La precariedad de la ruta nacional 51: peor no se puede

La última destrucción de la única vía que lleva a todos los proyectos mineros de Salta puso en evidencia la postergación histórica de obras para este camino.
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La ruta nacional 51, principal vía para el desarrollo económico y social de la Puna salteña, vuelve a estar en el centro de la atención tras los recientes cortes y daños severos causados por las inundaciones y crecida del río Toro. A pesar de los esfuerzos temporales para habilitar su tránsito de manera parcial, la necesidad de un arreglo definitivo y serio se vuelve cada vez más urgente, no sólo para garantizar la seguridad de los usuarios, sino también para sostener el crecimiento de la minería y las comunidades locales.

El camino sufrió graves daños debido a las intensas lluvias y el arrastre de material aluvional. Los kilómetros 41, 58 y 60 quedaron seriamente comprometidos, con socavones profundos y cortes que hicieron imposible el tránsito. Aunque Vialidad Nacional logró habilitar temporalmente el paso de vehículos livianos, la situación sigue siendo precaria y dependiente de las condiciones climáticas.

Este episodio no es aislado. La ruta 51 lleva años en un estado de deterioro progresivo. La minería en la Puna salteña depende de este camino para el transporte de insumos y productos. Sin embargo, el precario estado de la vía ha convertido a esta ruta en un cuello de botella para el desarrollo del sector. Ya en 2018, el Consejo Federal de Minería (Cofemin) identificó la pavimentación de la ruta como una obra prioritaria, pero siete años después, el proyecto sigue sin concretarse.

El precario estado de la ruta se contrapone al potencial minero de la región, que requiere infraestructura adecuada para sostener el crecimiento de proyectos estratégicos. La falta de avances en la pavimentación y el mantenimiento no solo limita el desarrollo económico, sino que también pone en riesgo la seguridad de quienes transitan por ella.

Insuficiente

A pesar de los reiterados reclamos de la Provincia, el Gobierno nacional ha optado por medidas paliativas en lugar de abordar el problema de fondo. Tras los últimos cortes, Vialidad Nacional implementó un operativo de emergencia para rellenar socavones y construir defensas temporales, pero estas acciones no resuelven la situación a largo plazo.

La postura de la actual administración central ha sido desligarse de las obras de infraestructura, argumentando que el mejoramiento de las vías debe ser impulsado por la iniciativa privada y las empresas mineras. Sin embargo, entre ese deseo y la realidad hay un largo trecho

Pendientes

La lista de obras pendientes para la Ruta Nacional 51 y otras vías clave de la Puna es extensa. Además de la pavimentación de la Ruta 51, se requieren mejoras en las rutas provinciales 17 y 129. Hasta ahora, la única obra que ha avanzado es la pavimentación de la ruta provincial 27, financiada por la empresa estatal Remsa. El resto de los proyectos sigue en espera, mientras las comunidades locales y el sector minero enfrentan diariamente los riesgos y dificultades de transitar por una ruta en estado crítico.

Fuente: El Tribuno

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