Legado minero del NOA a través de Abel Peirano

Los relatos sobre la vida de muchos pioneros a lo largo de la historia fundacional de nuestras instituciones está cargada de notas míticas y descubrimientos fortuitos que dieron lugar al crecimiento de nuestra nación a través de la minería.
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En estas merecidas líneas referiremos brevemente parte de la vida de quien fuera el descubridor del distrito minero de Aguas de Dionisio y también director del Instituto de Geología y Minería de la provincia de Jujuy, dependiente en sus orígenes de la Universidad de Tucumán.

Abel Peirano nació en 1896 en Buenos Aires. A temprana edad se radicó en Tucumán junto a sus padres. Fue durante su enseñanza media, cursada en el Colegio Nacional de esa provincia, donde se sintió atraído por las ciencias naturales de la mano de quien fuera por aquel entonces su profesor de botánica, el sabio Miguel Lillo. Tras obtener el título de farmacéutico con mención honorífica en la Universidad de Buenos Aires, retornó a Tucumán para dedicarse a lo que era común en esa época, los preparados magistrales. Tiempo después se trasladó a la ciudad catamarqueña de Santa María, una excelente proveedora de sustancias minerales necesarios para la elaboración de medicinas. Montó allí una farmacia, donde dio origen también a sus primeros estudios geológicos a través de un laboratorio de mineralogía.

Hacia 1930 emprende su retorno a Tucumán a pedido del sabio Lillo para quedar definitivamente a cargo como director del Instituto de Mineralogía de la Universidad en 1936. Es en este periodo donde toman relevancia los estudios sobre el vulcanismo terciario y la mineralización metalífera asociadas a este en la zona del distrito minero de Aguas de Dionisio y Farallón Negro, para luego ceder todos los derechos sobre los registros mineros a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), quien incentivo la investigación del distrito.

Para 1946, de la mano de quien fuera rector de la UNT, el biólogo Horacio Descole, Peirano es designado como director del Instituto de Geología y Minería de Jujuy, recientemente creado y al cual se le asignó un importante presupuesto, lo que llevaría a los estudios del NOA a alcanzar una magnitud tan grande que aun hoy se ven reflejados en los distintos yacimientos activos y no. Por su mérito y trayectoria destacada, tanto en la rama de la investigación como en la docencia, la UNT le otorgó el título de Doctor Honoris Causa.

Las contribuciones de este notable personaje continuaron por años no solo con sus aportes a la geología regional que nos llevan de manera directa entre otros, al yacimiento cupro-aurífero de Bajo la Alumbrera, sino también a los distintos aportes a la carrera de Geología en la UNT donde ejerció en varias asignaturas, como así también la creación de la Dirección Provincial de Minas de Tucumán.

El Dr Peirano tenía además particularidades que lo caracterizaban, era apasionado naturalista, vegetariano y muy respetuoso de la vida en su más amplio concepto. Sus pensamientos lo relacionaban con el esoterismo y la teosofía. Abel Peirano falleció en San Miguel de Tucumán el 10 de julio de 1969.

(Tomado de: Abel Peirano y la Geología del Noroeste Argentino, de Florencio G. Aceñolaza).

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