Cobre y el futuro: ¿Podrán los nuevos motores de demanda desplazar a los viejos?

En un mundo marcado por las transformaciones productivas, las tensiones geopolíticas y la disrupción tecnológica, el cobre se perfila como un metal esencial para sostener el nuevo orden económico global.
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Pero en medio del cambio, ¿hasta qué punto los nuevos motores de demanda —como la inteligencia artificial y los centros de datos— pueden sustituir a los tradicionales?

Ese fue el centro del debate en uno de los paneles destacados de la World Copper Conference 2025, celebrada esta semana en Santiago de Chile. Bajo el título "Will the Next Generation of Demand Drivers Displace the Old?", cinco expertos del más alto nivel analizaron el presente y el porvenir de la demanda de cobre. Las conclusiones fueron reveladoras.

Geopolítica y demanda: la sombra de la guerra comercial

Henry Van, jefe de análisis de metales industriales en Trafigura, no dejó lugar a dudas: las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China podrían tener un efecto devastador sobre la demanda de cobre a nivel mundial.

“Más del 10% de los productos manufacturados globales terminan en EE.UU., y todos llevan cobre, aunque no lo veamos. iPhones, routers, electrodomésticos. Si los aranceles suben como se propone, la demanda de cobre puede contraerse bruscamente”, advirtió.

Van argumentó que mientras sectores como la alimentación o la energía mantienen su consumo relativamente estable ante shocks de precios, el cobre, más vinculado al consumo duradero, es más vulnerable. “Nadie necesita comprar un aire acondicionado hoy si cuesta el doble que hace seis meses”, ejemplificó.

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China: ¿desaceleración renovable o ajuste estratégico?

Angela Bi, directora de investigación en metales asiáticos de Mercuria, ofreció una mirada desde dentro de China. Reconoció la ralentización de nuevas instalaciones renovables, pero la atribuyó a una transición hacia una fase de crecimiento más estable y sistémico.

“China no abandonará las renovables. Al contrario, se está reforzando la inversión en infraestructura de red eléctrica, porque ahí está el cuello de botella. Además, la seguridad energética nacional está elevando el interés por fuentes domésticas, como la solar y eólica”, sostuvo.

Bi fue clara: China seguirá creciendo en capacidad renovable, aunque a un ritmo más sostenible —300 GW por año durante los próximos cinco años—, lo cual seguirá impulsando la demanda de cobre, especialmente al integrarse con almacenamiento energético distribuido.

La visión estructural: tecnología, historia y estrategia

El CEO de Vale Base Metals, Shaun Usmar, aportó perspectiva histórica y estratégica: “Estamos subestimando el ritmo de adopción tecnológica. Ya pasó con los móviles. McKinsey predijo medio millón de usuarios en 2000 y hubo 109 millones. Hoy, subestimamos el impacto de la IA, que requerirá una infraestructura colosal de centros de datos, y cobre.”

Usmar ilustró cómo eventos aparentemente aislados, como el hito de AlphaGo venciendo a un maestro del Go en 2016, catalizaron inversiones multimillonarias en IA, especialmente en Asia. “No se trata sólo de transición energética; es una carrera por la supremacía tecnológica. Y ahí, el cobre es cuello de botella.”

La diversificación como blindaje

Laura Whitton, estratega global de materias primas en BHP, ofreció quizás la visión más estructurada. Para ella, la demanda de cobre descansa sobre tres pilares: consumo tradicional, transición verde y digitalización.

“Para que el cobre pierda relevancia, tendríamos que dejar de usar tecnología. Y eso simplemente no va a ocurrir. A eso sumemos que economías como India están recién comenzando su electrificación masiva. Eso garantiza un piso sólido de demanda por décadas.”

Con datos en mano, Whitton subrayó que la demanda china de cobre per cápita aún es la mitad que la de economías desarrolladas, e India apenas alcanza una séptima parte del consumo eléctrico japonés. “La expansión apenas empieza.”

Además, destacó que incluso si sectores como los vehículos eléctricos se ralentizan, hay una “cartera” muy diversificada de aplicaciones: desde enchufes y refrigeración hasta redes inteligentes y chips.

El cobre, en el epicentro de la nueva economía mundial

Este panel dejó una impresión nítida: el cobre no es solo un insumo industrial, es una infraestructura crítica para la economía del futuro. Desde los iPhones hasta los algoritmos de IA, desde los parques solares hasta la transición post-fósil en India, su relevancia crece día a día.

Y aunque los factores de riesgo son numerosos —aranceles, caos económico, interrupciones tecnológicas—, la convicción de los expertos es clara: los nuevos motores de demanda no desplazarán a los viejos, sino que los complementarán. En ese equilibrio reside la fortaleza del cobre.

Fuente: Panorama Minero

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