Un viaje hacia el corazón de los mineros

Salta 22/05/2022 Por Minería Sustentable
Obreros, técnicos y académicos cuentan su propia experiencia en el terreno.
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Para entender el momento de la minería en Salta, El Tribuno buscó los antecedentes de los viejos mineros y los proyectó sobre la educación y la formación de las nuevas generaciones que se desempeñan dentro de la actividad. El contraste fue notable, pero el resultado derivó en un denominador común: la educación y la formación son la clave para avanzar en la minería. Se puede ser geólogo, técnico u obrero, pero la capacitación permanente es fundamental para la tarea.

Así dieron cuenta a través de sus testimonios, Mario Sangüeso, Esteban Córdoba y Rosa Carral, pobladores de San Antonio de los Cobres, dedicados hoy plenamente a la minería. Estos trabajadores construyen y piensan un futuro cercano, pero a su vez colaboran de manera directa con las proyecciones de la industria en la región.

Visibilizar sus expectativas y analizar lo que surge de sus palabras sobre la minería en las comunidades, nos puede acercar a la comprensión de lo que hoy significa para ellos el trabajo en los yacimientos.

Mario, sin formación técnica ni académica, tiene 45 años y trabaja como minero desde los 18 años. A lo largo de su vida laboral, se fue capacitando dentro de las mismas empresas en las que le tocó trabajar y hoy mantiene un cargo de supervisor general, pero no olvida sus orígenes de “pala y pico”.

Esteban tiene una visión más romántica de la minería y asegura que “minero no se nace; minero se hace”, aunque también destaca que la tarea de los obreros tiene una alta demanda, pero para acceder, los aspirantes deben contar por lo menos con la educación secundaria. Casi como Mario, Esteban se desempeña desde hace 20 años en la actividad.

El testimonio de Rosa Carral es impactante. Tiene una familia numerosa y su trabajo como bombero voluntaria en San Antonio de los Cobres no le dejaba ninguna posibilidad de criar a sus hijos. Comenzó a trabajar hace tres años en las minas y hoy maneja camiones “fuera de ruta”, aquellas enormes maquinarias que trasladan el material bruto de los yacimientos hasta la zona de industrialización dentro del mismo predio.

El viaje hacia el corazón de los protagonistas en el documental “El valor de la educación en la minería” comienza en Campo Quijano, el portal de los Andes, donde por estos meses se “respira” minería, como nunca antes.

Enormes flotas de camiones suben y bajan, desde y hasta las minas, desde ese punto neurálgico ubicado a la vera de la ruta nacional 51.Allí se ubica también la sede de la Tecnicatura Superior en Minería.
En ese lugar, el testimonio de Ricardo Alonso, doctor en Geología, docente, investigador y uno de los científicos más notable del país y la región, da cuenta de la vieja minería a través de aquellas personas que hace mas de medio siglo desarrollaban una incipiente actividad en la Puna salteña.

Carolina Mazzieri, directora de carrera de la Tecnicatura en Minería, pone luz sobre una situación en la que sin duda el ministerio de Educación deberá dar una respuesta en el corto plazo: el año pasado se inscribieron 650 alumnos en la tecnicatura, pero solo pudieron ingresar 100, no por un déficit educativo, sino porque simplemente no hay cupo en el establecimiento. 

La alta demanda de mano de obra especializada por parte de las empresas queda de manifiesto en la experiencia de Heinz Saelzer, último egresado de la tecnicatura y Karina Osuna, estudiante avanzada, quienes ya están trabajando en las mineras y cuentan experiencias personales.

La educación y las nuevas demandas del mercado laboral, las alternativas de formación, el impacto del conocimiento académico y las perspectivas que podemos pensar para un futuro próximo, demanda actualizar y ampliar el panorama de propuestas educativas.

Fuente: El Tribuno

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