Qué decía Francisco de la minería y el ambiente



Por Elizabeth Pérez
El papa Francisco ha sido un destacado defensor del cuidado del planeta y la protección del medio ambiente. En sus encíclicas Laudato Si’ y Laudate Deum, ha enfatizado la importancia de cuidar y defender la vida en todas sus expresiones, y se refirió en varias ocasiones a la minería, la principal actividad en San Juan.
Vale la pena recordar que la encíclica Laudato Si (2019) convoca a todos los sectores a cuidar el planeta, con un objetivo concreto de frenar de manera urgente el cambio climático, que pone en peligro la vida. "Cuidar la casa común es cuidar la vida en la Tierra y esto implica salvar la humanidad y evitarle enormes sufrimientos", explicó Francisco.
El Sumo Pontífice desarrolló una serie de criterios para ser tomados en cuenta en las decisiones energéticas y ambientales, para preservar la vida. Además, pidió cambios profundos en los estilos de vida, los modelos de producción y consumo, y en las estructuras de poder. Habló de una "deuda ecológica" y aseguró que los más graves efectos de las agresiones ambientales los sufren los pobres. Tambien destacó el "fracaso de las cumbres mundiales sobre medio ambiente, en las que no se puso ni se pone como prioridad al bien común".
Con mineros
El 3 de mayo de 2019 en una reunión con mineros, pronunció un discurso en la reunión-diálogo sobre “Minería para el bien común”, que se realizó en la ciudad del Vaticano y estas son sus principales exhortaciones. En ese momento el Papa invitó a los asistentes a ver la situación en que se encuentra nuestro hogar común, y la calificó de “precaria”, aludiendo a que el modelo económico actual está orientado solo al beneficio y basado en la ilusión de un crecimiento económico ilimitado. “La minería no tiene segunda cosecha”, dijo.
También invitó a fijar la mirada en lo que hacen las grandes potencias: "Las potencias económicas siguen justificando el actual sistema mundial, en el que prevalecen la especulación y la búsqueda de ingresos financieros, que tiende a ignorar todos los contextos y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente".
El Papa subrayó: "el mercado por sí solo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social" y "la protección del medio ambiente no puede garantizarse únicamente sobre la base del cálculo financiero de los costos y beneficios. Necesitamos un cambio de paradigma en todas nuestras actividades económicas, incluidas las actividades mineras”.
Tres perspectivas
En la reunión "Minería para el bien común", Francisco alentó a juzgar lo relacionado con la actividad minera desde tres perspectivas.
- En primer lugar, “la minería, como cualquier actividad económica, debe estar al servicio de toda la comunidad humana”. La realización de este servicio debe tomar en cuenta a las comunidades locales en todas las etapas de los proyectos mineros. “La población local debe tener un lugar privilegiado, que se pregunte qué es lo que quiere para sí misma y para sus hijos, y que pueda tener en cuenta los objetivos que trascienden el interés económico inmediato". Respecto a las comunidades de la Amazonia dijo que “deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo cuando se trata de grandes proyectos que afectan a sus espacios". El Papa insistió en la importancia de valorar a las comunidades indígenas: Estas comunidades vulnerables tienen mucho que enseñarnos” ... "Para ellos, de hecho, la tierra no es un bien económico, sino un regalo de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el que necesitan interactuar para nutrir su identidad y sus valores. Sin embargo, en diferentes partes del mundo, se les presiona para que abandonen sus tierras y las dejen libres para proyectos extractivos, agrícolas o de cría, que no presten atención a la degradación de la naturaleza y la cultura".
- El dinero no es la prioridad: En segundo lugar, Francisco dijo que “la minería debe servir a la persona humana y no al revés”. Citando a Benedicto XVI, el Papa insistió: "En las intervenciones para el desarrollo debe mantenerse el principio de la centralidad de la persona humana, que es el sujeto que debe asumir en primer lugar el deber del desarrollo". Toda persona es preciosa ante los ojos de Dios y sus derechos humanos fundamentales son sagrados e inalienables”. El Papa cuestionó la responsabilidad social empresarial: “por sí sola no es suficiente. Debemos asegurar que las actividades mineras conduzcan al desarrollo humano integral de todas y cada una de las personas y de toda la comunidad”.
- Desarrollar economía circular: En tercer lugar, el Papa llamó a fomentar el desarrollo de una economía circular en el ámbito de la minería para romper con el circuito consumista, con el modelo extractivistas, es decir, romper con “la tendencia desenfrenada del sistema económico a transformar los bienes de la naturaleza en capital”. En este contexto, el Papa llama a “denunciar y evitar esta cultura del despilfarro. El sistema industrial, al final del ciclo de producción y consumo, no ha desarrollado la capacidad de absorber y reutilizar residuos y escorias”. Por eso propone una economía circular con un enfoque basado en la sobriedad: "reducir, reutilizar, reciclar", también están muy en línea con los Modelos de Consumo y Producción Sostenibles promovidos en el 12º Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU. Además, las tradiciones religiosas siempre han presentado la sobriedad como un componente clave de un estilo de vida ético y responsable. La sobriedad también es vital para salvar nuestro hogar común”.
La casa común
El Papa llamó a los asistentes a trabajar juntos “para sanar y reconstruir nuestro hogar común. Todos estamos llamados a “colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno con su propia cultura y experiencia, iniciativas y capacidades".
También invitó, recordando a los obispos latinoamericanos, a preguntarnos sobre la pertinencia “de las actividades mineras en los territorios y, por lo tanto, proponer, planificar, actuar para transformar nuestro modo de vida, influir en las políticas energéticas mineras de los Estados y gobiernos, así como en las políticas y estrategias de las empresas dedicadas a la minería, con el fin de lograr el bien común y el auténtico desarrollo humano, sostenible e integral".
Finalmente, invitó a los asistentes a “darnos cuenta de que lo que está en juego es la dignidad de nosotros mismos. Somos los primeros en estar interesados en heredar un planeta habitable para la humanidad que vendrá después de nosotros. Es un drama para nosotros mismos, porque cuestiona el sentido de nuestro paso por esta tierra”.
Fuente: Tiempo de San Juan

