La historia de Nick Mead el hombre que encontró lingotes de oro en un tanque de guerra pero se arrepiente de convertirse en multimillonario

El británico entregó el tesoro valuados en 2 millones de dólares a las autoridades para que busquen a su dueño legítimo.
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Nick Mead es un aficionado a la historia que perdió millones por su buena fe. El británico tiene una colección de vehículos militares y encontró un tesoro en un tanque que había comprado para su pequeño museo. El ciudadano de 62 años argumenta que se trataría de un botín de saqueo que quedó guardado en un confinamiento secreto del blindado.

La adquisición del tanque de guerra era el objetivo de Mead para continuar una serie de más de 300 vehículos bélicos que tiene en su granja de Helmdon. Este espacio lo utiliza como un emprendimiento de turismo recreativo, donde se realizan paseos para los amantes de la guerra. Además se supo que compró el modelo T- 69 a través de un trueque por eBay por un camión militar y un cañón abbot que ya no quería.

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El amante de la historia bélica mostró en su canal de Youtube la adquisición de su nuevo vehículo. Lo examinó frente a las cámaras, buscó municiones u objetos que los militares hayan podido dejar los recovecos cercanos al tanque de combustible, pero encontró cinco lingotes de oro. Los mismos fueron valuados en un total de 2 millones de dólares.

Su tanque de guerra había participado de la Invasión de Irak en 1990. Los saqueos son frecuentes durante las guerras y se estima que el tesoro que Mead encontró provenía del gobierno de Kuwait o de alguna familia adinerada de medio oriente. Esta nación logó su independencia de Irak el 26 de febrero de 1991.

El británico recordó el momento en que halló el tesoro al declarar: “Cuando encontramos los lingotes de oro no sabíamos qué hacer con ellos. No es que podés llevar cinco lingotes de oro a la casa de empeño. Entonces llamamos a la policía”. El oro fue entregado a una caja de seguridad en Londres y se le afirmó que será entregado cuando se encuentren a los verdaderos dueños.

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La investigación parte de que el oro tiene huellas que marcan el origen dónde fue minado. Pero no se han encontrado ningún dueño y Mead perdió sus esperanzas de recibir alguna recompensa por su buena fe. El británico apuntó: “Si lo hubiera sabido, de que no habría conseguido nada por encontrarlo, habría cortado una porción y lo habría llevado a una casa de empeño”.

Fuente: Ámbito.com

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