Las expectativas crecen, pero los especialistas advierten que la minería es un negocio que demanda tiempo

Para analizar cuál es el verdadero potencial de la actividad, Dínamo, la propuesta audiovisual de EconoJournal, invitó a Facundo Huidobro, gerente de Relaciones Institucionales de Mansfield Minera; Enrique Gatti Rappalini, presidente de Cerámica Alberdi; y Flavia Royon, ex secretaria de Minería y exsecretaria de Energía de la Nación.
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La minería es uno de los sectores que promete atraer más inversión extranjera directa. Los proyectos de cobre y litio se multiplican y las expectativas crecen. Algunas proyecciones oficiales indican que podría llegar a quintuplicar sus exportaciones en los próximos diez años. Sin embargo, los especialistas advierten que hay que ser cautelosos porque el desarrollo minero es lento. Para analizar cuál es el verdadero potencial de la actividad, Dínamo, la propuesta audiovisual de EconoJournal conducida por Nicolás Gandini, invitó a Facundo Huidobro, gerente de Relaciones Institucionales de Mansfield Minera; Enrique Gatti Rappalini, presidente de Cerámica Alberdi; y Flavia Royon, ex secretaria de Minería y ex secretaria de Energía de la Nación.

“Creo que estamos delante de una nueva ola de proyectos mineros en Argentina, pero hay que entender que la minería es un negocio que demanda tiempo. El proyecto Lindero que llevó adelante Facundo (Huidobro) llevó 30 años desde la exploración”, señaló Royon. No es que hay una sobre expectativa, sino que hay que explicar la industria. La minería tiene una fase de exploración que puede demorar muchísimos años y puede ser fallida, pero donde también se genera trabajo. Poner un proyecto en producción es un desafío que puede demandar muchísimo tiempo”, agregó la ex funcionaria que ahora se desempeña como secretaria ejecutiva de la Mesa del Litio.   

Ninguno de los grandes proyectos que hoy se anuncian, aclaró, entrarán en producción antes de los próximos tres años. “En estos momentos hay una veintena de emprendimientos operativos en el país. Sólo en Salta, en los últimos tres años se construyeron cinco proyectos. Y todavía no hemos visto nada en relación con el potencial que posee la Argentina”, aseguró Royon, quien ponderó la incidencia positiva del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI).

La mención del RIGI hizo que Fernando Krakowiak, editor de EconoJournal, indagara sobre el tema: “¿Fue un error del Gobierno fijar un plazo de sólo 45 días hábiles para que la autoridad de aplicación se expida sobre la solicitud de adhesión de los proyectos?”.

“Se trata de un plazo demasiado ambicioso”, respondió Royon, pero el espíritu del RIGI es aprobar la ejecución de proyectos que efectivamente se construyan. “No todo lo que se presenta tiene que ser aprobado sin observaciones”, opinó.

 
Herramienta clave

Resulta imprescindible, acotó Facundo Huidobro, conocer cómo son los procesos de aprobación de las iniciativas mineras en el país. “Nuestra minería está absolutamente basada en la exploración. De ahí surge la necesidad de ser muy dinámicos en la etapa inicial de los proyectos. Hay que considerar que la mayor parte de las empresas mineras están cotizando en la bolsa y necesitan una respuesta rápida de sus accionistas para saber si perforan o se retiran”, argumentó el gerente de Relaciones Institucionales de Mansfield Minera, quien comparte una mirada favorable sobre el RIGI.

 
Es posible, intervino Enrique Gatti Rappalini, que 45 días sea un plazo muy reducido para incluir o no a una iniciativa minera en un programa de incentivos, ya que los proyectos suelen tener una estructuración de financiamiento compleja, al depender del arribo de millonarios capitales extranjeros. “De todos modos, no hay dudas de que el RIGI se ha convertido para la minería en una herramienta importantísima, sobre todo por la posibilidad de disponer libremente de los dólares, más allá de los diversos beneficios fiscales implicados, incluyendo las facilidades de pago del Impuesto al Valor Adquirido (IVA)”, indicó el presidente de Cerámica Alberdi, empresa que está llevando adelante el proyecto PSJ Cobre Mendocino.

Confianza empresarial

No es la primera ocasión, remarcó Krakowiak, en la que se ofrecen garantías a los inversores de la industria extractiva local. “Con la Ley de Inversiones Mineras o el caso Chevron-YPF, por ejemplo, el Estado incumplió sus promesas. ¿Por qué esta vez sería diferente?”, cuestionó.

De acuerdo con Gatti Rappalini, en esta oportunidad el contexto es mucho más favorable para el desempeño del sector. “Confiamos en el RIGI porque la minería será uno de los cuatro vectores de desarrollo de la Argentina, junto con la industria de Oil & Gas, el conocimiento y la tecnología, y el campo”, justificó el empresario.

En esa misma senda, Huidobro detalló que en los últimos 10 años prácticamente no se registraron descubrimientos de cobre significativos a nivel mundial. “Lo que hoy estamos viendo es un gap en el mercado que en el futuro los proyectos argentinos podrán aprovechar”, vaticinó.

No es realmente que el Estado alguna vez haya incumplido sus garantías por no querer cumplir, aclaró Royon, sino por no poder hacerlo. “El problema de la falta de dólares es recurrente. Pero hoy con Vaca Muerta eso está cambiando, además de que la sociedad entendió que no se puede vivir con déficit permanente. Hay que aprovechar este contexto lo antes posible”, expuso.

Almendras y cianuro

En este escenario, destacó Gatti Rappalini, PSJ Cobre Mendocino podría convertirse en el primer emprendimiento que vuelva a producir el metal rojo en la Argentina gracias a sus ventajosas características: posee un tamaño mediano, demanda una inversión de entre 500 y 600 millones de dólares, y su ubicación a sólo 2.200 metros sobre el nivel del mar admite operar los 365 días del año. “Es mucho más viable avanzar con esta iniciativa que con otras tasadas por encima de los u$s 2.000 millones. Estamos en el proceso de obtención de financiamiento. Nos viene yendo bien. Vamos a usar una técnica de flotación de sulfuros, sin recurrir a ninguna sustancia prohibida en Mendoza. Creemos que podemos construir el proyecto en un plazo de entre 18 y 24 meses”, adelantó.

Un proyecto cuprífero emblemático para Salta como Taca Taca, apuntó Huidobro, representa una inversión muy alta y tiene márgenes de rentabilidad limitados, por lo que cualquier intervención del Estado en lo tributario puede causar mucho daño. “A eso debe sumarse el desafío que representa la falta de infraestructura, tanto energética como logística. Y todo lo que tiene que ver con la capacitación de recursos humanos y la permisología”, especificó.

En cuanto a la cuestión ambiental, a pedido de Royon el directivo de Mansfield Minera recordó una anécdota pintoresca. “Una vez, cuando estábamos empezando a hablarle a la comunidad de San Antonio de los Cobres sobre no temerle al proceso de lixiviación para producir oro, hice entrega de unas bolistas con almendras. Mientras todos los presentes las comían, les conté que íbamos a usar una solución cianurada en nuestro proyecto, pero que la cantidad de cianuro implicada era menor que la que estaban consumiendo”, comparó.

Lejos de aquietarse, el debate se intensificó con Krakowiak poniendo el foco en la resistencia social que han despertado algunos proyectos y en la desconfianza que suscitan las autoridades regulatorias en algunos puntos del país.

Fuente: EconoJournal

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