Nadie cuida más el agua que un minero y te cuento el porqué
Por Ingeniero Marcos Calvente
Contrario a lo que se cree, la actividad minera es actualmente una de las industrias más controladas del mundo. Este control no solo proviene de los mecanismos gubernamentales, sino de estrictos sistemas de auditoría y control propios de la industria, diseñados para asegurar la economía de recursos y minimizar riesgos. Una falla en estos sistemas puede tener consecuencias multimillonarias y, en algunos casos, irreparables para los proyectos. La enorme inversión inicial de las empresas y los largos plazos de retorno de dicha inversión hacen que en los proyectos mineros no puedan permitirse errores.
La minería moderna opera bajo estándares globales uniformes que garantizan prácticas responsables en cualquier país minero del mundo. Un ejemplo claro es el “Global Industry Standard on Tailings Management” (GISTM), desarrollado por el Consejo Internacional de Minería y Metales. Este estándar asegura que las presas de relaves, estructuras críticas para la gestión de residuos mineros, se manejan con un enfoque de “cero daño” tanto para el ser humano como para el medio ambiente.
El GISTM establece un riguroso sistema de revisiones independientes y documentaciones que aseguran la evaluación y mitigación de todos los riesgos posibles. Esto incluye roles perfectamente establecidos, como son el Ingeniero de diseño; consultora de ingeniería contratada a los efectos de realizar el diseño, Ingeniero responsable de la instalación; cuerpo de ingenieros y técnicos empleados por parte de la minera a cargo de la operación y mantenimiento de la estructura, Ingeniero perito o de registro; consultora de ingeniería independiente responsable de la revisión de la construcción, operación y sistemas de monitoreo del comportamiento de la estructura y Junta independiente de revisión; correspondiente a un grupo de expertos de reconocimiento internacional que realiza una auditoría independiente tanto del diseño, construcción, operación y cierre de la presa de relaves.
Los proyectos mineros están adaptando sus procesos para cumplir con este estándar por el interés de los inversores en reducir los riesgos tanto ambientales como sociales, ya que estos se traducen en riesgos económicos. Es por esto que las empresas mineras deben cumplir con estas normas de seguridad, ya que los mismos inversores exigen que se reduzcan los riesgos.
No existe un estándar de seguridad comparable a su nivel en ninguna otra actividad industrial.
LA MINERÍA NO SE PUEDE PERMITIR DESPERDICIAR AGUA
En cuanto al consumo de agua, la mayoría de los proyectos mineros de clase mundial están ubicados en regiones áridas o con escasa disponibilidad de agua, como es el caso de los yacimientos en la cordillera de los Andes, tanto en Chile como en Argentina. Esto hace que el agua sea un recurso escaso y costoso, por lo que lo hace fundamental en la estructura de costos de operación de estos proyectos. Es por esta razón que en la industria minera se han desarrollado sistemas y/o plantas de procesos en circuitos cerrados, los que reutilizan completamente el agua, minimizando su consumo y eficientizándolo al máximo.
En algunos proyectos mineros chilenos, incluso llegan a utilizar plantas desalinizadoras para poder usar agua marina, encareciendo aún más el costo del agua y obligando a un uso extremadamente eficiente.
EMPLEOS PARA MENDOZA: ¿CUÁNTO TRABAJO GENERA LA MINERÍA?
Mendoza es una provincia con una economía que necesita diversificarse y generar fuentes de trabajo, podría beneficiarse enormemente de la minería. A pesar de los temores, la minería, tiene los controles necesarios e indispensables asegurados por la misma industria, con dichas garantías actuales, se podrían generar grandes beneficios económicos y laborales para nuestro pueblo. La Cámara Mendocina de Empresarios Mineros (Camem) tiene proyectos en carpeta que, de concretarse, permitirían la explotación de minerales equivalentes en valor bruto a las reservas de petróleo de Argentina y multiplicarían las reservas petroleras de Mendoza.
Estos proyectos no solo generarían ingresos significativos, sino que también crearían empleos. Según estimaciones, podrían generarse 129,800 empleos durante la fase de construcción y 39,240 empleos durante la etapa de explotación, tanto directos como indirectos. Las cifras proyectadas son impresionantes: U$S 1,215 millones en cinco años y U$S 6,452 millones en diez años con la incorporación de más minas.
La minería, por tanto, no solo es una industria altamente regulada y controlada, sino también una potencial fuente de desarrollo económico y laboral. Con las garantías que los sistemas de control del primer mundo ofrecen y que los inversores adoptan para el bienestar de sus propias empresas, la minería puede ser una oportunidad única para el progreso de Mendoza y otras regiones mineras.
Sobre el autor:
Marcos Calvente, Ingeniero Civil egresado de la Universidad Nacional de Cuyo, con posgrado en Mecánica de Suelos Aplicada de la Universidad de Chile y una Maestría en Energía en la Universidad Nacional de Cuyo. Afiliado a varias sociedades profesionales, incluyendo SAIG, ISSMGE e ISRM. Su experiencia abarca la participación en proyectos de ingeniería geotécnica y geomecánica en diversas consultoras de ingeniería.
“He tenido el privilegio de intervenir en los proyectos mineros de oro y cobre más importantes del mundo. Actualmente soy Intendente de Guaymallén”, destaca.
Fuente: Los Andes