Turismo minero: una gran oportunidad para la Puna
Ya oficializada el acta acuerdo con la que los gobiernos de Salta y Catamarca se comprometieron a crear un corredor minero turístico entre las dos provincias, se abren grandes posibilidades para desarrollar esa alternativa en la Puna. Una región única, tanto por su historia minera como por la riqueza geológica que se plasma en paisajes de bellezas inconmensurables.
El convenio se gestó entre los primeros mandatarios de los dos distritos en agosto del año pasado, durante un seminario sobre litio que se desarrolló en el Centro de Convenciones de Limache de la capital salteña. Terminó por aprobarse el miércoles pasado con una resolución publicada en el Boletín Oficial de esta provincia.
Se estableció conformar una integración de los departamentos Los Andes y Antofagasta de la Sierra (Catamarca), "con el objetivo de realizar y mantener las obras destinadas a promover el turismo sostenible y responsable en la región, y el desarrollo de la minería", según consigna en el acuerdo.
Y se agregó: "funcionará como una instancia de cooperación y colaboración para la articulación de acciones tendientes a mejorar la infraestructura que conecte a las comunidades locales y originarias, otorgue condiciones de seguridad y contribuya a la mejora de la calidad de vida, potenciando el desarrollo económico".
Oportunidades
Ricardo Alonso conoce la Puna "como la palma de la mano", como lo afirmó el propio doctor en Geología en diálogo con El Tribuno y como lo certifican sus cientos de publicaciones científicas y de divulgación en torno a esa región, que lo convirtieron en una eminencia internacional en este ámbito.
Con esa autoridad, el especialista salteño afirmó que "hay una gran oportunidad" con esta iniciativa que conecta el turismo con la minería. Recordó que tuvo la oportunidad de conocer emprendimientos exitosos en ese rubro, como la mina de plata Calico en la estadounidense California, donde se montó un gran emprendimiento turístico. Mencionó, además, el caso de la mina cuprífera chilena Chuquicamata, que está activa y los turistas pueden visitar.
"También me impresionó el viejo pueblo minero de Virginia City en Nevada, donde estaba la mina Comstock Lode, con su viejo cementerio, las construcciones en madera y la vieja oficina que habitó Mark Twain y donde escribió algunas de sus obras emblemáticas de literatura. Todo estaba perfectamente arreglado para aprovechar esa historia minera del oeste americano en tiempos decimonónicos", relató.
Por estas latitudes, destacó la histórica mina salteña de azufre de la Casualidad y el pueblo que montó para su explotación, que hoy son ruinas.
"Pero me da la impresión que el lugar más relevante, por lejos, es la mina de oro de Incahuasi, que está al sur del Salar del Hombre Muerto", explicó Alonso.
“Es una mina que la explotaron originalmente los indígenas, después los jesuitas y después los españoles. Estuvo activa hasta la década de 50”. relató.
Contó que esa mina perteneció al último gobernador realista de Salta, Nicolás Severo de Isasmendi. En el lugar se encontró un crucifijo de oro, que ahora está en el museo histórico de Catamarca.
Otra vieja mina que se puede sumar al corredor interjurisdiccional podría ser la del cerro Acay, que estaban en explotación cuando llegaron los primeros conquistadores españoles y la mina Concordia que data del siglo XVII.
Recordó es la mina salteña conocida como "La Colorada" de Cobres, que registró una larga explotación desde tiempos preincaicos. “El famoso arqueólogo sueco Eric Boman la visitó a comienzos del siglo XX y realizó una descripción detallada de sus ruinas, entre ellas del maray de molienda y de las huayras u hornos de fundición”, relató.
En Catamarca, en tanto, está la mina de plata del volcán Antofalla, explotada por los jesuitas en el siglo XVII y aún se conservan viejas ruinas de fundiciones donde se encontraron restos de mercurio que venía de España y fundentes.
Geoturismo
Si bien no está especificado en el convenio entre Catamarca y Salta, al corredor turístico minero se le puede agregar las visitas a los sitios de interés geológico o geositios. Otro ámbito sobre el que Alonso escribió y es fuente de consulta.
El cono de Arita en el salar de Arizaro (una de las maravillas geológicas de la Puna salteña), los "ojos de mar" de Tolar Grande; el Puente del Diablo, en La Poma, son algunos de las cientos de posibilidades para explotar en esta área y, de hecho, en algunos casos ya se organizan excursiones para visitarlos.
“Muchos geopaisajes son geopatrimonio y geoherencia para las futuras generaciones por lo que merecen su geoconservación. La señalética tiene que propender a una geoalfabetización del turista. Todo ello forma parte del campo de la geoética donde confluyen la ética y las geociencias”, sugirió el geólogo.
Fuente: Radio Salta