Puigdomenech: Potencialidad y realidad de la minería de cobre en Argentina

La potencialidad del territorio argentino para albergar depósitos de minerales es enorme, pero no sirve para nada si no se explora. Entre la potencialidad y la realidad de la minería nacional es válido interrogarse, adónde va el cobre en la Argentina?
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Horacio Puigdomenech*

En un reciente artículo, Edu Gajardo, señala que, en el supuesto caso de que sea aprobada la exploración y luego la explotación del Proyecto Cerro Amarillo en Mendoza, esta provincia tardaría unos 10 años en tener una mina en operación. 

Esta situación contrasta con la del vecino trasandino, Chile, que podría tener en el mismo lapso 53 proyectos en marcha, con inversiones principalmente en cobre, de alrededor de 73.000 millones de dólares 

Por otra parte, en distintos medios se reiteran pronósticos de la Subsecretaría Minería de la Nación, que desde el año 2017 viene indicando que en Argentina tiene ocho proyectos mineros de cobre en diferentes etapas de desarrollo (exploración avanzada, prefactibilidad y factibilidad).

De esos ocho proyectos, cinco están en San Juan (Pachón, Los Azules, Altar, Josemaría, Filo del Sol) uno en Salta (Taca Taca), uno en Catamarca (MARA) y uno en Mendoza (San Jorge). 

El acuerdo de Paris de fines del 2015 firmado por 195 países, convertido en esencial para la continuidad de la vida humana en nuestro planeta, pone como eje a la transición energética.

Para alcanzar sus objetivos, el acuerdo disparó la demanda de lo que se denominó “Minerales Críticos. Entre ellos cobre, litio, plata, oro, grafeno, aluminio, níquel, cobalto y otros minerales; los que se convirtieron en esenciales para alcanzar los objetivos del desarrollo sustentable, donde la generación de energías sin emisiones de gases efecto invernadero (GEI), es el camino trazado para amortiguar los efectos del cambio climático. 

Para lograr tal escenario se impone modificar creencias, entender sobre el funcionamiento de los mercados de minerales, y abandonar un pasado en el que nos acostumbramos, cómodos y autosuficientes, a hablar sólo de nuestra potencialidad minera. Hoy sólo vale hablar de realidad.  

Realidad significa ponernos a pensar ¿qué hay que hacer como país para que esa riqueza dormida se incorpore al circuito económico? contribuya al desafío planetario, y nos valgamos del desarrollo económico para combatir la pobreza y progresar como sociedad. 

En distintas publicaciones, varios actores de la actividad minera señalan cuáles deben ser las acciones orientadas a poner en marcha los ocho proyectos de cobre. También, consolidar la industria del litio.

Se indica la importancia de estimular los trabajos de exploración para descubrir nuevos depósitos de los metales tradicionales y de otros minerales críticos cuya demanda empezó a crecer. 

La potencialidad del territorio argentino para albergar depósitos de minerales es enorme, pero no sirve para nada si no se explora, es decir, si no se avanza científicamente en el conocimiento geológico a la par de crear condiciones macroeconómicas y de infraestructuras necesarias para poder ponerlos en producción.   

La situación de inflación global ha generado aumentos en los costos internacionales de insumos y de los equipamientos necesarios para poner en producción los ocho proyectos de cobre aludidos. Cuestión que derivó en el aumento de los CAPEX (inversión de capital para la operación) y la necesaria actualización de los modelos financieros. 

Esta sola circunstancia sumada a las adversas condiciones macroeconómicas, impositivas, retenciones, falta de reglamentación de la ley de glaciares, fideicomisos provinciales, regalías por precio de venta y no progresivas por renta, infraestructuras eléctricas y de transportes mínimas o inexistentes; ponen en duda la puesta en marcha de los proyectos de cobre, ya que el cobre es el metal es más sensible a la variación de precio del commodity y de los parámetros básicos en los modelos financieros.           

Necesitamos de racionalidad y sentido común para posibilitar en el menor tiempo posible la puesta en marcha operaciones que dispararían importantes beneficios. Serían aportes significativos al erario público multiplicando varias veces los saldos positivos de la balanza comercial como acaba de señalarlo el Grupo Sarmiento, impuestos nacionales, provinciales y tasas municipales, regalías mineras y cánones, a lo que debe agregarse el efecto multiplicador en la economía que llega de la mano de muy buenos salarios y reinversiones de ganancias de cientos de empresas proveedoras por cada proyecto.  

Tanto para el cobre como para el litio se demanda mucha cal. Empresas productoras sanjuaninas con la más avanzada tecnología producen cales de altísima calidad que hoy exportan para la industria chilena del cobre. Para abastecer una producción proyectada de carbonato de litio (LCE) de 200.000 toneladas al 2026, (hoy 33.000 tn), se necesitarán unas 600.000 toneladas de la mejor cal para producir LCE grado batería. Más producción, más empleos, más riqueza.

Necesitamos del conocimiento, la racionalidad, la ciencia y el sentido común para poner en funcionamiento la industria minera del cobre. Que se haga en un marco de transparencia en la autoridad de aplicación, profesionalismo en los sistemas de control, y una disposición en función de los desafíos sociales más urgentes de cada provincia en el destino dado a las regalías mineras, como por ejemplo establecer una Alianza entre la Minería y el Agua como propuso el Grupo Sarmiento. Todos estos temas llevados adelante con información constatable, transparente y permanente hacia la sociedad, destinataria principal de los beneficios que fluyen de un emprendimiento minero.  

*Geólogo Senior. Integrante del Grupo Sarmiento

Fuente: SRSUR/ENERNEWS/MINING PRESS

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