La victoria de Boric: ¿Una oportunidad para la minería argentina?

La inestabilidad política en Chile y en Perú podría generar un flujo de inversiones en proyectos de cobre y litio en el país.
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La victoria del ultraizquierdista Gabriel Boric en las elecciones presidenciales de Chile ha vuelto a crear un clima de inestabilidad para el sector minero en América Latina que se había iniciado con la victoria de Pedro Castillo en los comicios en Perú. Esto podría abrirle una ventana de oportunidades a la Argentina.

“Destruir el mundo es destruirnos a nosotros mismos. No queremos más zonas de sacrificio, no queremos proyectos que destruyan nuestro país, que destruyan a las comunidades y lo ejemplificamos en un caso que ha sido simbólico: No a Dominga», afirmó en su primer discurso tras la victoria sobre el ultraderechista Juan Antonio Kast.

Sus palabras generaron preocupación en la industria chilena por lo que la Sociedad Nacional de Minería (Sonami) emitió un comunicado en el que le pidió al nuevo presidente “mantener las condiciones propicias para el desarrollo económico y social del país”. “Confiamos en que prevalezca el espíritu de convergencia programática, moderación y apertura al diálogo mostrado durante la última semana de campaña”, sostuvo.

Todo esto no hace más que abrirle una ventana de oportunidad a la Argentina de atraer posibles inversiones para el sector que antes miraban primero a Santiago y a Lima por la estabilidad que le ofrecían sus economías.

El 24 de junio, Desarrollo Energético publicó el siguiente artículo en el que se detallan las posibilidades que se le abren al país ante este escenario (que nada ha cambiado desde entonces) y, al mismo, tiempo las mudanzas que debe realizar el gobierno para que las empresas extranjeras puedan volcarse a los proyectos locales.

Una ventana de oportunidades

La Argentina “nunca pierde la oportunidad de desaprovechar la oportunidad”, por lo menos así lo viene haciendo en lo que respecta a la minería en los últimos años. Ahora, las turbulencias políticas en Chile y Perú, dos de sus competidores directos en proyectos del sector, le abren la posibilidad de quebrar este rumbo y posicionarse como una alternativa de inversión.

La incertidumbre en Sudamérica no para de crecer. En Lima, la llegada a la presidencia del socialista Pedro Castillo con sus propuestas de un mayor control estatal y local y el incremento de impuestos para el sector ha puesto en alerta a las compañías del sector. Esto se suma a los problemas que ya venían acarreando las empresas con las comunidades locales.

“Las empresas grandes en Perú están con ganas irse. Es diferente para una que está explotando que con las que están explorando. BHP Billiton, Freeport-McMoRan Copper & Gold, Sumitomo Metal Mining y Glencore están asustadas”, afirma Tomás De Pablos Souza, presidente de la unidad local de la canadiense Liex, que está desarrollando el proyecto Tres Quebradas en la provincia de Catamarca.

En Chile, el Congreso aprobó el aumento progresivo de las regalías para el cobre y el litio. Esto se suma a la incertidumbre sobre los cambios que podrían surgir de la nueva Constitución que será reformada en los próximos meses y a la posibilidad de que llegue a la Moneda un gobierno más duro de izquierda.

“La incertidumbre se ha agravado para la inversión desde el 18 de octubre de 2019 y se va a consolidar en noviembre con las elecciones. La nueva Constitución va a ser más verde y restrictiva para la minería, lo que va a cambiar las reglas del juego – explica una fuente de una multinacional minera que opera en la región -. Gane quien gane de la izquierda en las elecciones va a tomar medidas con respecto a la minería. Esto se suma a que la aprobación de los permisos para nuevos proyectos está cada vez más complicada. Los estudios de impacto ambiental tardan dos años, por las consultas indígenas y porque se judicializan todo el tiempo. Hoy las autoridades chilenas tienen pavor de tomar decisiones por los ambientalistas e indígenas”.

En tanto, para el consultor independiente y ex CEO de Minera Exar, Gabriel Rubacha, “en Chile hay un tema de fondo muy fuente y que va a ser difícil paralo porque es una olla de presión y la izquierda es muy fuerte”.

Por todos estos factores que están afectando a ambos países, el analista de Haywood Securities Kerry Smith sostiene en un reporte Standard & Poor’s Global Market Intelligence que “se va a desacelerar la inversión en el corto plazo, sin duda, en lugares como Perú y Chile. Algunos se trasladarán a lugares considerados más amigables, como Canadá, los Estados Unidos, Ecuador y África Occidental, etc.”.

