“La industria minera es uno de los sectores donde vemos más potencial para incrementar el intercambio entre Suecia y Argentina”
Por Lic. Agustín López Muñoz
Gerente de Comunicación, Panorama Minero
En líneas generales, ¿cuáles son los objetivos que persigue Suecia en temas vinculados a tecnología e innovación en los distintos segmentos industriales donde participan?
Suecia tiene objetivos claros en múltiples sectores, diría que estamos involucrados en todo lo que hace al desarrollo de las industrias y de la economía del futuro. El crecimiento de nuestro país depende de empresas y sectores que puedan ser innovadores, de su capacidad para brindar calidad y solidez a todo lo que hacemos. La innovación es parte de la identidad sueca y un recurso clave para poder ser competitivos e introducirnos en el mundo de hoy, con competidores cada vez más fuertes y que producen a precios baratos y grandes escalas.
En ese contexto competimos, y creo que lo hacemos muy bien, con el distintivo de brindar calidad y servicios de primera. Allí está nuestro valor agregado. Trabajamos bajo la misión de estar adelante en cuanto a innovación y buscamos acompañar a las empresas suecas en su crecimiento. El sector público ejerce una estrecha colaboración con el sector privado de nuestro país y creo que es fundamental para ver mejoras en lo que ofrecemos y en cómo nos posicionamos ante el mundo.
Precisamente en el análisis global, existen visiones encontradas y contrapuestas respecto a los destinos, por ejemplo, de los sectores ligados a la transición energética. Observamos casos como el de la Unión Europea o China, impulsando la demanda de vehículos eléctricos, y casos como el de Estados Unidos, donde todavía no ha impactado del todo la electromovilidad. ¿Cuál es el rol que tendrá Suecia y la UE en este contexto?
La transición energética es clave para el futuro del planeta. En eso no hay matices ni alternativas. Es un tema que tenemos que enfrentar como sociedad. Creo que Europa está más adelante que la mayoría de los países en términos económicos y de desarrollo, por lo cual tiene el rol de ser punta de lanza en todo lo que respecta a gestionar el cambio climático. No sólo se precisa de esfuerzos por parte de las empresas y los gobiernos, sino que también tiene que adoptarse este cambio de mentalidad en el seno de la sociedad. En el caso de los países nórdicos, este es un tema que nos atraviesa de lleno y tenemos la responsabilidad de mostrar un modelo que dé cuenta de cómo gestionar responsablemente los recursos.
Incluso en Europa, Suecia está un poco por delante que el promedio y ponemos un poco de "presión" al sector privado para alcanzar las metas vinculadas al cambio climático. Tenemos que mostrar que sí se puede y que es una hoja de ruta que podemos sacar adelante trabajando juntos. Desde los años 90, en Suecia las emisiones de dióxido de carbono han tendido a la baja, a la inversa de muchos países. Hemos tenido un crecimiento económico sostenible donde hemos podido avanzar sin dejar atrás la cuestión climática. Por citar un ejemplo, en 2015, Peter Carlsson, un ex ejecutivo sueco de Tesla, fundó Northvolt, una fábrica de baterías de iones de litio para vehículos eléctricos que busca liderar la electrificación del transporte en Suecia. Desde su apertura en Skellefteå en 2022, Northvolt ha empleado a más de 5.500 personas y ha implementado un programa de reciclaje que reutiliza materiales y metales para nuevas baterías, destacando su compromiso con la sostenibilidad.
¿Cree que se puede llegar a alcanzar ese consenso en toda escala?
La descarbonización es una búsqueda que no podemos descuidar. Se trata del futuro del planeta y es un tema que nos obliga a buscar consensos y equilibrios, políticas en común que trasciendan la singularidad de cada país para contrarrestar los efectos no deseados del propio crecimiento productivo. Tenemos que encontrar soluciones efectivas para disminuir la contaminación y demostrar que es posible crecer pero de forma sostenible y cuidando nuestro impacto en el entorno.
Suecia posee un papel preponderante como consumidor de vehículos eléctricos. Ahora bien, ¿existe en el país una mirada tendiente al desarrollo de vehículos eléctricos o baterías en el territorio?
El papel más importante que tenemos a nivel gobierno es mejorar las condiciones para construir un futuro más verde. Particularmente en el sector de la electromovilidad, nuestra energía está puesta en dar buenas condiciones para la instalación de una infraestructura de cargadores acorde, algo en lo que estamos trabajando fuertemente, y a la vez acompañar a las compañías privadas que cuentan con el know-how a inclinarse por lo eléctrico.
Postal de Kiruna, una ciudad minera, la más septentrional de Suecia. Fotografía: por Jann Lipka
Tenemos ejemplos como el de Volvo Cars, que tiene una gran producción en Suecia y plenamente incorporado el ADN sueco. Ellos se están convirtiendo en una empresa con gran relevancia en el mundo eléctrico. Todo fabricante sueco que busque especializarse en este tipo de innovaciones contará con nuestro apoyo porque es un área más que favorable, al igual que sucede con la inteligencia artificial, que es otro eslabón dentro de la cadena de la innovación que está generando gran interés.
