Desde minería a ganadería: el mapa de los humedales en Argentina y sus actividades productivas, los intereses que toca la ley
El debate por la ley de humedales desnudó la fragilidad con que suelen darse las discusiones de fondo en Argentina. Los voceros que se expresaron a favor y en contra de una normativa contrastaron una disparidad de datos y porcentajes. El primer paso que fijan los distintos proyectos es, justamente, realizar un “inventario”. Es una manera de reconocer que el Estado no solo no apaga el fuego en el Delta ni impide el accionar de la maquinaria ilegal o los terraplenes: ni siquiera tiene definido de forma oficial cuántos son, dónde están y qué producciones se realizan en esos ecosistemas, presentes en casi todo el país con distintas características. Y por ende, cómo la ley podría afectarlos.
Como un aporte a ese vacío, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) presentó en septiembre un mapa que señala dónde están los humedales por subregiones y qué espacio ocupan. Se estima que “el 9,5% de Argentina está cubierto» por estos ecosistemas.
El resultado de ese estudio realizado en los últimos tres años “es considerablemente menor al de las estimaciones previas”, algunas de ellas elevaban a más de 20% del territorio nacional bajo esas características.
Sobre esas subregiones, que van de Tierra del Fuego a Jujuy, se desarrollan actividades productivas que exceden por mucho a la ganadería que caracteriza a las islas frente al Gran Rosario, el Delta del Paraná.
Alrededor del 40% de la producción bovina se realiza en zonas de (o con) humedales. En Chaco, Formosa y Santa Fe superan el 40%, mientras que en Corrientes esa cifra asciende al 60%.
En Chubut, el 40 % de la producción ovina y el 70 % de la bovina se concentran en los departamentos del oeste, básicamente en mallines. Alrededor del 80% del desarrollo frutícola se concentra en las provincias de Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza y Río Negro, en los oasis y valles irrigados.
La minería con el litio que esconden los salares de la Puna (Catamarca, Salta y Jujuy), las arroceras de Corrientes y los tambos en la provincia de Buenos Aires, son otros de los ejemplos que el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación y el propio Inta expuso en la comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados.
El debate también apareció en el primer plenario de tres comisiones que debe analizar las distintas iniciativas. El cuarto intermedio para la semana siguiente se frustró, justamente, por los intereses que una regulación implica; hasta que finalmente se agendó un nuevo plenario para este jueves.
Como explicaron más de una vez los legisladores que impulsan una ley, el objetivo no es prohibir ninguna producción sino evitar la destrucción de ecosistemas vitales para la vida.
“Sin humedales sanos no es posible la producción”, manifestaron también las organizaciones ambientales. Combinar los datos que circularon por separado pretende, en todo caso, clarificar el escenario en dónde debe construirse la nueva ley. Diseñar modos sustentables de producción como horizonte.
Ríos y lagunas del Paraná, la región más importante
María Fabiana Navarro, investigadora del Instituto de Suelos y coordinadora del proyecto nacional de humedales del Inta, explicó que más de 30 especialistas de distintas experimentales de todo el territorio nacional realizaron el mapa.
“Se hizo con la metodología que se utiliza en el mundo, de identificación a través de imágenes satelitales. Los humedales son altamente complejos y el rector de esos ecosistemas es el agua. Por lo tanto tienen una dinámica muy particular, cuando hay agua se extienden en su dimensión y cuando hay poca oferta hídrica disminuyen”, argumentó.
Navarro dijo entonces que para “captar esa dinámica” los especialistas “propusimos hacer un análisis de 20 años”. “Identificarlos en los últimos tres años con la sequía que hay, hubiésemos captado muy poco”, diferenció.
Al presentar el trabajo, afirmó que “estos sistemas ofrecen una gran cantidad de servicios ecosistémicos a la sociedad, animales y flora”, comparables a los bosques tropicales o arrecifes de coral. Aportan agua bebible, alimentos, madera, forraje, son reguladores hídricos (una suerte de esponjas ante lluvias intensas que también evitan inundaciones) y aliados contra el cambio climático (absorben dióxido de carbono).
El informe completo del Inta incluye un detalle de las regiones y Santa Fe forma parte de la cuenca del Paraná. Se ubica en el “Mapa de probabilidad de humedales de la Subregión Ríos, esteros, bañados y lagunas del río Paraná”.
La superficie total de la región es de 63.946 km2 mientras que hay más del 90% de probabilidad de considerarlo como ese ecosistema sobre 57.237 km2. Es decir, que estarían comprendidas dentro de esa subregión de humedales unas 5,7 millones de hectáreas de las cinco provincias abarcadas. Solo el Piecas (Delta medio hacia el sur), abarca 2,3 millones.
Esa zona es, justamente, la más amplia de todas las relevadas por subregiones:
Además del Delta del Paraná, Santa Fe tiene otros dos sitios considerados de importancia internacional por la Red de Sitios Ramsar entre los 23 que existen en el país (Convención sobre los Humedales): Jaaukanigás, al norte, y la laguna de Melincué, al sur.
Para el Inta, los humedales son superficies con “presencia temporaria o permanente de agua superficial o subsuperficial” y tienen una “diversidad estructural y particularidades que presentan estos ecosistemas, pudiendo ser bosques, pastizales, praderas, salares o cuerpos de agua libre”.
“Todos los humedales tienen sistemas productivos”
Entre las exposiciones en la comisión de Agricultura de Diputados, Pablo Mercuri, ingeniero en producción agropecuaria del Inta, pidió que la futura normativa contemple la “importancia económica” porque “todos los humedales de la Argentina tienen sistemas productivos”, además de “gente que vive, trabaja o depende de los servicios ecosistémicos”.
El investigador de Recursos Naturales del organismo nacional mostró un “mapa de sistemas productivos”. En Chaco, mencionó, el 60% de la población está vinculada de forma directa o indirecta a las formas de vida del humedal y en Corrientes es el 41%.
Con respecto a Entre Ríos, es decir a las islas frente al Gran Rosario que se queman desde 2020, el ingeniero señaló que aporta poco al stock nacional bovino pero destacó que el 75% de las inscripciones del Senasa son para exportar a la Comunidad Europea.
“Y el 25% es para la Cuota Hilton, que es una de las carnes más preciadas del mundo y es estratégico para el país. Es la ganadería de isla la que completa la Cuota Hilton”, advirtió.
Mercuri también habló de la “dependencia de las economías regionales al agua que proveen los humedales” en la Patagonia, o en Jujuy con los camélidos.
El técnico avanzó sobre los objetivos del debate político y dijo que la futura ley “tiene que tener un mejor balance entre la producción y la conservación y desde el Inta creemos que es posible, crear planes de manejo y desarrollo sustentable”.
Fuente: INTA – Rosario3