La Argentina tiene 20 años para “aprovechar” el boom del Litio

El plazo hasta el inicio de operaciones es de unos 9 años y en dos décadas habrá mucho reciclaje, advirtió el CEO de una de las compañías que extrae y refina el mineral en la Argentina.
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En 2022 el litio aportó a la Argentina USD 696 millones, 18% del total de las exportaciones mineras del país, que alcanzaron el récord de USD 3.857 millones, destacó en la semana la secretaria de Minería de la Nación, Fernanda Ávila, ante la Comisión de Minería de Diputados.

Ambas cifras deben mucho a los precios récord del carbonato de litio que elaboran las dos operaciones litíferas activas, en Jujuy y Catamarca, cuyas exportaciones aumentaron 234% respecto de 2021.

La Argentina es actualmente cuarto productor mundial del mineral, detrás de Australia, Chile y China, y según un reciente estudio de Patricia Vásquez, “Global Fellow” del Wilson Center, un “tanque de ideas” de Washington, EEUU, está en condiciones de dar un gran salto.

Vásquez comparó los modelos y el potencial litífero de Argentina y Chile. Del lado argentino: desorden macroeconómico, moneda inestable, controles cambiarios y de capital, crisis recurrentes, pero boom del litio y numerosos proyectos privados.

Del chileno, economía ordenada y amigable a los mercados, pero en la que el litio es un negocio básicamente manejado por el Estado y en el que operan solo 2 firmas privadas sometidas a cuotas estrictas y obligadas a vender hasta 25% de su producción a precios preferenciales a compradores locales.

Chile, dice el trabajo, maneja el litio con una ley de 1970, de la dictadura de Augusto Pinochet; la Argentina, con una de 1993, aprobada durante el gobierno de Carlos Menem. ,Además, las provincias, gracias a Constitución de 1994, son las dueñas del recurso.

De resultas, si bien Chile es hoy el segundo productor mundial de litio (y el primero a partir de salmueras), lo hace de una sola fuente, el Salar de Atacama, principal reserva litífera del mundo, en el que operan dos compañías, SQM (por Sociedad Química Minera Chilena, o Soquimich, nacida estatal en 1967, privatizada, con participación estatal, desde 1983) y Albemarle (EEUU), la principal litífera mundial. SQM, además, ha sido señalada por pagos impropios a políticos y funcionarios chilenos, entre ellos a Marco Enríquez-Ominami, el amigo del presidente argentino Alberto Fernández, que a raíz de un reciente pronunciamiento al respecto tuvo un cruce con el gobierno de Gabriel Boric.

El “modelo chileno” del litio desalentó nuevas inversiones, incluso en el Salar de Maricunga, segundo reservorio trasandino, y dejó a la estatal Codelco como única desarrolladora posible. Mientras, del lado argentino, hay 2 operaciones privadas activas, 6 en construcción y 36 en distintas etapas de evaluación, 15 de ellas en “etapa avanzada”, según un prospecto oficial.

Por eso, dice Vásquez, de aquí a 6 años la Argentina puede ser el segundo productor mundial.

Aceleración de los tiempos

Pero la “ventana de oportunidad” del litio no es infinita.

Según Martín Pérez de Solay, CEO y director general de Allkem, compañía de origen australiano que encabeza el Joint Venture que opera el Salar de Olaroz, en Jujuy, asociada a la japonesa Toyota Stsusho y a la provincial Jemse (Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado), entre exploración, evaluación, construcción e inicio de la extracción de litio median en promedio 9 años, y de aquí a 20 años la relativa escasez del mineral, por la explosión de demanda mundial derivada de la electromovilidad a partir de baterías en el marco de la transición energética, tenderá a atenuarse, pues pesará cada vez más el reciclado.

Esos tiempos pueden incluso acortarse. Un informe de The Economist calcula que así como la pandemia adelantó 5 años el e-commerce y el trabajo remoto, la guerra en Ucrania adelantará entre 5 y 10 años la transición energética y el uso de energías renovables, acelerando los tiempos.

Fuente: Minería & Desarrollo con información de Infobae

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