Singularidad de la minería puneña

Salta 05/04/2023 Por Minería Sustentable
Una región donde la actividad minera ya lleva 500 años y tiene futuro para otros 500. Una actividad pujante y moderna, con estrictas medidas de seguridad y cuidado del medio ambiente.
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La minería es una actividad económica industrial que se caracteriza por su singularidad, esencialidad y complejidad. Por esa razón cuenta con un Código de Minería, que es un código de fondo como lo es el penal, civil o comercial. Otras actividades incluso más sustanciales para el país como la agricultura, la ganadería o las energías no cuentan con ese instrumento.

Las minas trabajan los 365 días del año, las 24 horas del día y no están sujetas al clima, ni a ciclos vitales como las cosechas o el ganado. Los minerales están donde se los encuentra, esto es donde la naturaleza los engendró y donde la inteligencia del hombre los descubrió. Limitados espacialmente de acuerdo al mineral de que se trate en unos pocos kilómetros cuadrados. Allí deben concentrarse los estudios durante décadas hasta alumbrar una mina. Para ello hay que realizar cientos de perforaciones a fines de evaluar el contenido de metales y lograr su factibilidad económica.

La Puna

Los principales depósitos de minerales en el norte argentino se encuentran en la región de la Puna. Esta región geográfica se encuentra a unos 4 km de altura sobre el nivel del mar, enmarcada por dos cordilleras de naturaleza diferentes: volcánica la de occidente y tectónica la de oriente.

Es una región árida con condiciones climáticas muy especiales en cuanto a la amplitud térmica, temperaturas diurnas y nocturnas extremas, velocidad de los vientos, hipoxia, hipobaria, insolación, radiación ultravioleta, precipitaciones nivales, entre otros factores. De allí que las personas y también los motores se resientan en esas condiciones. Una vez descubierta la mina y puesta en explotación se convierte en una pequeña ciudad. Dado que la región es un desierto de altura donde no existen recursos de casi ninguna naturaleza a excepción de los minerales, todo debe ser llevado hasta el lugar.

Primero deben hacerse los grandes campamentos para albergar 50, 500 o 2.000 trabajadores dependiendo del tamaño de la mina. Existen pueblos enteros alrededor de una mina como es el caso de Aguilar en Jujuy, un yacimiento de plomo, plata y zinc; la ciudad de Calama en Chile que creció al lado de la mina de cobre a cielo abierto más grande del mundo: Chuquicamata; o el emblemático Cerro Rico de Potosí y la ciudad que lo contiene.

Longevidad de las minas

La longevidad de las minas varía muchísimo. Almadén, en España, el yacimiento de mercurio más grande del mundo, se explotó desde la época de los romanos y por dos mil años. Chuquicamata registró extracciones de cobre nativo superficial y turquesas desde hace al menos mil años y alcanzó su máximo desarrollo en el siglo XX. Todavía se explotan sus raíces en forma subterránea.

Aguilar fue descubierta en el siglo XVIII y comenzó a explotarse en 1928 y continúa. El Cerro Rico de Potosí se descubrió en 1545 y está en plena explotación. Sigue siendo la montaña de plata más rica del mundo y por su forma icónica ha sido declarado patrimonio de la humanidad y no puede explotarse salvo en forma subterránea o aprovechando sus viejos desmontes. Miles de mineros viven aún de la explotación de la plata.

La mina de azufre de La Casualidad se explotó desde 1940 a 1980 y desarrolló toda una ciudad en el lugar. Además de dar vida al ramal C14 y a las estaciones ferroviarias. Fue cerrada por una mala decisión política.

La mina Tincalayu, un importante yacimiento de bórax, se descubrió en la década de 1920, comenzó a explotarse en la década de 1950 y todavía continúa. En su mejor momento llegó a tener más de 500 personas trabajando y dio vida al ferrocarril C14 y al pueblo de Campo Quijano.

Generalmente se calcula la vida útil de una mina en función de complejos parámetros de reservas de mineral y precios presentes. Los cambios de ambos pueden alterar esa vida útil, acortándola o alargándola. A mayor precio de los metales, se requieren contenidos o leyes más bajas para cumplir con los objetivos programados. Tal como indica la Ley de Nolan, el recurso de los metales aumenta geométricamente a medida que baja su contenido de aprovechamiento. Los incas explotaron las costras de metales nativos como la plata (colque) o el cobre (anta). También el oro (cori) de los aluviones. Estamos hablando de metales puros en estado nativo o elemental. Los españoles explotaron las vetas de esos metales. Hoy se explotan los minerales diseminados en grandes cuerpos como los pórfidos en minas a cielo abierto.

