Espiritualidad en el Mundo del Trabajo: Un camino posible

Ricardo Rodríguez insta en este artículo a integrar la espiritualidad en el ámbito laboral, más allá de lo religioso, ya que fomenta propósito, conexión y valores como la gratitud y el bien común.
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En la “nueva normalidad” que hoy vivimos, hemos dejado de lado fuera del entorno laboral, no solo la religión (conjunto de creencias, ritos y practicas) sino también la espiritualidad (experiencia personal y subjetiva de conexión con algo más grande que uno mismo); la espiritualidad podría estar vinculada a una religión especifica, pero también puede ser independientemente de ella.

 ¿Se puede ser ESPIRITUAL en el TRABAJO?

Por supuesto que sí; la espiritualidad es parte de nuestro ser, no es algo que se quite y se ponga, todos tenemos una espiritualidad, ya que somos seres holísticos y la espiritualidad, junto al cuerpo, la mente, el alma y la espiritualidad nos hacer únicos e irrepetibles; por ello ante esta mirada de abordaje en el mundo del trabajo las empresas pueden promover una espiritualidad en el trabajo a través de acciones de reflexión, meditación y culturalidad sin violentar la diversidad, ni las creencias de los miembros de los equipos de trabajo.

Como menciona el Dr. Jaime Leal en su libro, La Fogata del Bienestar “ la espiritualidad le da sentido a muchas de las otras categorías del bienestar y permite la felicidad”.

La espiritualidad es sentirnos parte de algo más grande que nosotros mismos, sensación que es descripta por Seligman como “propósito”, es el elemento más sublime de la felicidad. Por ello nos perdemos una gran oportunidad si nos quedamos en los dos primeros de la felicidad: placer y la pasión, negando la espiritualidad, nos resistimos a formar parte de algo más grande que nosotros mismos

Promoviendo un entorno espiritual en al ámbito de las relaciones laborales.

. INTROSPECCION y REFLEXION: generar espacios conversatorios para reflexionar sobre nuestra identidad organizacional, nuestros valores y principios, analizar nuestros obstáculos y oportunidades, para descubrir y tener claridad mental de nuestro “hacer desde el ser” y una compatibilidad emocional que nos permite estar involucrados, integrados y reforzando nuestro compromiso con las responsabilidades asignadas.

. GRATITUD Y GENEROSIDAD: ambas son valores espirituales fundamentales y actúan como una palanca movilizadora; identificando comportamientos deseados y esperados, por medio de actos o acciones como voluntariados corporativos.

. COMPARTIR: la primera impresión es que la espiritualidad es una práctica solitaria, pero en el mundo del trabajo donde existe una comunidad de personas, debemos promover valores y acciones orientadas al Bien Común en el trabajo, hacia el otro, la comunidad, liderando una gestión de triple impacto.

Por Ricardo Rodríguez

Desarrollo de Personas y Sustentabilidad Organizacional
Postgrado en Estrategia de Recursos Humanos
Mgr en Antropología

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