A nivel regional, ¿cómo se encuentran las relaciones con América Latina?
En Latinoamérica tenemos excelentes relaciones con la mayor parte de los países. Argentina es uno de los casos. Hay lugar para más intercambio, pero tenemos ya una fuerte presencia sueca. Contamos con más de 30 empresas suecas con una gran presencia en Argentina y además tenemos importadoras de productos suecos, que nuclean un estimado de 50 empresas, que están participando fuertemente a nivel local. Estas compañías crean empleo para más de 17.000 argentinos: un dato que refleja la importancia de nuestras relaciones y lo mucho que todavía podemos crecer.
¿A cuánto asciende el comercio bilateral entre Suecia y Argentina?
A cifras del año pasado, el intercambio fue de unos US$300 millones, de los cuales US$200 millones se corresponden a exportaciones suecas a Argentina y cerca de US$100 millones en la otra dirección. Además de esto, es importante destacar que en 2023 registramos un flujo de inversiones suecas en Argentina por un total de US$120 millones.
Argentina atraviesa un período de cambios en cuanto a su política y economía. ¿Cómo siguen estas transformaciones?
Seguimos con interés lo que sucede en el país, tanto el sector público como privado. Hay un cambio drástico, no hace mucho tiempo que habían grandes problemas con importaciones y temas económicos de diversa índole. Las transformaciones que se están implementando generan un gran interés. Notamos cada vez más preguntas en la embajada por parte de actores suecos atraídos por lo que sucede aquí. Ahora hay un interés firme por Argentina, aunque es necesario agregar que la mayoría de las empresas extranjeras están en un estado de "wait and see" (esperar a ver qué pasa).
Para establecer inversiones de porte se toman decisiones pensando en el largo plazo, en eso es importante dar previsibilidad, y hay que acompañar ese interés y ese cambio de rumbo con reglas claras para favorecer el arribo de capitales. Las compañías son pacientes, tenemos casos de empresas suecas que están en Argentina hace más de 50 o 100 años. No se van fácilmente de un país, pero sí considero que es importante allanar ese camino y trazar un rumbo prolijo sobre el cual poder desarrollar los negocios en beneficio de todas las partes.
Refiriendo particularmente a la minería, ¿qué importancia tiene el territorio argentino para el desarrollo de nuevos negocios?
La minería es tal vez el sector donde vemos más potencial para incrementar el intercambio. Entre las empresas que colaboran en el país, muchas están de una manera u otra interesadas o participando en la industria, ya sea suministrando máquinas, como en el caso de Sandvik, Epiroc, Alfa Laval o Atlas Copco, o bien promoviendo el transporte, como Scania o Volvo. También contamos con Ericsson en el terreno de las telecomunicaciones, y existen otras ramas, como las de seguridad y vigilancia, donde hay un gran desarrollo. Otro rubro de interés es el del software, que es un aporte que podemos hacer a la industria minera argentina y donde tenemos empresas con una presencia global más que relevante. En general, ofrecemos productos y servicios de avanzada en los múltiples mercados en los que operamos.
En la rama extractiva, ¿qué tipo de injerencia tiene este sector para la economía de Suecia?
El hierro es uno de los productos más importantes para Suecia y tenemos una gran parte de los yacimientos de hierro de Europa, en el extremo norte del territorio. Ahora se está excavando en una de las minas más importantes que tenemos en el país, en Kiruna, a 1.300 metros debajo de la tierra, con proyección de llegar a los 2.000 metros. Es interesante esto porque en Suecia vemos cómo convive la sociedad con la minería y tenemos este caso, por ejemplo, en el que literalmente están trasladando a la ciudad lindera a esta operación para poder continuar con los trabajos mineros.
Toda la inversión para esta tarea está a cargo de la empresa operadora, una compañía estatal, que está reubicando a toda una ciudad dejando ver cómo se relaciona la comunidad con la industria en nuestro país. Tenemos una gran actividad minera en el territorio y existen yacimientos donde hay minerales estratégicos. Seguramente en el futuro tengamos más minas en funcionamiento y esto tiene que ver un poco con lo que hablábamos antes respecto a la geopolítica. Europa debe reducir su dependencia de los minerales extranjeros, especialmente los estratégicos, y Suecia tiene la responsabilidad de contribuir significativamente a este objetivo. Y desarrollarlo bajo una firme conducta ligada a la sostenibilidad, que es crucial para todo lo que realizamos a nivel país. La minería debe pensarse a largo plazo y para eso debemos garantizar no sólo nuestra independencia en el acceso a los minerales sino también que las prácticas para desarrollar los recursos sean consistentes con el cuidado del ambiente.
Fuente: Panorama Minero