¿Por qué no se extrae el litio de España, que tiene un 5% del total mundial?

La cuota de fabricación europea de celdas de baterías de litio a escala mundial asciende al 3%, mientras que Asia se lleva un 85%
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Las mayores reservas de Europa de este mineral crítico están aquí. China domina el mercado y la fabricación de baterías, claves para la revolución energética. El coste ambiental frena los proyectos y solo Portugal lo extrae en la UE

España dispone de una de las mayores reservas del llamado «oro blanco» de Europa. El litio, crucial para la electrificación desde las baterías del móvil o los acumuladores al desarrollo de la movilidad eléctrica a gran escala, se encuentra a la vista en buena parte de Castilla y León, Galicia y Extremadura. Considerado un mineral estratégico, China controla el mercado al ser el principal importador en bruto y exportador de baterías, proporcionándole el monopolio mundial sobre este mineral.

Pero con el nuevo tablero geoestratégico en el que China estrecha sus lazos con Rusia, tanto Europa como Estados Unidos comienzan a tratar de romper el monopolio asiático. De hecho, según un informe del Instituto Español de Estudios Estratégicos, pese a que el litio es uno de los elementos químicos más abundantes en el planeta, por su reactividad se encuentra en una proporción muy reducida y en áreas del planeta muy definidas, lo que unido a los problemas medioambientales de su compleja extracción y refinado hacen del litio «una de las materias primas críticas a nivel global, y de la Unión Europea (que importa el 87% de sus necesidades) en particular».

Para reducir su dependencia, la UE promueve la investigación de nuevas tecnologías para baterías que no precisen el litio, pero también la explotación del litio presente en el continente. Y es ahí donde España juega un papel clave, ya que la Península Ibérica alberga las mayores reservas de Europa. En concreto, España dispone entre un 3% y un 5% de las reservas mundiales.

Sin embargo, en 2011 cesó la extracción de litio en la Mina Feli, en la partida de Vitigudino, en Salamanca. Allí, a los pies del Duero, es fácil observar en los diques a modo de terrazas el litio y el estaño, y en menor medida tungsteno, cobre, antimonio y bismuto. En 2010, salieron de Mina Feli 8.000 toneladas de mineral de lepidolita con un 0,5% de litio para el sector cerámico de Castellón.

Ahora, la necesidad de romper con la tiranía de las importaciones chinas, donde se procesa el 60% de todo el litio del mundo, y de acabar con la importación del petróleo, con Rusia a la cabeza, el yacimiento más prometedor se encuentra en las proximidades de Cáceres, donde trata de arrancar el mayor proyecto de Europa al margen de la extracción que hay en Portugal, único país de la UE donde hay dos explotaciones abiertas de forma sostenida. Así pues, toda la estrategia de descarbonización de la UE, donde acaba de sortearse la prohibición de vender vehículos de combustión en 2035, depende de las importaciones de baterías de China, que acapara el mercado y podría con ello estrangular la estrategia europea.

Convertido en el nuevo petróleo, el litio comienza a ser crucial como arma comercial y todos los países europeos tratan de garantizarse, bien en Suramérica o en Australia, sus necesidades. Sin embargo, el frenazo a la electrificación ante las tensiones geopolíticas ha hecho que el precio del litio se desplome. Si en 2012, la tonelada costaba4.000 euros, tras una subida meteórica a los 8.000 euros a finales de 2020, antes de que la invasión de Ucrania por Rusia lo pusiera todo patas arriba cotizaba a 74.000 euros y rozó los 82.000 a finales del pasado año. Hoy, cotiza por debajo de 30.000 euros por el parón en la electrificación europea y el fin de las ayudas en China y a pesar de que la aplicación de este elemento crítico para la UE abarca también la industria de la cerámica y el vidrio. Se usa también en la producción de aluminio y lubricantes, la fabricación de polímeros y caucho y el tratamiento del aire, entre otros.

Hasta hace nada, en 2015, menos del 30% de la demanda de litio era para baterías. El grueso de la producción se dirigía al sector cerámico y del vidrio (35%) y los lubricantes, metalurgia, polímeros y otros usos industriales (otro 35%). En 2030, se estima que el 95% de la demanda será para baterías y las necesidades de este mineral crecerán al 25% anual.

Aunque la pandemia y la invasión rusa de Ucrania han afectado a los planes de electrificación global y, por tanto, al mercado del litio, la Agencia Internacional de la Energía considera que cumplir las metas del Acuerdo de París «cuadruplicará de aquí a 2040 la demanda de minerales como el litio o el cobalto, usados en paneles solares, turbinas eólicas y las baterías de ion-litio de los coches eléctricos» ya que entre 2020 y 2040 la demanda de litio aumentará cuarenta veces. Transport & Environment, que promueve el transporte sostenible en Europa, señala que existe litio suficiente como para fabricar 21 millones de coches eléctricos hasta 2025, mientras que para 2023 existe litio suficiente como para producir baterías para 14 millones de vehículos.

El dilema es si hay suficiente litio para afrontar la revolución a escala global. Transport & Environment, con datos de Bloomberg, considera que existe un 55% más de litio del que se estima, lo que no quiere decir que su abastecimiento esté garantizado. En Europa hay 27 yacimientos localizados que suman 8,8 millones de toneladas de óxido de litio.

En la falda de la Sierra de Valdeflores, a dos kilómetros de Cáceres, está el yacimiento con la mayor concentración de litio conocida de toda España, y la segunda mayor de toda Europa, en la que podría ser la mayor mina de litio operativa del continente. Extremadura New Energies (ENE), con sede fiscal en Cáceres y filial española de la australiana Infinity Lithium, pretende explotar el yacimiento desarrollando un nuevo proyecto 100% subterráneo para vencer las reticencias medioambientales. Una inversión de 500 millones que generaría 1.650 empleos y dejaría 1.240 millones en impuestos en los 29 años de explotación.

El gran freno es el coste ambiental. Al impacto de la mina y los residuos se suma el hecho de que para obtener una tonelada del mineral se necesitan entre 1,5 y dos millones de litros de agua. Un consumo capaz de agotar los acuíferos cercanos a la explotación.

Avanza la mina subterránea de Cáceres

El proyecto para extraer litio de la mina subterránea de Cáceres sigue adelante. «Esperamos tener respuesta cuanto antes. Que se tramite el permiso de exploración y presentar el proyecto para su estudio de impacto ambiental», expresa Ramón Jiménez, consejero delegado de Extremadura New Energies. Aunque el proyecto tiene detractores entre los grupos ambientalistas, que acusan a ENE de comprar voluntades en Extremadura, la hoja de ruta para la gestión sostenible de materias primas minerales defiende una extracción local frente a la importación.

Fuente: La Razón (España)

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