Durante los días 2 y 16 de febrero tuvo lugar la segunda campaña al Complejo Volcánico Planchón-Peteroa, ubicado en el Departamento Malargüe, en el sur mendocino. Allí, profesionales del Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR) dieron continuidad a los trabajos de campo para la elaboración del Mapa de Peligrosidad del Complejo Volcánico Planchón-Peteroa, iniciados a finales del 2021.

En esta nueva comisión del SEGEMAR, el objetivo estuvo puesto en el relevamiento geológico-geomorfológico del complejo volcánico y valles adyacentes, a fin de poder reconstruir la historia eruptiva postglacial que conduzca a la evaluación de peligrosidad volcánica del complejo.

El Complejo Planchón-Peteroa constituye un aparato volcánico compuesto. A lo largo de los últimos 200.000 años su actividad eruptiva construyó 3 edificios volcánicos superpuestos, con la migración de su actividad actual hacia el norte. En tiempos históricos, desde el año 1600 aproximadamente, crónicas y documentos hablan de la ocurrencia de entre 15 y 20 erupciones caracterizadas por un bajo grado de explosividad. Las mejor documentadas son aquellas ocurridas en 1991, 2010-2011 y la más reciente que tuvo lugar en diciembre de 2018. Actualmente este complejo volcánico ocupa el primer puesto en el Ranking de Peligrosidad Volcánica de nuestro territorio continental, en el cual se tiene en cuenta el análisis del área que podría ser afectada por un proceso natural con cierta intensidad y frecuencia, y se dispone en segundo lugar en el Ranking de Riesgo Volcánico Relativo del SEGEMAR, que contempla la peligrosidad y los elementos que se encuentran en las áreas susceptibles de ser afectadas por un peligro, incluyendo población, infraestructura y medio ambiente.

Vista panorámica del complejo volcánico Planchón-Peteroa desde la margen izquierda del arroyo de los Ciegos, antes de la confluencia con el arroyo del Peñón. 

La actividad volcánica se caracteriza por involucrar varios procesos, los cuales muchas veces resultan simultáneos y eventualmente riesgosos. Entre los peligros volcánicos que pueden considerarse como primarios o directos se encuentran la caída de tefras, eyectos balísticos, flujos piroclásticos, coladas de lava y gases volcánicos, y entre los secundarios o indirectos se incluyen los lahares, deslizamientos y sismos.

Identificación, descripción y muestreo de los depósitos postglaciales en el valle del Peñón. 

El equipo de trabajo, compuesto por las geólogas Manuela Elissondo, Johanna Kaufman y Patricia Sruoga, y el Sr. Cristian Almeira, abordó la identificación, mapeo, descripción y muestreo de los depósitos postglaciales, así como la actualización del mapa geológico del área. En este sentido, se llevó a cabo el relevamiento del área cratérica y flancos del volcán, como así también de los valles del río Valenzuela, del Azufre, del Peñón, de los Ciegos y de la Punilla y depósitos distales en el valle del río Grande.

Durante los trabajos de campo se pudieron reconocer y caracterizar depósitos vinculados a erupciones efusivas y explosivas, incluyendo oleadas piroclásticas y caída de tefras, correspondientes a eventos ocurridos hace aproximadamente 7000 y 1000 años antes del presente. A su vez, se identificaron depósitos de caída de cenizas provenientes de otros volcanes de la región, como el Quizapu en Chile.

Vista panorámica del área cratérica del volcán 

Las tareas de campo se desarrollan en el marco del Proyecto “Mapa de Peligrosidad del Complejo Volcánico Planchón-Peteroa”, que lleva adelante la Dirección de Geología Ambiental y Aplicada del SEGEMAR. Los mapas de peligrosidad se utilizan para el desarrollo de planes de ordenamiento territorial y para la elaboración de planes de emergencia, contingencia y divulgación. En este marco, el SEGEMAR tiene la responsabilidad de estudiar los peligros de origen geológico que pueden afectar obras de infraestructura, localidades, vidas humanas, emprendimientos económicos y medio ambiente. Los mapas de peligrosidad generados por el SEGEMAR constituyen además herramientas fundamentales para las acciones llevadas a cabo dentro del Sistema Nacional de Gestión Integral del Riesgo (SINAGIR).

Fuente: Argentina.gob.ar