“El ecosistema minero sanjuanino no será suficiente para todo lo que viene, hay que expandirlo”



Por Diego Castillo
El flamante embajador canadiense en Argentina, Stewart Wheeler, eligió San Juan como el primer destino afuera de Buenos Aires para encarar una misión oficial, la misma semana que se realizó en Capital Federal la Arminera, la feria de minería más importante del país. Con el próximo boom del cobre que ya comienza a asomar, y que tiene a la provincia como un actor clave en la provisión de minerales críticos a la industria del mundo, el jefe diplomático se reunió primero con el gobernador Marcelo Orrego y parte de su gabinete, para afianzar vínculos comerciales y de colaboración entre San Juan y Canadá. Horas después, mantuvo una entrevista exclusiva con DIARIO DE CUYO en un hotel del microcentro, donde dio su mirada sobre el potencial local en la minería que se viene.
Trayectoria. Wheeler lleva más de treinta años trabajando en tareas diplomáticas o de relaciones exteriores. Fue designado embajador de Canadá en Argentina a fines del año pasado y terminó de presentar sus credenciales en abril de este año.
-¿Qué vínculo histórico une a Canadá con la minería, y cómo se relaciona con San Juan?
-Canadá es un país con una larga trayectoria minera. Hemos vivido sus altos y bajos, y conocemos de primera mano cómo la minería puede ser un motor de desarrollo. En ese sentido, dentro del contexto argentino, San Juan es un modelo. Es la provincia que más claramente ha adoptado esa visión de que la minería puede impulsar el crecimiento. Además, aquí se concentran algunos de los proyectos de cobre más grandes del mundo.
-¿Qué nivel de inversión minera manejan actualmente en Argentina y particularmente en San Juan?
-En Argentina hay actualmente unos 6 ó 7 mil millones de dólares invertidos en minería. Pero sólo en San Juan, Salta y Jujuy, principalmente en cobre, litio y oro (y sobre todo en cobre), tenemos proyectado invertir otros 14 mil millones de dólares en los próximos años.
-¿Por qué decidió visitar San Juan en este momento?
-La visita fue estratégica. Vinieron más de una docena de proveedores del ecosistema minero canadiense. No son mineras directamente, pero sí empresas que trabajan alrededor de los grandes proyectos. Quisieron ver el lugar, conocer el terreno, hablar con empresas locales. Estuvimos en Los Azules y Veladero, hicimos contactos. Desde la embajada, a través del Trade Commissioner Service, siempre estamos ayudando a generar conexiones. Nuestro enfoque es facilitar alianzas, no sólo negocios.
-¿Qué valor tiene eso para el desarrollo local?
-Es clave. Los megaproyectos van a requerir cientos de proveedores. Y eso implica empleo, crecimiento, capacitación técnica. El ecosistema minero sanjuanino ya existe, gracias a experiencias como Veladero, pero no será suficiente para todo lo que viene. Hay que expandirlo, y hacerlo desde acá. Por eso estamos promoviendo la formación de talento local, con apoyo canadiense.
Previsión. Según el embajador, las inversiones mineras de Canadá en Argentina, incluido el cobre sanjuanino, sumarán unos 14 mil millones de dólares en los próximos años.
-¿Ya hay iniciativas concretas en ese sentido?
-Sí. Por ejemplo, el año pasado hicimos un programa con el Bradshaw Research Institute in Mining, de la Universidad de British Columbia. Fue una capacitación técnica para profesionales en mitad de carrera. Se realizó aquí, en San Juan, con el apoyo de Unicorn Future, una empresa sanjuanina-canadiense. Este año van a inaugurar un nuevo centro con 500 metros cuadrados, aulas prácticas, convenios con la Universidad de Calgary y el Northern Alberta Institute of Technology. Queremos traer estándares y currículos técnicos canadienses, pero implementarlos acá.
-¿Qué papel juega la visión del gobierno sanjuanino en todo esto?
-Es fundamental. En San Juan vemos una política de Estado clara con la minería. El gobernador Orrego tiene una visión sólida: cree que la minería puede convivir con la agricultura, con el turismo, con otras industrias. Y eso en Canadá lo vivimos. En provincias como British Columbia tenemos minería, agricultura, vitivinicultura y turismo coexistiendo con respeto a comunidades indígenas y rurales. Ha costado 150 años llegar a eso, pero lo logramos a través del diálogo y la cercanía con la comunidad.
-¿Considera que ese modelo también se aplica en San Juan?
-Sí, está ocurriendo. Con gobiernos abiertos y socios locales comprometidos, se puede replicar. Hoy las empresas canadienses no vienen a imponer, vienen con valores. No les conviene actuar mal porque eso impacta en su reputación, en su cotización. El mundo es distinto. Y en San Juan hay apertura para trabajar en conjunto, no para que uno se lleve todo.