Iain Scarr, gerente de operaciones de la canadiense Millennial Lithium, que está desarrollando el proyecto Pastos Grandes en la provincia de Salta, concuerda y señala que “es una locura poner plata hoy en Chile y Perú con los cambios constitucionales y las modificaciones que se vienen con los nuevos liderazgos. Es un partido en el que todos pueden perder”.

Sin embargo, Kevin Murphy, analista de Market Intelligence, disiente con este panorama y sostiene que el sector no sufrirá grandes cambios en estos países en lo que respecta a la exploración porque las empresas están acostumbradas a este tipo de turbulencias.

“Países como Chile y Perú están bien considerados por su potencial mineral, en particular el cobre y el oro. Por lo tanto, los precios actuales definitivamente incentivarán una mayor exploración, a pesar de los posibles cambios de política”, destaca en el reporte.

Alejandro Moro, gerente general de Ricon Lithium, que está desarrollando el proyecto de litio Salar del Rincón en Salta, concuerda y agrega que “los mineros como los petroleros van al Congo a minar cobalto”, por lo que están acostumbrados a operar en ambientes riesgosos.

Incluso, hay algunos especialistas que estiman que los cambios que se producirán en ambos países no serán tan drásticos para evitar sufrir un impacto tan grande que pueda perjudicar a los principales motores de sus economías.

“Hay que esperar un poco. No creo que Castillo sea suicida y que quiera tocar la industria minera porque es su caja, como pasó en Chile”, resalta una segunda fuente de otra de las principales multinacionales del sector.

Más allá de esto, desde Standard & Poor’s, señalan que estos factores de riesgo en ambos países podrían provocar un desvío en el flujo de inversión en exploración y desarrollo minero hacia otras naciones en busca de mejores oportunidades.

Si bien el informe no señala a la Argentina como un posible destino de estos fondos, los funcionarios nacionales y provinciales, empresarios, consultores y dirigentes sectoriales coinciden en que se abre una ventana que podría aprovecharla si se crean las condiciones necesarias para generar la confianza de las compañías del sector.

Un mapa lleno de posibilidades

La Argentina ha sido relegada en los últimos años del mapa de las grandes inversiones productivas mineras, en especial en el sector de cobre, por su inestabilidad económico-financiera y falta de seguridad jurídica frente a otros destinos que mostraban una mayor como Perú y Chile.

Las empresas que ya estaban instaladas en el país han continuado realizando algunas inversiones para ampliar sus instalaciones, más que nada en oro y plata, y las más chicas han seguido explorando yacimientos de ese mismo metal y, fundamentalmente, de litio y avanzado con los procesos de evaluación económica preliminar y los estudios de prefactibilidad y factibilidad.

En la actualidad, la Argentina cuenta con 19 proyectos de cobre (8 de los cuales con capacidad productiva) con un potencial geológico de 350 millones de toneladas y recursos identificados por 65 millones.

Incluso, los yacimientos Pachón, Los Azules, Taca Taca, Altar, Agua Rica, Josemaría, Filo del Sol y San Jorge tienen con la posibilidad de extraer por año 1,20 millones de toneladas de cobre, 702.000 onzas de oro, 15 millones de onzas de plata, y 18.000 toneladas del molbideno, según datos de la Secretaría de Minería de la Nación.

A esto, se le suma que el país cuenta con 21 proyectos de litio (14 de los cuales con capacidad productiva), con un potencial geológico de 143 millones de toneladas y recursos identificados por 93 millones.

Algunos como Cauchari-Olaroz, Salar de Centenario-Ratones, Sal de los Ángeles, Sal de Vida, Salar del Rincón, Pastos Grandes, Tres Quebradas, Sal de Oro, Salar del Rincón, Kachi, Pozuelos, Cauchari, Mariana y Salar del Hombre Muerto Norte tienen la posibilidad de generar 305.000 toneladas de carbonato de litio equivalente (CLE) por año, según datos de la Secretaría de Minería de la Nación.

A esto, habría que sumarles 42 proyectos de oro con un potencial geológico de 378 millones de onzas (94 millones identificadas en Lindero, Calcatreu, Taguas, Andacollo y Lama) y 39 de plata con una posibilidad de extracción de 6.500 millones de onzas (2.890 identificadas en navidad, Quevar y Diablillos).

Si todo esto se concretara, la minería podría superar al agro en volumen de dólares generados en exportaciones y crear decenas de miles de puestos de trabajo directos e indirectos en las provincias más pobres del país.

Todo este potencial se encuentra a la espera de que el gobierno de señales certeras de que se respetarán las reglas del juego en el largo plazo, en especial en lo que respecta a los cobros de retenciones, a la carga impositiva y la seguridad jurídica, para poder avanzar hacia una etapa de construcción y producción.

