Lecciones globales del cambio climático

La evolución es esencial al universo y los calentamientos y enfriamientos, fruto de esa dinámica, tienen efectos catastróficos, pero gracias a ellos, el mundo es esta maravilla poblada de secretos, que nos sirve de hogar.
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Por Ricardo Alonso

Desde que el planeta Tierra se organizó como hoy lo conocemos, esto es con una litósfera móvil, una hidrósfera líquida, una criósfera sólida y una atmósfera gaseosa y oxidante, los climas evolucionaron y se adaptaron a las situaciones internas y externas.

La ecósfera cambió o tuvo que adaptarse a situaciones extremas como fueron la extraordinaria salida de magmas que formaron las grandes provincias ígneas que cubren cientos de miles de kilómetros cuadrados. Deccan en India, Siberia, Paraná, Columbia, son algunas de ellas. Estas catastróficas salidas de magmas de fisura inyectaron billones de toneladas de gases a la atmósfera y cambiaron el albedo de grandes regiones ocasionando cambios climáticos globales. Como dirían los autores de la Teoría del Caos, el vuelo de una mariposa en la China puede causar un huracán en los Estados Unidos.

Las erupciones volcánicas puntuales como las de Toba, Huaynaputina, Laki, Tambora y Krakatoa, por mencionar solo erupciones catastróficas históricas, produjeron "Años sin Verano" o "Inviernos Volcánicos" con repercusión global.

Como fenómeno externo conocemos el reseteo que sufrió nuestro planeta luego de la caída hace 66 millones de años del asteroide en Yucatán que produjo la extinción de los dinosaurios y otras formas de vida marinas y continentales. No tenemos claro hasta donde afectaron la vida de los ecosistemas las explosiones de supernovas cercanas o las megafulguraciones solares.

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El planeta se globalizó en océanos, desiertos o glaciares en muchas oportunidades a lo largo de su historia. Ello a raíz de que los océanos solaparon extensamente a los continentes, los hielos avanzaron hasta latitudes bajas y los desiertos se expandieron sobre vastas regiones.

Los Andes y la Puna

Téngase presente que, hacia el final del reinado de los dinosaurios, los Andes, como hoy los vemos, no existían. El nivel del océano había subido entonces 300 metros y cubrió con aguas someras grandes superficies planetarias. América del Sur es un ejemplo donde un mar de aguas cristalinas y calientes avanzó y depositó extensos mantos de calizas. Esas rocas calcáreas se extienden desde el sur del Ecuador, cubren el altiplano peruano y boliviano, el norte de Chile y gran parte del noroeste argentino hasta Formosa.

Los depósitos calcáreos de esa época reciben distintos nombres tales como Vilquechico (Perú), El Molino (Bolivia), Purilactis (Chile) y Yacoraite (Argentina). Esas rocas están repletas de tapices bacterianos fósiles llamados estromatolitos, pisadas de muchos tipos de dinosaurios bípedos y cuadrúpedos, arenas de playas con huevos de dinosaurios herbívoros y carnívoros, peces de una gran variedad, cocodrilos, gasterópodos, bivalvos, plantas, microfósiles y entre ellos foraminíferos, etcétera. Forman parte de los depósitos del "Mar Cretácico de Yacoraite". Es importante aclarar que dicho término es un reduccionismo ya que abarca toda clase de ambientes lacustres y palustres relacionados con el nivel del mar.

El petróleo

Dentro de la Formación Yacoraite se encuentra un horizonte anóxico, esto es formado en ausencia de oxígeno, que dio lugar a una capa regional de esquistos bituminosos. El sabio alemán Ludwig Brackebusch lo identificó a fines del siglo XIX y le llamó "Formación Petrolífera".

Lola Mora, la gran artista universal salteña, se interesó en su explotación comercial en la década de 1920. A tal fin publicó un folleto titulado "Combustibles: Problema resuelto" (Salta, 1926). El facsimilar de esa obra perdida se encuentra contenido en mi libro: Alonso, R. N., 2018. La visionaria y genial Lola Mora. Pionera Mujer en Minería y Petróleo. Mundo Gráfico Editorial, 118 p.; Salta, que fuera declarado de interés de la Cámara de Diputados de la Provincia de Salta.

Lola Mora realizó un inventario completo de las manifestaciones con esquistos bituminosos de Salta y Jujuy estudiando la literatura geológica de la época. En su homenaje hemos propuesto llamar a ese evento regional del Cretácico "Horizonte Anóxico Lola Mora" en la misma línea que se bautizó como "Livello Bonarelli" (OAE 2) a otro fenómeno más antiguo y global en homenaje al gran geólogo italiano Guido de Bonarelli que estudió el petróleo de Salta en la década de 1910.

