Mario Sangüezo: el orgullo de ser trabajador minero
La evolución de la actividad minera en la Puna salteña se refleja en la historia de Mario Roberto Sangüezo. Un breve repaso por su vida sirve como homenaje para el Día del Trabajador Minero, que se celebró el viernes pasado.
Sangüezo, oriundo de San Antonio de los Cobres, arrancó con la minería cuando tenía 18 años. Empezó como chofer en la mina Tincalayu, a cargo de Bórax Argentina, ubicada en Salar del Hombre Muerto. Luego pasó a Boro 2000 y desde ahí a mina Patito, en el salar Centenario, donde fue encargado de personal durante 12 años. En la actualidad, con 45 años de edad, es encargado de planta en Manufactura Los Andes, en Olacapato, dependiente de Minera Santa Rita.
"Antes la minería era más sufrida, nuestro sistema de trabajo era de 30 a 40 días en la mina y solo teníamos una semana de descanso", recordó el minero.
Y destacó que ese roster (período de trabajo) cambió: "ahora tenemos un roster de un día de trabajo por un día de descanso".
Fue en mina Patito donde se volvió un referente entre sus compañeros, con quienes organizó las primeras peregrinaciones desde ese yacimiento hasta la Catedral Basílica de Salta en tiempos del Milagro. Luego participó de la creación de los "campeonatos mineros" que en la actualidad evolucionaron a "olimpíadas", donde cada año participan trabajadores de toda la Puna.
Estuvo, también, entre los impulsores para que el Día de la Pachamama se respete como jornada de conmemoración en los campamentos mineros.
Es testigo de cómo empezó a mejorar en los últimos años la realidad en las localidades puneñas gracias al crecimiento de la minería del litio.
"Si bien es cierto que siempre hubo minería, como el caso de los derivados del borato y la sal, cuando empieza el tema del litio ahí ya es otra cosa, hay más empleo, otra tecnología y nivel de personal que buscan, que tienen que ser más capacitados", señaló.
Sobre ese punto lamentó que en la mayoría de los casos la oferta laboral que se abrió por el boom minero llega a los pobladores de Los Andes, pero con los trabajos de menor calidad y remuneración por la falta de capacitación.
"Eso hace que por ahí nosotros estemos al margen de todo esto, porque no hay gente que esté bien capacitada y las empresas tienen que traer trabajadores de afuera", dijo. Aún así, celebró la implementación desde hace un par de años de cursos y carreras cortas sobre minería para los jóvenes que viven donde se desarrolla la minería.
"Ahora hay más perspectiva de futuro para los jóvenes de la Puna, hay mucha actividad, mucho movimiento", sostuvo. En su caso, uno de sus cuatro hijos trabaja para una minera y una hija estudia la carrera de Seguridad e Higiene para entrar en la actividad.
Fuente: El Tribuno