BCG: Hidrógeno bajo CO2, atractivo para inversores
A pesar de los efectos persistentes de la recesión económica inducida por el COVID-19, el aumento de la inflación y las implicaciones geopolíticas de la invasión rusa en Ucrania, la inversión en infraestructura, la clase de activos alternativos de más rápido crecimiento ha cumplido su promesa y ha demostrado su resiliencia.
Desde el 31 de diciembre de 2019 hasta el 31 de diciembre de 2022, las inversiones en infraestructura generaron un retorno total anualizado del 7,36%, incluidos los rendimientos en efectivo y los aumentos de valuación, e incluso generaron retornos positivos en el desafiante entorno de 2022.
Esto explica por qué la recaudación de fondos para infraestructura en 2021 creció un 50% con respecto al año anterior, mientras que las inversiones en otros activos alternativos, como bienes raíces (-25%), capital privado (-21%), deuda privada (-10%) y capital de riesgo (9%), han crecido a un ritmo significativamente más lento. Hoy en día, los inversionistas en infraestructura tienen activos bajo gestión por US$1.1 billones en los sectores de energía y medio ambiente, transporte y logística, infraestructura digital e infraestructura social.
Según un estudio global sobre infraestructura realizado por Boston Consulting Group (BCG) y EDHECinfra en el tercer trimestre de 2022, el 67% de los encuestados afirman que planean aumentar sus inversiones en energías renovables en los próximos tres a cinco años.
Los resultados del estudio se destacan en el reporte titulado “Building the Green Hydrogen Economy”, que explora los retornos y riesgos de las inversiones en infraestructura en el 2022, así como las oportunidades emergentes que se pueden crear en el futuro para inversión en la industria del hidrógeno.
UNA OPORTUNIDAD EMERGENTE EN LA INDUSTRIA DEL HIDRÓGENO
Para alcanzar las ambiciones net-zero de emisiones para 2050, el hidrógeno bajo en carbono es una opción novedosa para descarbonizar las industrias con emisiones difíciles de abatir, como los químicos básicos, la aviación, la producción de acero, el transporte marítimo y el transporte por carretera de larga distancia.
Mientras que el hidrógeno gris se genera a partir de gas natural o metano, el hidrógeno bajo en carbono se produce a través de electrólisis alimentada por fuentes de energía renovables como la eólica o la solar, o combustibles fósiles combinados con la captura y almacenamiento de carbono.
En 2021, la demanda de hidrógeno fue de aproximadamente 94 millones de toneladas, la mayor parte en forma de hidrógeno gris, que tiene un mayor impacto en el medio ambiente. Sin embargo, para 2050, la demanda de hidrógeno bajo en carbono se acercará a los 350 millones de toneladas por año.
Para cumplir con los objetivos de descarbonización del mundo, BCG calculó que los sectores público y privado deben invertir entre US$6 billones y US$12 billones en activos, entre 2025 y 2050, para producir y transportar hidrógeno bajo en carbono.
Las oportunidades de inversión se extenderán a toda la cadena de valor, desde el desarrollo y la generación de materias primas hasta el transporte y almacenamiento de hidrógeno, y entre US$ 300.000 millones y US$ 700.000 millones deberán desplegarse para 2030.
“El hidrógeno de bajo en emisiones representa una oportunidad muy interesante para todos los países que tienen buenas condiciones para las energías renovables, incluido Argentina”, señala Francisco Hidalgo, Managing Director & Partner de BCG.
“Los países y empresas que sean pioneros en esta tecnología desarrollarán una ventaja competitiva que los posicionará favorablemente para participar en esta industria en el futuro”, agrega.
CUATRO ESTRATEGIAS PARA OBTENER LA VENTAJA DE SER EL PRIMERO EN MOVERSE EN LA INDUSTRIA DEL HIDRÓGENO
Históricamente, los inversionistas iniciales han generado un mayor retorno al ser los primeros en tomar acción en los sectores de infraestructura.
En la industria de las energías renovables, las empresas que invirtieron en energía eólica y generación de energía solar a principios de la década de 2010 reportaron tasas internas de retorno más altas que las que lo hicieron en la década siguiente.
El informe “Building the Green Hydrogen Economy” detalla cuatro estrategias de inversión que pueden ayudar a los inversores a obtener una ventaja temprana en la emergente industria del hidrógeno y así superar a sus pares:
+ Seguir los subsidios e invertir solo en países y segmentos de la cadena de valor donde los responsables de la formulación de políticas han desarrollado, o planean crear, mecanismos monetarios que limiten sus riesgos.
+ Trasladar los riesgos de ejecución técnica asociados con la inversión en proyectos bajos en carbono a socios experimentados.
+ Crear una cartera invirtiendo en varios proyectos relacionados con hidrógeno para generar sinergias que ayudarán a cada proyecto a tener un mejor desempeño.
+ Ampliar el apetito al riesgo para obtener ventaja competitiva.
Fuente: ENERNEWS