Gonzalo Castañeda Nordmann: "Ética de "manos limpias" en minería"
Ingenieros, geólogos, técnicos, profesionales de las Ciencias Sociales y varios más entran en la bolsa de salteños que prestan servicios o se encuentran en relación de dependencia en alguna empresa minera o alguna contratista, y desempeñan un rol crucial, donde sus decisiones y comportamientos simbolizan la esencia misma de "manos limpias" en la minería.
Es común que las personas presten atención y cuiden sus palabras, su comportamiento y la impresión que dejan en los demás, mientras que hay quienes no consideran relevante este aspecto. Existe una línea delicada entre ser y parecer. Por eso es necesario trabajar hacia una coherencia entre lo que somos y cómo nos presentamos en la vida. Los mineros son conocidos por sus virtudes éticas, cultivan la honestidad, la responsabilidad, el respeto, la sencillez y solidaridad como convicciones fundamentales de vida.
La ética y la integridad son principios fundamentales, particularmente en un sector que proyecta un crecimiento importante con proyectos avanzados programados para 2024. El Gobierno augura y acompaña este proceso empresarial, velando por la responsabilidad social y ambiental, con un fuerte énfasis en el control de la actividad para garantizar el empleo local.
Los profesionales mineros, desde ingenieros hasta geólogos, tienen la tarea de demostrarle al mundo el nivel para el cual fueron preparados, orientando su inspiración y el espíritu, cualquiera sea su nivel y responsabilidad, dirigiéndose hacia un objetivo superior: hacer las cosas más que bien, aspirando a los más altos estándares y virtudes éticas. Esto sin duda nos definirá como sociedad.
No podemos pensar una minería con profesionales que distorsionen datos e informes técnicos, que vendan información de una empresa a otra, que violen la confidencialidad, que ahorren o escatimen en el cuidado del ambiente, o que dejen de hacer o recomendar que se haga aquello para lo que fueron preparados. Ya que esto no solo socavaría la integridad de la empresa, sino que también comprometería gravemente la confianza y la transparencia en la industria minera.
Por ello, hemos de tomar, como faros y guías, aquellos principios éticos y normas morales que interpelan nuestra vulnerabilidad humana, que alcanzan nuestra fibra más sensible, enderezan nuestras acciones y vuelven más sensatas nuestras decisiones.
Los profesionales en la industria minera deben comprometerse con altos estándares profesionales y éticos, muchas veces brindados por los códigos de ética de sus colegios profesionales. La confiabilidad de la información es esencial para el desarrollo sostenible de la minería, y cualquier desviación de principios éticos podría minar los beneficios económicos y sociales que la actividad minera busca aportar a la región.
Existe una película de escándalo minero basada en hechos reales, del reconocido actor Matthew McConaughey ("Gold"), donde un hombre de negocios con mala suerte, se asocia con un geólogo para encontrar oro en Indonesia. Su empresa se convierte en la mina de oro más grande del mundo, pero más tarde se revela que la mina no contiene oro real ya que se habían falsificado las muestras, llevando a la quiebra de la compañía y la pérdida de las inversiones. Ello demuestra claramente el impacto negativo de las conductas antiéticas en la minería, y ha llevado a que se dicten códigos y normas para la elaboración de informes técnicos que reportan resultados de exploración y valor de proyectos mineros en bolsas de valores (JORC, 43/101, PERC, CH 20235, S-K 1300, CRIRSCO, etc).
El mismo sector demanda profesionales de calidad, pero también es responsable de promover buenas prácticas y conductas éticas. El gran desafío lo tienen los grupos de Recursos Humanos de las empresas, jugando un papel clave para el fomento de los valores morales y éticos en sus empleados y compañeros, como así también de utilizar herramientas correctivas ante un hecho contrario a estos principios.
En muchas ocasiones el ámbito laboral nos pone a prueba, la minería no es la excepción. En el curso de ciertas actividades que demandan tomar decisiones críticas donde se pone a prueba nuestra ética y moral, es esencial no permitir que el dilema nuble ni desvíe la elección correcta que debemos realizar. Este es el momento preciso para aferrarnos a una sana crítica y a nuestros principios éticos, actuando con perspectiva hacia nuestro futuro profesional, conservando siempre nuestras "manos limpias".
Fuente: El Tribuno *(Con la colaboración de Manuel Alemandi Garay).