Litio, oportunidad para Argentina, Por Mariano De Rosa

En un mundo donde las rentas por recursos naturales vienen en declive, Argentina se encuentra en la posibilidad de salir de la media y permitirse un crecimiento más acelerado.
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Los recursos provenientes del litio ayudarán no solo a abastecer a una industria del transporte verde cada vez más demandante sino que también a originar un desarrollo sostenible y prácticas de extracción sostenibles en el tiempo

En un mundo donde las rentas por recursos naturales vienen en declive, Argentina se encuentra en la posibilidad de salir de la media y permitirse un crecimiento más acelerado mejorando la productividad en la extracción de recursos naturales.

Es conocida la potencialidad de Argentina en energía, aunque no se traduce en mayor producción. Solo son reservas potenciales para que en algún momento la inversión en estos recursos pueda pasar de potencialidad a retornos de inversión que generen divisas y empleo.

Estamos en un contexto de alza que acrecientan la tensión de la demanda y la oferta con abruptas subas y bajas propiciando un clima de alta volatilidad. Un contexto que desconocemos desde la crisis del petróleo de la década del '70. Donde los inversores se vuelven más adversos al riesgo, ya que la volatilidad es causante de mayor toma de precauciones. La tensión es mayor y la problemática se debe encarar desde las políticas macro para evitar cuellos de botellas en el suministro de energía. Los altos costos de la energía perjudican incluso a la transición verde debido a que las fábricas que generan los insumos verdes provienen de empresas que fabrican a partir de energías sucias.

La dinámica alcista proviene de una menor oferta y con una demanda en ascenso dado que la actual recuperación se está dando con crecimientos en nuevas industrias estratégicas que tienen mayores retornos pero también mayor riesgo. Tal es el caso de la incipiente industria aeroespacial y la cada vez más demandada industria del transporte verde.

Argentina tiene dos problemas centrales. No sabe generar energía de manera productiva y por ende no puede generar más dólares para cubrir sus deudas. Siendo una deuda que se licúa al ritmo de la inflación americana. Paralelamente se está gestando una crisis de energía de la que ningún commodity escapa. La inflación global provoca tensiones cada vez mayores en el plano de la demanda de energía, proporcionando más presión en la balanza de pagos a los países dependientes de importaciones de energía.

Tal es el caso de Europa donde la suba de los precios dificulta los abastecimientos y altera las estructuras de costos de la industria y el transporte.

Rusia demostró su poderío frente a la necesidad europea de comprar gas. Presionó con la crisis bélica en Ucrania que ocasionó una suba sin precedentes a niveles récord la medida de gas en diciembre.

Argentina no escapa a esta incipiente crisis de inflación o cómo mencionan algunos críticos, tal vez puede ser la crisis del dólar como referente de medio de pago global. Y por esa razón, la rápida apreciación de las materias primas frente al dólar provoca la pérdida del poder adquisitivo del billete verde.

El primero de los problemas de energía lo defino como “Argentina no sabe generar energía de manera productiva” basándose primordialmente en la injerencia del Estado en el precio de la energía provocando una brecha de valor insostenible para bajar la presión sobre los alicaídos ingresos argentinos con una subvención que provoca distorsiones de mediano y largo plazo en la estructura energética local. Produciendo energía cara, obsoleta y de baja calidad cediendo frente a eventos climáticos moderados.

Para Argentina esperar la tendencia alcista sostenida de los commodities energéticos es una oportunidad. Si bien para el corto plazo tienen un impacto negativo en el desenvolvimiento de la inflación dado el ajuste hacia las tarifas ya que la diferencia entre el precio doméstico y el precio internacional lo financia el Estado. En el mediano y largo plazo la suba del precio de la energía puede ser una fuente de generación de divisas que hasta ahora el país no tenía.

Según Ed Morse, Global Head de Commodities del Citi, el techo de los commodities es el cielo. Haciendo referencia a la tensa crisis global que ya no solo responde a la escasez de oferta y a la fuerte demanda china sino que también a los problemas geopolíticos, como el caso de Rusia-Ucrania y a la pérdida de poder adquisitivo del dólar.

El litio no es ajeno a la crisis, donde los precios han subido en todos los commodities y en algunos sectores se presionó hacia la volatilidad como en caso del petróleo en abril de 2020 donde los futuros pasaron al terreno negativo por primera vez en su historia.

Argentina en el último tiempo ha tenido caudillos ricos en recursos naturales que intentan acceder a la primera magistratura. Ocurrió con los Kirchner que generaron que Santa Cruz sea una provincia rica en producción de energía con una deuda social y educativa cada vez mayor. Es decir, el crecimiento de sectores económicos dependientes de commodities han generado mayor desigualdad y también un impacto ambiental que difícilmente logre recuperarse.

Debemos mirar la dinámica exportadora de las provincias mineras de litio: Jujuy, Catamarca y Salta. Ser rico en recursos no se traduce en mayor desarrollo. Características endebles de la maldición de los recursos naturales que afectaron a varias provincias argentinas, y al país en su conjunto.

Argentina se encuentra, dada su potencialidad, en una gran oportunidad por las inmensas reservas que tiene en distintas ramas de la energía. En un mundo donde el acceso a la energía es cada vez más caro.

Según pronósticos de la USGS (Servicio Geológico de EE.UU.) estima que nuestro país en 2025 produzca cuatro veces más de litio. Sabiendo que Argentina tiene el doble de recursos que Chile y la misma cantidad que sumados los de Estados Unidos, Australia y China.

Esperemos que los recursos provenientes del litio ayuden no solo a abastecer a una industria del transporte verde cada vez más demandante y que ocasiona un menor impacto ambiental que el transporte a combustión sino que también origine desarrollo sostenible y prácticas de extracción sostenibles en el tiempo. Simplemente para no cometer los mismos errores del pasado.

Por Mariano De Rosa, Fundador de masinversiones.com

Fuente: El Economista

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