en el marco de la economía circular, la cual procura reutilizar residuos con fines económicos”, apunta Scotti, quien optimizó este método junto a las investigadoras Alicia Godeas y Vanesa Silvani del Laboratorio de Microbiología del Suelo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

Recuperar residuos y contaminantes

Debido a que este procedimiento permite fitoestabilizar o fitoextraer elementos químicos contaminantes, Scotti explica que sus beneficios se centran en poder “manipular” a los metales, metaloides, no metales y radioisótopos para dejarlos fijos en el suelo o hacerlos entrar a la planta para extraerlos y así recuperarlos con algún interés comercial, como puede ser la recuperación de elementos críticos o CRM (critical raw materials, por su denominación en inglés).

Actualmente las investigadoras están elaborando una estrategia para recuperar el wolframio metálico por hidrometalurgia desde residuos mineros en la mina Los Cóndores, San Luis, y en una mina de tungsteno, en Marruecos, junto a investigadores italianos.

Otra posible aplicación es, por ejemplo, la remediación del humedal natural en el Complejo Tecnológico Pilcaniyeu, donde el objetivo es pasar a biomasa extraíble radioisótopos y metales sin necesidad de recuperación de los mismos.

Por otra parte, Scotti explica que para evitar que los metales pasen a plantas utilizadas para alimentación, se emplea el procedimiento dirigido hacia la fitoestabilización de los elementos químicos. “Es el caso de un proyecto que estamos llevando a cabo con Ecuador, Venezuela, España y Argentina para que el cadmio que se encuentra en el suelo en las plantaciones de cacao debido a erupciones volcánicas no llegue al grano, lo que impediría su comercialización en mercados internacionales, como la Unión Europea”, amplía la investigadora de la CNEA.

Posibles aplicaciones

El ámbito de aplicación de este procedimiento es variado y podría utilizarse para biorremediar suelos contaminados con cinc (Zn), manganeso (Mn), estroncio (Sr) y uranio (U), como también para radio (Ra), cadmio (Cd), cromo (Cr), selenio (Se), cesio (Cs), cobalto (Co), vanadio (V), molibdeno (Mo), cobre (Cu), arsénico (As), aluminio (Al), berilio (Be), bario (Ba), hierro (Fe), magnesio (mg), mercurio (Hg), plomo (Pb) y níquel (Ni).

La eficiencia de este método varía según el elemento químico a tratar, el entorno en el que se encuentra y su concentración. Por ejemplo, en el caso del cobre en suelo, en tres meses de tratamiento se logra una reducción del 50%. En otra experimentación, se lograron fijaciones de níquel en cantidades que superan tres veces el valor admitido por la Ley 24051 de residuos peligrosos.

Scotti asegura que la eficiencia del procedimiento de biorremediación en agua es mayor que en suelo debido a la mayor biodisponibilidad de los elementos. Y resume: “La clave de la eficiencia del método es que los elementos están biodisponibles, es decir, que estén solubles y que puedan interactuar con los mecanismos bioquímicos de membrana del micelio micorrícico intra y extra radical y con el tejido radicular vegetal”.

Próximos pasos

Actualmente, el desarrollo patentado está listo para aplicarse en un medio simulado con escalamiento modular aplicable en el territorio. Para ello, las investigadoras han hecho una propuesta para aplicar el procedimiento con el objetivo de extraer níquel y uranio de algunos sectores del suelo en el humedal del Complejo Tecnológico Pilcaniyeu.

Por otro lado, el procedimiento se está desarrollando en diversos proyectos con la participación de varios países para su aplicación en suelos y aguas contaminados por factores antrópicos y naturales. Algunos ejemplos son la mina de Tata Steel Odisha (India), la mina Sardegna (Italia), la mina Los Cóndores (San Luis, Argentina), la mina Paramillos (Uspallata, Argentina), y las plantaciones de cacao de Manabí (Ecuador).

Fuente: Prensa GeoMinera

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