Cuánto sabemos de minería

A lo largo de mayo, se realizaron en Salta distintos eventos relacionados a la minería.
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Uno de ellos fue “Hablemos de lo que viene: Minería SLA”, una jornada que llevó adelante El Tribuno como parte de su ciclo de conferencias sobre temas que tienen incidencia transversal en la sociedad en materia de desarrollo y economía. Panelistas de renombre expusieron distintos aspectos de la actualidad minera en nuestra provincia, actividad que ha cobrado gran relevancia con el auge del litio, pero que como bien mencionó el geólogo Ricardo Alonso, su historia es de larga data en Salta.

Mientras escuchaba a los expositores, vinieron a mi mente algunas reflexiones. Hasta hoy la actividad ha estado reducida a pocas personas: aquellas directamente involucradas como los proveedores y contratistas, las comunidades originarias y las autoridades administrativas y judiciales en la material; hecho que tiene su explicación en la etapa en la que se encontraban muchos proyectos, ya sea de exploración o de construcción, lo que reducía la cantidad de involucrados. Sin embargo, este auge genera una apertura de cara a la sociedad y tiene por delante un desafío inmenso y una gran responsabilidad: el de presentarse ante una sociedad con sesgos, con desconocimiento y con desinformación y llegar al ciudadano común que sabe de la minería más por mitos que por hechos.

Este desafío comunicacional -de imagen, de posicionamiento- no es una responsabilidad exclusiva de las empresas mineras y de manera individual, como una presentación corporativa si no que es un compromiso del sector en su conjunto. Hoy, cada uno de los involucrados es un portavoz de la actividad en su ámbito, en su círculo. Cada uno lleva a sus hogares, con sus amigos, con sus familiares un relato de lo que hace y cómo lo hace y este relato es crucial para entender de que se trata la minería.

A mi criterio, el eje de esta comunicación -como una construcción colectiva del sector- no debe estar centrada en datos duros como números y estadísticas únicamente, si no en una mirada profundamente humanista en la que el centro de la minería es el hombre y su ambiente. La cantidad de toneladas de mineral que se extraen y se exportan, o las que se quedan en el país para ser industrializadas, los volúmenes de inversión, la cantidad de puestos de trabajo que se generan no son datos descontextualizados en un universo paralelo al que solo estadistas pueden tener acceso o comprender. Es información en relación directa con las personas, que tiene incidencia en su calidad de vida, en su modo de existir en comunidad.

¿De qué manera todo esto impacta en nuestro que hacer cotidiano? Nuestras experiencias en la vida como hombres y mujeres posmodernos, están atravesadas totalmente y absolutamente por la minería. Desde el uso de celulares, computadoras, tablets, el acceso a internet y a las telecomunicaciones, la energía, el uso de vehículos para transportarnos, medicamentos, vacunas, viviendas, alimentos y una innumerable cantidad de aspectos que tienen como base componentes minerales. 

El centro de todo esto, como mencioné anteriormente, es el desarrollo del hombre. El hombre en su ambiente, en su entorno natural, social, político, económico. Hablar de la minería analizando sus vértices lo geológico, lo financiero, lo jurídico, etc, de manera aislada no es hacer justicia a todo lo que representa la actividad. La minería moderna, que hace uso de la ciencia, de la tecnología, de la innovación, se lleva adelante con miras a la sustentabilidad, al futuro, cuidando la seguridad e higiene de sus trabajadores conforme a las más estrictas normas, cuidando los impactos ambientales, mitigando los efectos negativos, potenciado el uso de los recursos, fomentando del desarrollo de las comunidades. Y no lo hace por simple bondad, sino porque como sociedad en su conjunto hemos aprendido a exigir y demandar que nuestro desarrollo venga de la mano de la responsabilidad: responsabilidad social, responsabilidad ambiental, responsabilidad moral y ética de las acciones emprendidas.

Tomando conciencia de estos usos podemos pensar por qué es importante que esta actividad se desarrolle en nuestra provincia y crezca, se amplíe. Porque mientras más se fortalezca la minería, más empresas proveedoras de productos y servicio se crearán. Porque estas nuevas empresas deberán satisfacer los requerimientos de sus clientes y deberán profesionalizarse, certificar normas, registrar sus empleados debidamente. Porque la creación de nuevos puestos de trabajo demandarán que los trabajadores se formen, se capaciten, certifiquen sus competencias. Porque esto generará movilidad social ascendente, aumentando los ingresos per cápita y por ende el consumo. Porque con más consumo, se crearán nuevas pymes y emprendimientos para satisfacer las demandas de los trabajadores asalariados, quienes a su vez podrán invertir en construir sus viviendas, acceder a comprar su vehículo, tener vacaciones y hacer turismo. Porque se crearán nuevas escuelas, nuevas carreras, nuevos centros de aprendizaje, a la que las generaciones venideras podrán acceder para insertarse laboralmente. Porque alguno de estos jóvenes tendrá una idea, y gracias a la promoción de la economía del conocimiento desarrollará una app, un sistema, un dispositivo, algo que haga uso de esos minerales, algo que beneficiará y ayudará a otras personas. Y hacia una infinita cadena de valor minera. 

Lo invito señor lector a acompañar los procesos de crecimiento que son inminentes y que exigen de nosotros el ejercicio de una ciudadanía activa y participativa, que haga uso de todas las herramientas que el marco normativo nos ofrece para acceder a la información abierta, a acercarse a las cámaras de proveedores (Capemisa, Caprosemitp, Cámara Pymes, Cámara de Comercio), a las universidades que desde hace tiempo vienen adaptando su currícula a las demandas del sector productivo, a los órganos de gobierno que llevan adelante un plan de desarrollo minero integral, a los colegios profesionales (Copaipa, Abogados, Ciencias Económicas) que especializan a sus asociados con orientaciones específicas y generan propuestas formativas para la comunidad también. 

Nuestra provincia hoy es objeto de todas las miradas en materia energética. El litio nos ha puesto, junto a Jujuy y Catamarca, en el centro de la escena mundial con un mineral esencial para las energías limpias y en los avatares de la geopolítica, tan convulsionada en nuestros tiempos. Vivimos una oportunidad histórica, un momento bisagra que debe convocarnos a repensarnos y a reflexionar sobre cuánto y cómo sabemos de la minería.

(*)Prosecretaria de la Cámara Pymes de Salta y asesora de la Cámara de Proveedores Mineros de la Puna.

Fuente: El Tribuno / Laura Chuchuy

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