Mientras se afianza la extracción de litio en Catamarca, Salta y Jujuy, las poblaciones que viven en las zonas donde se realizan las prácticas extractivas y regiones aledañas, son influenciadas por distintas entidades, entre ellas, la Fundación EcoConciencia con base en la ciudad de Andalgalá -cabecera del departamento homónimo-, e influencias en Antofagasta de la Sierra, Belén y el noroeste argentino.

En diálogo con Revista Express, Rodolfo Tarraubella, presidente de la fundación y de la red CIFAL de Naciones Unidas, nos comentó que próximamente la región contará con minilaboratorios que permitirán analizar muestras de agua en el lugar donde fueron recolectadas.

“Viajo mucho por el mundo por mi labor con las Naciones Unidas. Llevamos varios años trabajando en toda la zona, por Antofagasta de la Sierra, Punta de Balasto, Santa María, Andalgalá y este año vamos a contar con minilaboratorios de agua para trabajar directamente en el lugar en el que se sospecha hay una contaminación”, explicó.

Remarcó que si bien el resultado de la prueba no será concluyente, “permitirá tener un indicio de lo que sucede. De acuerdo con el resultado se dará participación a las entidades correspondientes para que realicen pruebas certificadas”.

Explicó que los laboratorios “cuentan con reactivos y minilaboratorios ambulantes, con lo que se puede saber rápidamente si hay un problema. La prueba preliminar puede dar lugar a que un laboratorio certificado realice una prueba de fondo y detecte importantes irregularidades”, agregó.

Indicó que la fundación cuenta con “aproximadamente 25 personas que trabajan con una metodología aprobada por las Naciones Unidas, con dos áreas más que tienen que ver con las finanzas climáticas y el pago por servicios ecosistémicos en la naturaleza. La otra área tiene que ver con compañías y empresas y la certificación de objetivos de desarrollo sostenible junto a SIFAL Argentina”.

Los principales miedos

Tarraubella admitió que si bien la problemática relacionada con los cuidados del agua es global, en las zonas de extracción y zonas aledañas el temor se agudiza.

“El principal miedo es el de la falta de agua. Nos pasó hace poco con poblaciones de Antofagasta de la Sierra y del Salar del Hombre Muerto que plantearon el mal uso del recurso del agua. Entonces, hablamos con la empresa LIVENT y se comprometieron en no usar más agua del futuro y generar una tecnología de reúso del agua que se aplicará en todos los crecimientos que de ahora en más va a tener esa compañía, siempre con el objetivo de que no genere más uso de agua”, manifestó.

Aseguró que a través del trabajo en terreno y la implementación de “mesas de diálogo y formación hemos podido demostrar que si todas las mineras usan toda la tecnología para extraer, siempre sacando agua, la gente va a tener razón en su miedo. Y fue un gran éxito que sin peleas ni gritos se logre este cambio en la modalidad de trabajo de una minera”.

Reconoció además que “otro de los grandes miedos es quedarse sin trabajo. En algunos casos la gente también tiene miedo al polvo que pueda haber en el aire por el trabajo minero, miedo a enfermedades nuevas que puedan surgir como consecuencia de las explotaciones, miedo a que pueda no haber animales domésticos o silvestres, y el miedo se vincula directamente con la falta de agua y la vegetación”.

Hizo hincapié en que hay mucho miedo a no tener trabajo: “En una provincia que tiene 72% de empleados estatales, la posibilidad de que alguien pueda cambiar esa matriz es un salto importante. Hay que tener mucha resiliencia y acompañar porque hay una necesidad afectiva y de acompañamiento emocional, muy pero muy importante, sobre todo en las comunidades del interior provincial que viven en parajes o puestos muy aislados”.

“Creo que parte de los cambios tiene que ver con que las empresas tomen trabajadores del lugar, que sean locales y Catamarca ha sido un gran artífice al pedir que sea 70% catamarqueño. Se trata de que las compañías piensen que no se trata solamente de capacitar a la gente y sacarse una foto, sino de capacitar, acompañar, monitorear y continuar en el tiempo para que la práctica aprendida se haga costumbre, lo que una socióloga me dijo que más o menos demora unos cinco años en lograrse”, remarcó.

Animales

Informó además que advirtieron la “existencia de una problemática” con la esquila de las vicuñas, llamas y las ovejas que se realiza más que nada en forma manual con las dificultades que eso implica. “Conseguimos que una empresa nos done nueve equipos completos para la esquila mecánica, con el grupo electrógeno para generar energía, varias cuchillas de repuesto, máquina de afilar y demás implementos para trabajar durante un buen tiempo”.

Sostuvo que la entrega de los elementos fue acompañada por capacitación y acompañamiento en varias esquilas. “Los animales sufren mucho menos, ya sea que se trate de vicuñas que de por sí son muy delicadas, ovejas o llamas, y se mejore el rendimiento del recurso”.

Informó que fueron entregados tres botiquines sanitarios diferentes que quedaron en cada espacio donde se desarrolla el trabajo con animales,” para que puedan contar con medicación y fortalecer sus cuidados”, y consideró que “eso no quiere decir que permanentemente se va a estar donando. Lo que se hace es donar el equipamiento completo y quienes los usen tienen que aportar para reponer lo utilizado”.

Chacinados y cultivos

El representante de Naciones Unidas informó además que en Antofagasta fueron generadas dos líneas de montaje de chacinados “para que les permita hacer morcillas, salame, mortadelas, chorizos y otros preparados de los animales y puedan preservar la carne y evitar que se pierda”.

También sostuvo que la Fundación creó y reacondicionó cerca de 20 invernáculos comunitarios e individuales, colaborando con la instalación de equipos de riego.

Texto: Carlos Bulacios

Fotos: Ariel Pacheco

Fuente: El Ancasti