Los exigentes protocolos de la actividad minera: el ejemplo del proyecto Gualcamayo

Los profesionales del proyecto minero dialogaron con Sitio Andino acerca de los protocolos que mantienen para realizar prácticas seguras.
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En la provincia de San Juan, la mina de oro Gualcamayo comenzó su producción comercial en 2009 y desde entonces buscan mejorar y reforzar las medidas de seguridad relacionadas con el ambiente. El tratamiento del mineral conlleva el uso de cianuro para el proceso de lixiviación y los profesionales del proyecto minero dialogaron con Sitio Andino acerca de los protocolos que mantienen para realizar una práctica segura de la minería.

Una vez extraído y triturado, el mineral debe pasar por un proceso de tratamiento llamado lixiviación. Se trata de la separación de la caliza y el oro a través de solución cianurada. Para realizar este procedimiento se montan unas membranas protectoras que posteriormente albergarán a las pilas de mineral que recibirán riego por goteo presurizado, el mismo sistema que se utiliza en las fincas mendocinas, para lograr la obtención del oro.

"La solución pobre, que es la que irriga las pilas, atraviesa la matriz del mineral y toma contacto con el oro en donde el cianuro básicamente se acompleja con el oro, genera el complejo aurocianurado y se transforma en una solución rica en la colección de la pila aguas abajo. Esa solución rica avanza hacia la planta de procesos", explicó la ingeniera química Yesica Perona, superintendenta de Procesos de Gualcamayo.
 
Minería del oro. El proceso de lixiviación se realiza mediante riego por goteo presurizado.
El proyecto minero, que pertenece a la empresa Minas Argentinas del Grupo Aisa, implementó un sistema cerrado de agua, que se utiliza para generar la solución cianurada. Es decir que se reutiliza el agua y a través de diferentes procesos químicos cambian su composición para su recuperación.
 
La cantidad de cianuro que se implementa en los procesos mineros dependen de los diferentes minerales que componen la pila de lixiviación. "En esta mina consumimos 360 toneladas de cianuro por mes y Veladero consume 50. La diferencia está en la matriz del mineral y cómo se desarrolló la geología. Eso es lo que va a determinar el consumo de los reactivos", detalló Perona.

Los mineros que trabajan en el proceso de lixiviación llevan un sensor de gas cianhídrico que alerta en caso de algún incremento de los estándares estipulados. "Nosotros andamos con este detector, que tiene un sensor lumínico, sonoro, y de vibración. Ante una elevada concentración de gas cianhídrico empieza a vibrar. Con los controles que aplicamos, podemos trabajar sin miedo y sin riesgos", explicó uno de los trabajadores.

Según explicaron los profesionales de Gualcamayo, si hay un desperfecto en el riego por goteo de solución cianurada, el sistema corta inmediatamente el caudal para evitar cualquier fuga del valle de lixiviación, el cual está diseñado para contener el mineral y el proceso de lixiviación.

 Los protocolos mineros también contemplan la inactivación del cianuro a través de sustancias químicas como peróxido de hidrógeno e hipoclorito de sodio. "El peróxido es agua oxigenada al 65% y el hipoclorito es lavandina. Con eso nosotros podemos destruir el cianuro rápidamente", detallaron.

La minería no es la única industria que utiliza cianuro. La fabricación de partes metálicas, plásticos, telas sintéticas, fertilizantes, herbicidas, tintes y productos farmacéuticos también usan este insumo.

Según explicó el director Ejecutivo de Minas Argentinas, Ricardo Martínez, cuando finalice la lixiviación y el proceso productivo, se realizará el riego por goteo para neutralizar el cianuro que contiene el valle.

"Cuando deje de ser económico el tema de la lixiviación del oro remanente, esto se va a empezar a regar cada vez con menos cianuro y más solución de alto pH, es decir, alcalina, para detoxificar toda la pila de mineral hasta que se inertice todo el cianuro. Eso se va monitorear y controlar por el líquido que sale y en algún momento ya dejará de ser necesario de detoxificar", amplió Martínez.

Además, en el interior de la mina se utilizan insumos biodegradables para las perforaciones, según contó el director. "Hay detergentes, polímeros y un montón de herramientas para la tecnología de perforación, similar a lo que se hace en el petróleo, pero protegiendo el medioambiente".

"Es un ambiente de trabajo industrial bien cuidado, donde hay normas de seguridad muy estrictas y que, como corresponde, hay un control interno y otro permanente de la autoridad minera, con muestreos que se hacen permanentemente", aclaró Martínez.

Uso del agua y ambiente
El gerente de Seguridad, Salud y Medio Ambiente de Minas Argentinas, Ariel Alfonso, explicó que Gualcamayo tiene un permiso de uso del agua que es de 130.000 metros cúbicos por mes y el pico máximo fue de 52 metros cúbicos. "Es menos del 1% del total del agua que utiliza Jáchal", estimó.