“La Argentina tiene que, de una vez por todas, dejar la falta de reglas claras y crear estabilidad fiscal y abrir la posibilidad de que los inversores puedan hacerse de divisas en el mercado y transferirlas. Es una señal clarísima para atraer inversiones. Los conceptos que se plantean para otorgar la licencia social son una locura y tan diferentes en las distintas provincias”, detalla Esteban Tejada, presidente de la minera estatal santacruceña, Fomicruz.

Muchos de estos proyectos han quedado relegados frente a otros en Chile y Perú que mostraban no sólo una mayor competitividad de costos sino, también, una estabilidad y previsibilidad para las inversiones. Este panorama podría modificarse si se producen los cambios anunciados en ambos países.

“Se le abre a la Argentina una ventana. Esta situación en Perú y Chile no se había dado hasta ahora. Hay que aprovechar este momento histórico porque las empresas están pensando en irse de estos países. Hay que crear las condiciones para que vengan”, explica la primera fuente.

Sin embargo, algunos especialistas señalan que estas turbulencias políticas en la región podrían terminar perjudicando la llegada de inversiones mineras al país ya que incrementaría el riesgo latinoamericano.

“No le sirve a nadie la crisis en Latinoamérica porque estamos todos integrados. Nosotros competimos contra el mundo. La región se puede perjudicar con estas posiciones extremas de izquierda. Que la región esté inestable nos puede perjudicar”, destaca el secretario de Minería e Hidrocarburos de Jujuy, Miguel Soler.

Alberto Carlocchia, ex presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), concuerda y agrega: “Las empresas empiezan a mirar lo que pasa alrededor cuando en países vecinos se da inestabilidad. Nosotros ya estamos en la misma bolsa que ellos, tenemos que tratar de salir de ella. La credibilidad de la Argentina es frágil”.

Sin embargo, este factor podría ser menos preocupante para el sector minero que para otras industrias, ya que las compañías están acostumbradas a operar en entornos complicados, rodeados de violencia y dictaduras.

“Las multinacionales del sector ven las crisis como oportunidades. No le tienen miedo. Los problemas nuestros son chicos frente a los de otras partes del mundo”, explica la misma fuente cuya empresa está acostumbrada a operar en zonas turbulentas.

El ex presidente de CAEM coincide con este planteo y agrega que “el minero conoce el miedo, pero lo evalúan. Sabe lo que es el riesgo y cómo manejarlo. El problema es que acá cambia siempre. No son riesgo de vida o revolución, pero es más difícil manejarlo. Acá se genera un desconcierto”.

Más allá de esto, todos los consultados coinciden en que el alza de los precios de los metales a nivel internacional ya de por sí es una fuente de oportunidad para el crecimiento de la minería en el país, más allá de lo que ocurra en los países de la región.

“Las inversiones no van a venir por el solo hecho de que haya inestabilidad en nuestros vecinos de la región sencillamente porque no tenemos el mismo régimen tributario. Debemos ser competitivos nosotros, más allá de la coyuntura que atraviesen Chile o Perú y esto es justamente en lo que venimos trabajando”, resalta el ahora ex secretario de Minería de la Nación, Alberto Hensel.

De cara al futuro

La Argentina deberá realizar cambios significativos en su sistema tributario, crear condiciones estables para la inversión, si es que desea mostrarse como un destino viable para desarrollar proyectos de largo plazo, algo que actualmente no ocurre. Las ideas y vueltas de los últimos años han servido sólo para ahuyentar a los posibles interesados.

“Es complicado cuando tenés que decirles a los inversores que además del mineral no tenemos mucho más que ofrecer”, señala Carlocchia y detalla que lo más importante es que el país pueda “generar una serie de reglas que sean estables”. “Decime las reglas claras y manténgalas”, agrega.

En tanto, un ex funcionario de la Secretaría de Minería de la Nación señala que “el ambiente para la inversión en la Argentina es horroroso, pero si hacés bien los números, está barata en dólares para construir, lo que podría ser una oportunidad”.

Según CAEM, la Argentina necesitaría crear un entorno que permita el desarrollo de la industria. Para esto, las empresas deberían tener libre acceso al mercado cambio y a girar dividendos y pagar sus créditos en el exterior.

A su vez, la entidad señala que el gobierno debería eliminar las retenciones a las exportaciones, porque resultan recesivas para los proyectos, lo mismo que el IVA, ya que encarece los costos de la construcción de las minas frente a los de otros países.

