La apasionante historia del buscador de oro australiano en San Luis

El conocido periodista, conductor y viajero: @periodistan_ ,que se destaca una y otra vez por contar grandes historias,esta vez nos sorprende gratamente con un australiano que vive del oro en San Luis.
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En su cuenta de twitter @periodistan encontró en su búsqueda de historias atractivas, un australiano que dejó todo en su país, para radicarse en San Luis donde vive de una manera muy particular.

Conozca la historia de este hilo de twitter de @periodistan:

Una historia extraordinaria, jamás contada. Perdida entre los montes.

Un personaje maravilloso, sacado de una novela de aventuras.

Preparate para el gran asombro...

Hoy: EL BUSCADOR DE ORO AUSTRALIANO EN SAN LUIS

Todo lo que voy a contar sucedió hace un par de semanas.

Pero no logré escribir antes porque comencé los preparativos a Bangladesh.

Resulta que a inicios de febrero presenté mis libros en Merlo, San Luis. Lugar bellísimo, pero... ¿Habría alguna historia nueva por contar allí?

Una noche, cenando, mis amigos sanluiseños me hablan de un pueblo muy pequeño llamado La Carolina, a 2 horas y media de auto, en las sierras.

Resulta que allí, hace mucho tiempo, se desarrolló un proceso del que sabemos muy poco: LA FIEBRE DEL ORO ARGENTINA.

¿Fiebre del oro argentina?

Sabemos que la hubo en Estados Unidos, Sudáfrica...

¿Pero acá?

¿Y en un pueblito ínfimo de San Luis?

Efectivamente, fue así.

En el año 1795, un aventurero portugués se perdió en la zona y encontró oro en el cerro Tomolasta.

Fundó el pueblo, claro.

Luke se obsesionó.

Y se enteró, así, de que aún quedan algunas vetas en los ríos de San Luis.

Llegó a Argentina, decidido.

Trabajó con Marcos, como pastelero.

La gente se volvía loca con su repostería, querían conocerlo.

Pero él no se dejaba ver.

Fue acentuando su soledad.

"Y entonces un día se mudó a un ranchito, en el medio de la nada. Las sierras y él.

Sin electricidad, sin luz. Solo.

Y empezó a vivir de la búsqueda de oro. De manera artesanal, obviamente sin mercurio.

Sólo un australiano y su tamiz".

Yo escuchaba esto. Ojos iluminados.

-¿Y dónde está? ¿Podemos ir? ¡Lo quiero conocer!

-Mirá, lo último que supe es que se había ido a caballo a un lugar en medio de la nada, a unas 4 horas. Pero podemos ir al río, quién te dice, tal vez lo encontramos. Con mucha suerte.

Y así nos pusimos en marcha.

El primer tramo de manejo, por ruta. El segundo, con una 4x4, por las sierras, directamente. Ni por trocha, esquivando matas y árboles.

Marcos nos guiaba.

Yo pensando que no lo encontraríamos, pero que igual ya valía la aventura.

Dejamos el auto y arrancamos a caminar.

Yendo solos, vadeando a pie el río, pensaba en lo que habría sido la fiebre del oro, 200 años atrás.

Y nosotros buscando sus últimos estertores.

-Che, ya caminamos como media hora, no creo que aparezca...

Hasta que, de repente, al fondo, una figura. Un hombrecito moviéndose.

Efectivamente, ¡Era Luke!

Habíamos encontrado al 'Cocodrilo Dundee' de San Luis. Una de las personas más increíbles que viven en Argentina.

Nos pasamos la tarde con él, buscando oro. Nos enseñó de qué se trata su labor diaria. No habla español; vive solo en un rancho.

Nos habían alertado, en La Carolina, de su marcado carácter antisocial.

¡Pero no era así! Se abrió muchísimo con nosotros, me dio permiso para escribir sobre él, charlamos sobre la India y Afganistán.

¡Este sí que, literalmente, agarra la pala!

Luke me dejó un mail para que le enviase las fotos que le saqué.

"Quiero que mi mamá vea el trabajo que hago; ella me apoya siempre, soy su héroe. Que no importa la plata, importa la felicidad".

Él y el tamiz. Algunos gramos de oro. El río, las sierras. La soledad.

Luke se pasa varios días buscando vetas. Generalmente no encuentra nada. Pica y pica hasta que nota, por la composición de la tierra, que puede haber oro cerca.

Donde nosotros sólo vemos barro, él ve un universo de posibilidades.

Y cuando encuentra una veta, la trabaja.

El oro que encuentra Luke lo vende a joyerías. Con lo que gana, puede vivir entre las montañas y estrellas.

Podría tener una vida de salones y cócteles, pero desde hace muchos años eligió otra cosa.

Y la llevó a fondo.

Y es feliz.

Así, mi visita a La Carolina se terminó convirtiendo en el descubrimiento de una de las personas más apasionantes de este país.

Volvimos emocionados, con la certeza de un mundo nuevo que se nos había abierto.

En las sierras del norte de San Luis.

Espero les haya gustado este hilo. Es impresionante la cantidad de historias por contar que hay en Argentina.

Yo pienso en un programa de TV que vaya a donde nadie fue, cuente lo que nadie contó...sería lindo, eh.

Hasta la próxima, ¡Y aguanten las historias y el periodismo!

Twitter: Periodistán

@periodistan_

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