El litio

Pensemos en el litio, que hoy se explota de salmueras de salares o de rocas pegmatíticas con silicatos o fosfatos de litio (espodumeno, lepidolita, ambligonita). Las salmueras tienen unas 600 partes por millón (ppm), mientras que las rocas alcanzan las 60.000 ppm.

El agua de mar también tiene litio en cantidades menores, pero por su volumen contiene decenas de millones de toneladas. Y lo mismo pasa con las rocas de la corteza terrestre. O las arcillas de litio como las hectoritas. Lo que queremos decir es que el litio no se va a acabar nunca mientras siga bajando la ley de aprovechamiento. Hace unos años salares con menos de 600 ppm no eran económicos. Con la suba del precio, salares con más de 200 ppm se volvieron atractivos y el contenido sigue a la baja. Todo ello acompañado también por nuevas tecnologías de extracción sustentable como es el caso de las membranas de intercambio iónico.

La Puna Argentina cuenta con una minería tradicional de minerales no metalíferos y rocas de aplicación. Los rubros históricos de explotación minera, en tiempos prehispánicos, fueron el vidrio volcánico sin hidratar (obsidiana) para puntas de proyectiles y los ocres, la sal de los salares, tanto en panes como de piletas de cosecha, la sal de roca fósil de algunos cerros de sal gema, el ónix en decenas de exquisitas variedades y colores, el vidrio volcánico hidratado (perlita), sales de sodio como sulfatos (plumita) y carbonatos y bicarbonatos (coipa), azufre, piedra pómez, entre otros. El rubro metalífero estuvo restringido a vetas polimetálicas con plata, plomo, zinc, cobre, antimonio, oro, bismuto como los distritos de Acay, Cobres, La Poma y Concordia en Salta o Pan de Azúcar y Pirquitas en Jujuy. Vetas auríferas y sus aluviones asociados con placeres de oro se explotaron en el oeste de la Puna de Jujuy desde Catua hasta Eureka cerca de la frontera con Bolivia, destacándose Olaroz, Pairique, Rosario de Susques, Ajedrez, Santo Domingo, Rinconada, entre otros.

Las viejas minas salteñas de Incahuasi (oro) y Antofalla (plata), hoy en Catamarca, fueron explotadas originalmente por los jesuitas. Y antes por los incas u otros pueblos prehispánicos. En muchas de ellas se encontraron molinos y trapiches rústicos (maray), hornos de fundición (huayras), fundentes, restos de azogue o mercurio para la amalgamación, entre otras evidencias de ese aprovechamiento minero.

El arqueólogo sueco Eric Boman describió con lujo de detalles los trabajos que se realizaban en la mina de Cobres. Un reciente trabajo en el "Journal of South American Earth Sciences" de académicos de la UNSa e italianos, firmado por Mercedes Ortega Pérez, Vanina López de Azarevich y Anna Gioncada, analizó la estratigrafía y tectónica de ese depósito de sulfuros volcánicos masivos (VMS).

La nueva minería de la Puna se desarrolla en forma pujante y moderna tanto en la explotación de un yacimiento de oro que ya cambió la matriz de las exportaciones de Salta (Lindero), en Jujuy con la mina de plata Chinchillas y sigue la exploración en el pórfido de cobre, oro y molibdeno de Taca Taca y también en Abra Plata en Diablillos que se pueden concretar como nuevas minas para Salta.

A ello hay que sumarles proyectos avanzados de exploración de litio, algunos con plantas pilotos, en los salares de Hombre Muerto, Diablillos, Ratones, Centenario, Pozuelos, Pastos Grandes, Rincón, Pocitos, Tolillar, Arizaro, Llullaillaco, Río Grande, Antofalla, Cauchari, Salinas Grandes, Guayatayoc, entre otros. También minas en producción en el sur del salar de Hombre Muerto y Olaroz. Todos ellos se realizan bajo estrictas medidas de seguridad, higiene y cuidado del medio ambiente como ordenan las leyes nacionales y provinciales.

Hay un avance notable en la infraestructura carretera, ferroviaria y energética, tanto con el Gasoducto Minero de la Puna que requiere de ampliación y en los parques fotovoltaicos de Olacapato. En La Puna se hace minería desde hace 500 años. De acuerdo a la "Ley de Nolan", la Puna tiene minería para 500 años más.

Fuente: El Tribuno / Ricardo Alonso

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