“Se necesita un marco jurídico estable y ajustar las cargas tributarias para que sea competitivo con Chile y Perú. El problema son las retenciones. Habría que eliminarlas para nuevos proyectos o que sean móviles para recuperar el capital en el momento crítico de la obra y garantizar la estabilidad fiscal, para que se pueda factibilizar con los mismos números que se tendrán al momento de la explotación”, detalla la primera fuente.

Si bien la Secretaría de Minería de la Nación ha estado trabajando para dar señales que sirvan para atraer a posibles inversores, la inestabilidad macroeconómica del país y las internas del propio gobierno han opacado sus esfuerzos.

“Si queremos ser elegibles no tenemos que depender de lo que pase en otras partes sino crear previsibilidad con muestras políticas de estado. Necesitamos coherencia y previsibilidad de las políticas. Argentina hoy no es previsible para la minería”, explica la segunda fuente.

Moro concuerda. “La oportunidad está dada siempre y cuando la Argentina demuestre coherencia. Es lo mismo que le pide [el presidente de los Estados Unidos, Joseph] Biden al gobierno con el plan económico. La oportunidad ya la desaprovechó [Mauricio] Macri. Ahora, esto es peor”, destaca.

Antes de avanzar con cualquier intento de inversión, las compañías seguirán de cerca las soluciones que plantee la administración de Alberto Fernández en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Club de París, el manejo de la inflación y lo que ocurra en las elecciones, resume una tercera fuente de una multinacional que mira de cerca las posibilidades de desarrollar proyectos en el país.

“Estamos en el peor de los momentos de la grieta ideológica cuando se necesita una unión para salir adelante”, afirma y la primera fuente agrega que “no se puede avanzar porque la lucha interna entre ellos que quieren estatizar. El Ministerio de Desarrollo Productivo y la Secretaría de Minería avanzan y de adentro los boicotean. El problema es la interna del gobierno”.

Las versiones que surgieron este año sobre la posibilidad de que se envíe al Congreso un proyecto de ley para declarar al litio como estratégico e, incluso, sugerir su estatización generó tensión no sólo entre las empresas que están desarrollando proyectos en este sector sino también en el resto de la industria.

“Las señales que salen de acá no son nada positivas. Estamos haciendo todo lo posible para desaprovechar la oportunidad con todo lo del litio. La Argentina está dando los mismos mensajes que Chile y Perú – detalla Rubacha -. En lugar de parar la pelota y dar mensajes de incentivo, esto pueda llegar a desalentar la inversión. Se necesitan señales claras y de largo plazo. No podemos cambiar las reglas a cada rato. La minería es una industria de riesgo y la tienen que hacer las empresas con políticas de largo plazo y con la participación del Estado”.

Incluso, el proyecto sostiene que el modelo que debería adoptarse sería similar al que actualmente se aplica en Bolivia, país que hasta el momento no ha logrado producir carbonato de litio por la falta de inversión extranjera.

“Bolivia con la nacionalización no ganó nada porque no produce litio. Con este proyecto de estatización, arrancás con un menos diez en el análisis de las inversiones de las empresas”, señala Soler.

La Secretaría de Minería de la Nación ha intentado una y otra vez calmar los ánimos y despegarse de la propuesta de los legisladores kirchneristas, para evitar que todo el trabajo que vienen haciendo termine por derrumbarse.

“Nosotros no creemos en la nacionalización en el sector minero. No estamos de acuerdo en la declaración de recurso estratégico, ni con la nacionalización ni con la estatización del litio. El Estado tiene que estar para promover ese enorme potencial de recursos geológicos, ponerlos en acto, a través del esfuerzo de los inversores”, afirma Hensel.

Sin embargo, esto sólo ha servido para generar más dudas de las que ya existían sobre la Argentina, que se suman a las decisiones de política exterior que ha venido implementando el gobierno en los últimos tiempos, que no hicieron más que aislar aún más al país de los centros de inversión internacional.

“La Argentina viene dando muestras extrañas con su política exterior, con lo de Venezuela y Nicaragua. Si el recurso es bueno, sabés que hay problemáticas y las empresas siguen igual salvo que vayas a situaciones extremas como lo del kirchnerismo con el litio”, remarca Daniel Chávez Díaz, CEO de Eramine Sudamericana, la filial local de la francesa Eramet, que está desarrollando el proyecto de Centenario-Ratones en Salta.

De Pablos Souza concuerda. “Se van a presentar oportunidades y tenemos que ver cómo las aprovechamos. Si nos encolumnamos con políticas de izquierda las vamos a desaprovechar”, concluye.

Fuente: Hernán Dobry / Desarrolloenergetico.com.ar

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