Glencore profundiza su caída en la producción de cobre y apuesta por Argentina

La compañía minera suiza proyecta una reducción del 40% en su producción respecto de 2018 y busca en el proyecto El Pachón, en San Juan, una vía para recuperar su posición global en el mercado del metal rojo.
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Una de las mineras más importantes a escala global se encuentra en retroceso y pone sus fichas en el cobre sanjuanino. Se trata de la suiza Glencore que atraviesa una crisis productiva en el metal rojo, lo que la obliga a reorientar su mapa de inversiones hacia Sudamérica.

La compañía prevé que su producción anual se ubique entre 850.000 y 875.000 toneladas, lo que supone un ajuste a la baja frente a los objetivos iniciales y una distancia del 40% respecto de los niveles alcanzados en 2018. La minera cuenta con una importante presencia en la Argentina, donde espera incluir en el RIGI sus iniciativas El Pachón (San Juan) y MARA (Catamarca).

“La mitad del crecimiento del cobre depende de Argentina, donde la victoria electoral de Javier Milei ayuda a la confianza, pero no resuelve los obstáculos sociales, regulatorios y logísticos”, señaló Alon Olsha, de Bloomberg Intelligence, en un análisis difundido recientemente.

La magnitud del retroceso refleja la dificultad de sostener operaciones en un mercado donde la demanda global crece impulsada por la transición energética. El debilitamiento de la producción se explica, en parte, por factores geológicos y operativos que afectan a varios de sus principales yacimientos.

La empresa reconoció que la baja ley del mineral en algunos de sus activos está reduciendo el rendimiento esperado y elevando los costos de procesamiento.

A esto se suman dificultades logísticas y ambientales en regiones clave, especialmente en Chile, donde la disponibilidad de agua y la calidad del mineral impactaron en la mina Collahuasi, propiedad conjunta con Anglo American. En ese yacimiento, la producción anual cayó en torno a 59.000 toneladas.

Pese a un repunte puntual en el tercer trimestre de este 2025 derivado de mejoras en sus operaciones en África y Perú, el balance general de Glencore muestra una contracción del 17% en el volumen anual de cobre. La empresa admitió que estos resultados ponen presión sobre su objetivo de revertir el deterioro de los últimos cuatro años consecutivos.

En sus informes recientes, la firma sostuvo que continúa ajustando su estrategia de mantenimiento y expansión “para garantizar una recuperación sostenible en el mediano plazo”, aunque evitó precisar plazos concretos.

Gestionar la caída en un escenario favorable para el cobre

El contexto global acentúa el contraste. Mientras otras grandes mineras aceleran sus proyectos de cobre para capitalizar precios históricamente altos, Glencore enfrenta cuestionamientos de analistas e inversores. La caída en la producción coincide con un momento en que la electrificación y el desarrollo de energías limpias han disparado la demanda del metal rojo.

“La mitad del crecimiento del cobre depende de Argentina, donde la victoria electoral de Javier Milei ayuda a la confianza, pero no resuelve los obstáculos sociales, regulatorios y logísticos”, señaló Alon Olsha, de Bloomberg Intelligence, en un análisis difundido recientemente.

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En este escenario, el grupo suizo busca reposicionarse apostando a nuevos desarrollos en América Latina, con la Argentina como eje de su reconfiguración cuprífera. El proyecto El Pachón, en Calingasta, representa una de las iniciativas más ambiciosas del plan regional y una posible vía de recuperación del volumen perdido.

La compañía plantea que el país ofrece condiciones geológicas de alto potencial y una estructura regulatoria que podría mejorar la rentabilidad futura de las operaciones, aunque reconoce que el avance depende de factores políticos y sociales todavía inciertos.

El giro hacia proyectos locales responde también a la necesidad de asegurar reservas de largo plazo. Los yacimientos maduros de Glencore han mostrado un agotamiento progresivo de las zonas de alta ley, lo que obliga a destinar mayores recursos a exploración y desarrollo.

La empresa mantiene abierta la posibilidad de asociarse con otros actores del sector para compartir inversiones y riesgos en las etapas de ingeniería y construcción de nuevas minas. De concretarse, la participación argentina podría convertirse en un pilar dentro de su balance global hacia 2030.

Pérdida de competitividad financiera

En los mercados financieros, el desempeño de la empresa no ha pasado inadvertido. Las acciones de Glencore acumulan tres años de evolución por debajo de sus principales competidores, afectadas por la merma productiva y por la cautela de los inversores ante los costos de sus operaciones.

Las menores ganancias derivadas del cobre impactan directamente en la rentabilidad consolidada del grupo, reduciendo su capacidad de capturar los beneficios del actual ciclo alcista del metal.

Los especialistas coinciden en que el desafío inmediato es estabilizar la producción. Para ello, la firma debe lograr una mejora sostenida en sus minas actuales y concretar nuevos proyectos que compensen la caída estructural.

Los informes de desempeño corporativo reconocen que “la recuperación del cobre dependerá de la ejecución eficiente de las expansiones planificadas y del entorno regulatorio en mercados emergentes”, una declaración que sintetiza la incertidumbre de la compañía frente a la competencia de otros gigantes mineros.

Fuente:  Dinamicarg.com

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