Luego los Andes comenzarían a elevarse y el mar a retirarse en una increíble metamorfosis geológica. Hoy esas capas del "mar de Yacoraite" se encuentran perforadas por los volcanes andinos en Huaytiquina, penetradas por magmas graníticos en el Acay, colgadas y deformadas en las sierras de la Cordillera Oriental y faja subandina y hundidas a gran profundidad en la llanura chaqueña, en Formosa, extraen el petróleo generado en aquel pretérito "Mar Cretácico de Yacoraite".

El valle Calchaquí

Los yacimientos de uranio y vanadio del Valle Calchaquí, depósitos de cobre, plomo y plata, canteras de cal, entre otras sustancias minerales demuestran la riqueza de esa extraordinaria formación geológica del tiempo en que vivieron los últimos dinosaurios en el planeta.

Diez millones de años más tarde ocurriría otro evento global de calentamiento conocido como Máximo Termal Paleoceno-Eoceno (MTPE). Capas de esa época están ampliamente representadas en Salta y Jujuy y contienen una extraordinaria riqueza en insectos y tortugas fósiles. Se conocen como el Subgrupo Santa Bárbara del Grupo Salta y comprende las formaciones Mealla, Maíz Gordo y Lumbreras de la estratigrafía regional.

Una vez más el mundo volvería a calentarse en el "Óptimo Climático Mioceno" (MCO) un evento que en el norte argentino está muy bien documentado entre 17 y 14 millones de años atrás. Un extenso desierto de tipo Sahariano cubriría la región con grandes dunas de arenas rojas y naranjas. Un calentamiento global que duró tres millones de años y nos dejó bancos de arenas en formaciones que se extienden desde la Puna hasta el Chaco. Arenas puras y doradas de ese viejo desierto se encuentran exquisitamente representadas en El Préstamo, en la entrada al embalse de Cabra Corral. Y también se las ha encontrado en Acsibi, Cuesta del Obispo, Osma, Chamical, Lumbreras, entre otros puntos. Ese desierto sería cubierto por la última ingresión marina al interior de América del Sur entre 12 y 14 millones de años atrás. Se conoce en nuestro país como la ingresión marina Paranaense y en el norte argentino dejó como registros sedimentarios a la Formación Anta que se caracteriza por capas rojas y verdes con abundante yeso y otros minerales.

Está muy bien representada en el ingreso a las termas de Rosario de la Frontera. Las aguas termales la atraviesan y se cargan de sales que les dan las distintas características termominerales de uso médico y balneoterapia.

Los últimos dos millones de años el planeta se enfrió muy fuerte y sobrevinieron al menos cuatro edades de hielo con sus correspondientes periodos interglaciares. Es interesante señalar que el Amazonas apareció y desapareció en esos periodos cambiando su fisonomía.

Los hielos avanzaron desde los casquetes polares hacia las latitudes bajas. Muchas regiones quedaron bajo los hielos. Los grandes lagos de Estados Unidos y Canadá son un resabio menor de aquellas épocas glaciares. Algunos de esos lagos gigantescos se rompieron en forma catastrófica y liberaron de golpe millones de hectómetros de agua que se desplazaron a velocidades increíbles arrastrando todo a su paso y generando canales de erosión que recién pudieron explicarse cuando se descubrió el verdadero origen del fenómeno.

Es el caso del lago Missoula y los "Channeled Scablands" una región que quedó barrida de un plumazo y dejó profundos canales de erosión que hoy se comparan con paisajes parecidos en el planeta Marte.

Los salares del Altiplano-Puna se convirtieron sucesivamente en lagos y en salares durante las glaciaciones y desglaciaciones. En los últimos mil años el planeta pasó por un "Periodo Cálido Medieval" y una "Pequeña Edad de Hielo", esta última entre 1550 y 1850 aproximadamente. Los libros de diezmo de las iglesias europeas han permitido reconstruir parte de la historia climática. El diezmo en uvas, vino, trigo, etcétera, era un fiel reflejo de la producción de esos años.

La Pampa argentina fue un escenario de cíclicas inundaciones y sequías. Florentino Ameghino lo vio en los fósiles y en la estratigrafía de los terrenos pampeanos. Escribió un voluminoso trabajo alertando sobre el tema acerca de cómo a las inundaciones le seguían las sequías. Hoy se comprende mejor con los años Niño y Niña. Las secas en la Pampa tenían un correlato con el aumento de la producción de plata en Potosí. Ello en razón de que llovía en las montañas, se llenaban las represas y se podía trabajar en la amalgamación y amonedación del metal. La interacción de las dinámicas interna y externa del planeta es muy compleja. Este sencillo paseo por la historia geológica y climática de los últimos millones de años e incluso los últimos milenios o siglos nos indica que lo único permanente es lo impermanente. Una de las grandes lecciones es que el planeta progresó más durante los tiempos de calentamiento global. La vida, el carbón y el petróleo se generaron o expandieron en esos periodos. El calor es vida, el hielo es muerte. Nada crece sobre el hielo. En un planeta dinámico el cambio geológico es una realidad.

Fuente: El Tribuno

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