Además, indicó: "La mina no está obligada a cumplir ciertas normas. Sin embargo, cumplimos tanto pautas internacionales en materia de seguridad ambiental, como son las ISO 45.000 y 14.000, y adherimos al Código Internacional de Manejo del Cianuro. Esto es una decisión y una política de la empresa".

Alfonso explicó que la práctica de la minería es segura porque existen múltiples estudios a lo largo del proceso minero que permiten un desarrollo normal de la actividad, sin riesgos.

"Antes de empezar y hasta perforar en exploración, se hacen estudios sobre cómo es el ambiente donde se va a desarrollar la actividad. Una vez que se determina la vida de una mina, que va a pasar a ser un proyecto de explotación, se vuelve a hacer un estudio con toda la ingeniería y se toman todas las medidas y controles necesarios para mitigar el impacto del proceso minero", detalló.

A su vez, comentó: "Hoy el mundo la minería es el principal inversor en materia de ambiente. Todas las tecnologías nuevas se crean en la minería y de ahí se va diversificando a las distintas industrias. Estamos regulados por un montón de entes interdisciplinarios de la provincia y también nacionales. Adherimos a códigos y normas internacionales de buenas prácticas que se hacen en minería a nivel mundial. Nuestros estándares son de nivel global".

El gerente explicó que en Gualcamayo hay controles de aire cada diez minutos, como también otro tipo de verificaciones diarias, semanales y mensuales. "Tenemos todos los protocolos para mitigar en el caso de que suceda algún evento, pero en realidad se trabaja muchísimo más en prevención, así que por ese motivo es seguro ambientalmente", indicó.

Flora y fauna
Al circular por el predio de Gualcamayo se pueden ver vacas, burros, perros, aves, y otros animales que circulan libremente. Los protocolos mineros también contemplan el cuidado de la flora y fauna nativa.

En cercanías de la planta de tratamiento, la pileta que contiene solución cianurada tiene una malla protectora para que ningún animal pueda acercarse a beber. A su vez, en el valle de lixiviación hay espantapájaros para evitar que tomen el líquido que tiene cianuro.

Sin embargo, las normativas que deben cumplir las empresas mineras incluyen la protección de las especies. "Dos veces al año se hace el monitoreo de factores ambientales en donde analizamos la fauna y flora, tanto en la época de invierno como de verano", explicó Alfonso.

A su vez, indicó que el predio de la mina cuenta con un vivero para reproducir las especies nativas. Se trata de un proyecto que la empresa decidió sumar en su Declaración de Impacto Ambiental.

"No hay que tener miedo, hay que tener responsabilidad, hay que conocer, estudiar e invertir y eso se hace desde el día cero de la mina y cada vez más. Todos nuestros datos ambientales están en nuestra página de internet, pueden ver toda la información que tomamos cada 10 minutos, y se actualizan mensualmente en nuestra página web. También está a disposición en el Ministerio de Minería, y el material es público. Además, hacemos monitoreos participativos con la comunidad", detalló.

Minería en Mendoza
El director Ejecutivo de Minas Argentinas, Ricardo Martínez, opinó acerca de lo que sucede en la provincia de Mendoza, donde se intenta impulsar la actividad.

"Mendoza por distintas razones ha estado esquiva al desarrollo minero de la Argentina por muchos años. Obviamente, no va a ser una cuestión fácil de reparar, los tiempos que se pierden son difíciles de recuperar", manifestó el director de Minas Argentinas.

Además, agregó: "Como geólogo y lo digo con total conocimiento porque he trabajado mucho en el oeste mendocino, desde Malargüe hasta el norte de Mendoza, hay un potencial muy importante que seguramente va a tardar algunos años en demostrarse, pero, con seguridad, va a ofrecer resultados. Siempre y cuando la política sea estable y haya continuidad de este ejercicio que se está haciendo ahora y que obviamente la gente también se integre y empiece a participar mucho más".

En el imaginario colectivo, probablemente todavía circule la imagen cinematográfica de un minero como un hombre que transporta una carretilla sin ningún tipo de elemento de protección personal, o simplemente con barbijo y guantes. Sin embargo, a medida que avanza la tecnología, también mejoran los procesos de control y monitoreo de la actividad minera. Seguramente quede mucho por estudiar y modernizar, pero es imposible imaginar una vida sin productos derivados de la actividad minera.

"La minería para que sea socialmente aceptada debe integrarse con la economía regional. No compite con otras actividades, se integra a la mesa productiva de todo lo que tenemos en el oeste del país y ese es el futuro que hemos visto que se desarrolla muy bien en San Juan. Dios quiera que se pueda desarrollar también en otras provincias como Mendoza, como Chubut, Neuquén y todo el país, especialmente en el sector oeste porque allí tenemos tanta potencialidad económica como la Pampa Húmeda o mucho más", expresó Martínez.

Fuente: Sitio Andino
 

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