El litio y los próximos desafíos

El litio se ubica en el corazón de la transición energética global que debe encararse frente al paulatino agotamiento físico de los combustibles fósiles y a las peligrosas consecuencias ambientales que acarrea su extracción y uso.
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El fatídico período signado por la pandemia, ha sido también el de la visibilidad global acerca de la consolidación de la tecnología del litio, particularmente en lo que respecta a las baterías utilizadas en la automovilidad.

Signo de ello es que la Unión Europea lanzó un plan continental para adecuar su vasta industria automotriz a la nueva movilidad eléctrica o que la empresa de automovilidad eléctrica Tesla aumentó en un 700% su cotización bursátil, convirtiendo a su dueño, Elon Musk, en el segundo individuo más rico del mundo.

Esta tendencia de electrificar la movilidad y las matrices energéticas no hace más que incrementar la presión sobre las reservas de litio, que sirven como insumo para la producción de baterías.

Y, se sabe, la mayor reserva de este recurso se ubica en el sistema de salares andinos de la región sudamericana denominada “Triángulo del Litio”, de la cual Catamarca y las provincias del NOA forman parte. En este contexto las expectativas de mercado ubican a la Argentina en el centro de la discusión.

Franco crecimiento

Ya existen empresas en operación, proyectos avanzados y decenas de proyectos en fase temprana, desde la exploración a la extracción final, tanto bajo contrato de concesión a capitales extranjeros, como con participación de empresas del Estado.

En términos económicos, la Ley de Inversiones Mineras otorga un abanico de beneficios fiscales, incluyendo deducciones, exenciones y subsidios.

Esto incluye la estabilidad fiscal por 30 años a partir de la presentación del estudio de factibilidad minero. Además de las rebajas impositivas, la ley fija un tope de 3% a las regalías mineras, que constituyen la principal fuente de recaudación directa de las provincias.

La captación de la renta minera se encuentra sin embargo por debajo de su potencial, más aún, en comparación con aquella que rige en Chile.

La estrategia de los grupos empresariales es exportar de una filial a otra (dentro del mismo grupo), y se venden lo más barato posible, con menor grado de procesamiento y, por ende, tributando menos en nuestro país.

Luego, completan este procesamiento en otra filial, por ejemplo en Japón o Estados Unidos.

Si bien el Estado Nacional cuenta con capacidad tecnológica para verificar la cantidad y calidad del producto que se exporta -INTI, por caso, cuenta con la capacidad tecnológica para brindar servicios de metrología legal sobre este tipo de productos-, en la actualidad, ambas condiciones son informadas sólo por las declaraciones juradas (DDJJ) de las propias empresas, y no existe un marco regulatorio que disponga que el Estado Nacional pueda intervenir en esta tarea, tampoco se encuentra contemplada en algunas concesiones mineras vigentes.

En relación con el desarrollo de la cadena de valor local, la explotación de litio ha mostrado limitada capacidad de expansión de sus diversos eslabonamientos, pero ese panorama está cambiando.

Bajo la legislación vigente, las empresas no tienen ninguna obligación de agregar valor a su producción a nivel local. Pero ahora se comenzarán a fabricar baterías de litio en el país, y también en Catamarca, merced al acuerdo entre la empresa provincial Camyen e YPF.

En definitiva, la mayoría de las explotaciones están en manos de empresas multinacionales, pero Argentina avanza para tomar una parte cada vez más grande del negocio; con todo lo que ello implica en generación de empleo, recursos y tecnología.

Proceso complejo

No es un proceso fácil ni rápido, pero se ha progresado a un ritmo muy superior al esperado cuando la fiebre del litio estalló a nivel mundial.

El área de ciencia nacional hace más de una década que viene financiando con recursos propios la investigación en litio, y el problema surgía porque el sistema científico tenía escasas o nulas vinculaciones con las actividades extractivas y de procesamiento de litio. Sin embargo, a través de convenios y experiencias pilotos, también esa brecha comienza a salvarse.

Por ello es un paso histórico que se haya comenzado a trabajar en un plan para dominar la tecnología de construcción de baterías que vincule al litio “argentino” con la aplicación de más volumen y proyección de mercado que tiene este recurso, de modo que el área de extracción y su potencial renta ya no quede -como años atrás- desconectada del área científico-tecnológica.

Será clave seguir creciendo hasta contar con un plan estratégico nacional, integral e inclusivo para crecer tecnológicamente en el nuevo paradigma energético.

Los expertos subrayan la necesidad de establecer una política organizada e integral, que articule a las diferentes escalas de gobierno y actores políticos, así como también a las distintas carteras e instituciones públicas ya abocadas al litio como CONICET, CIN, INTI, CNEA, INVAP, YTEC, IEASA, Fabricaciones Militares, Astilleros Río Santiago para, de este modo, cimentar una política estratégica nacional de largo alcance.

Estas instituciones intentan crecer en la tecnología del litio pero en algunos casos lo hacen de una manera atomizada, desarticulada, hasta competitiva entre sí, a falta de una coordinación integral y una vinculación seria con el área extractiva.

Dado este cuadro general, la extensión de la explotación de litio propiciada reportará cada vez mayores beneficios económicos, impulsará el crecimiento en las cadenas de valor y generará grandes beneficios sociales en la región; por no mencionar el impacto del ingreso de divisas en la economía nacional.

Es a su vez un proceso clave para la transición energética hacia el nuevo paradigma energético que comprende, pero también excede al litio (energías renovables, electromovilidad, redes inteligentes).

Es para Catamarca una oportunidad única. Y para el país también.

Fuente: El Esquiú

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