-¿Qué percepción tienen los inversores canadienses del potencial de San Juan?
-Muy positiva. El mercado ya habló. Grandes proyectos como Los Azules ya han iniciado trámites bajo el régimen RIGI. La provincia también lo ha adoptado. Tener un marco normativo más estable y previsible cambia el cálculo de los inversores. En minería, eso es crucial.
-¿Qué rol juega Canadá en la etapa de exploración minera en Argentina?
-Uno enorme. En 2022, las empresas canadienses fueron responsables del 54% de toda la exploración minera en el país. Y justo durante esta visita, el gobernador Orrego nos mencionó que el 54% de la exploración minera en Argentina ocurrió en San Juan. Esa coincidencia no es casual. Hay un fuerte interés.
-Este tipo de alianza, ¿puede trascender a otras áreas más allá de la minería?
-Sí, absolutamente. Las relaciones se construyen desde un punto inicial. Hace 25 años, la Gobernadora General de Canadá vino a Argentina con esa idea: establecer lazos duraderos entre sociedades. Trajo escritores, artistas, líderes indígenas, empresarios. La teoría era que si en 20 años alguien piensa “¿dónde envío a mi hijo a estudiar?” o “¿con quién hago una alianza internacional?”, la respuesta pueda ser: ¿por qué no Canadá?
-¿Y eso puede pasar en los próximos años entre San Juan y Canadá?
-Claro. Si alguien viene a trabajar acá 5 ó 10 años, quizás se queda, forma familia, emprende, estudia, vuelve. Esos vínculos orgánicos son los que luego abren puertas a colaboraciones en educación, tecnología, agricultura o turismo. Todo empieza con confianza, cooperación y objetivos compartidos.
PERFIL: un hombre con mucho mundo, pero al mismo tiempo muy cercano
Stewart Wheeler tiene una carrera diplomática de más de tres décadas, pero lleva menos de tres meses ejerciendo oficialmente el cargo de embajador de Canadá en Argentina. Fue designado en diciembre pasado y presentó sus credenciales a principios de abril. Y si bien su visita a San Juan es la primera misión oficial que encara afuera de Buenos Aires, ya conoce varios sitios de Argentina, como Córdoba, Rosario y Mendoza (donde asistió como parte de comitivas diplomáticas previas, antes de ser embajador), así como la Costa Atlántica y algunos sitios turísticos patagónicos como Puerto Madryn, Las Grutas y la Península de Valdez (lugares que eligió para vacacionar con su esposo).
Ese espíritu de recorrer los lugares donde lleva sus misiones oficiales y de conocer la gente es uno de los rasgos que mejor definen su forma de ejercer su profesión. Por eso Wheeler, en cuya lengua materna aflora con claridad la tonada del inglés canadiense, no sólo pronuncia a la perfección el castellano, sino que además se da el lujo de hablar “los castellanos”, según el lugar en el que esté. En la charla sumamente distendida con DIARIO DE CUYO, explicó que aprendió español tanto en la escuela secundaria como en la universidad, pero luego reforzó ese aprendizaje en España, ya que estudió en la Universidad de Granada. Sin tapujos y despojado de cualquier etiqueta, Wheeler demostró que tiene cancha de sobra: imitó acentos de distintas regiones de España, habló con acentos centroamericanos y hasta ensayó la tonada del portugués de Brasil. También sostuvo parte de la charla en “porteño”, con frases como “sho estaba bajo la shuvia en la cashe”, y, con apenas unas horas en San Juan, lanzó un “espero que el Dani haya logrado buenas fotos”, con la típica construcción del artículo antepuesto al nombre propio del fotógrafo de este diario.
Cálido, amable, humilde y de buena escucha aun siendo un experto conocedor del mundo y sus culturas, Wheeler siempre prefiere estar cerca de la gente. Ya está planeando visitas a Iglesia y Calingasta, departamentos donde jamás ha llegado un embajador de ninguna nación, para conocer sus comunidades e idiosincrasias. Y en su primera noche en San Juan, sorprendió a los comensales de Un Rincón de Napoli, donde apareció rodeado de policías y custodios, se sentó como uno más, invitó a su gente de seguridad a compartir mesa con él y terminaron comiendo pizzas y empanadas sanjuaninas, en ese sitio que le encantó porque estaba “lleno de familias compartiendo”.
Wheeler, que se desempeñó en su carrera con tareas en países como EEUU, Colombia, Inglaterra, Afganistán, México, Islandia e India, atraviesa por estas horas un dilema clave: debe decidir, por consejo de sus nuevos vínculos en Argentina, si se convierte en hincha de River o de Boca. “Pero no se puede ser hincha sin conocer realmente un equipo, su historia, sus títulos, sus ídolos -reflexionó-, así que por ahora voy a esperar”.
Fuente: diariodecuyo.com.ar

