Historia de la geología argentina, en la mirada de un gran científico

Un libro siempre es bienvenido y más aún cuando su autor reúne una enorme experiencia en un tema dado y la vuelca para el disfrute y deleite de sus lectores.
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Por Ricardo Alonso

Es el caso de un nuevo libro del Dr. Víctor A. Ramos, geólogo argentino de trayectoria internacional, quien publicó "Historia de la Geología Argentina", obra conjunta de la Asociación Geológica Argentina (AGA) y el Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), institución esta última desde donde puede descargarse en forma gratuita: https://repositorio.segemar.gov.ar/handle/308849217/4378. El libro que el lector tiene a su alcance constituye el primer escrito global, integral y enciclopédico, sobre la historia de la geología argentina. Es una obra de largo alcance, protagónica, apasionada, vivencial, de alguien que fue testigo de una parte sustancial de esa rica historia.

Diferentes ensayos parciales se sucedieron en el tiempo con Franco Pastore, Pablo Groeber, Juan Olsacher, Guillermo Del Corro, Ángel Borrello, Osvaldo Bracaccini, Telasco García Castellanos, Marcelo Yrigoyen, Alberto Riccardi, Florencio Aceñolaza, Carlos Cingolani, Guillermo Ottone, Silvia Carrasquero y muchos más. Autores previos han ensayado periodizaciones diversas, especialmente en los viejos manuales de geología del colegio secundario y de acuerdo con los programas de estudio entonces vigentes.

Fueron establecidas categorías varias como Precursores, Viajeros, Fundadores, Monógrafos, etcétera, arrancando casi todos ellos en la figura del geólogo francés Alcides d'Orbigny, discípulo del sabio George Cuvier. Muchos de los autores desconocieron o no dieron crédito a los esbozos geológicos y paleontológicos, llevados a cabo por viajeros o religiosos, especialmente jesuitas, en tiempos coloniales. Tal el caso del hallazgo de osamentas fósiles atribuidas a "gigantes humanos antediluvianos", que a la postre resultaron pertenecer a megaterios o mastodontes.

Guevara, Sánchez Labrador, Falkner, Sepp; así como Azara, Helms, Larrañaga, Haenke y tantos otros dieron pie a una geología pre-dorbignyana poco conocida. Geología que se esconde en los pliegos de libros de historia natural, que representan una cantera de miles de páginas, las que requieren de vidas enteras para analizarlas, tal como en su momento lo intentó el enciclopédico padre jesuita Guillermo Furlong Cardiff.

Un investigador generoso

El Dr. Victor A. Ramos, autor de este libro, es un geólogo ampliamente reconocido a nivel nacional e internacional, y hoy el mayor experto en la geología y tectónica de los Andes. Uno de sus grandes aciertos fue la creación del Laboratorio de Tectónica Andina, más tarde convertido en el IDEAN, que tomó el nombre de un gigante de la geología argentina como fue el Dr. Pablo Groeber. Ese centro es hoy un referente mundial de las disciplinas geológicas. El Dr. Ramos es además un ferviente estudioso de la historia de las ciencias en la Argentina. Su reciente libro sobre la "La Universidad en la Manzana de las Luces" (Eudeba, 2023), es una excelente carta de presentación que nos exime de mayores comentarios. Al igual que sus notables biografías de grandes sabios naturalistas como Larrañaga, Haenke o Humboldt. O la biografía de docenas de importantes geólogos argentinos, muchas de ellas incluidas en el presente libro. O el trabajo impresionante que realizó al reunir las biografías de los miembros correspondientes -geólogos extranjeros- en un volumen especial de la Asociación Geológica Argentina. Al igual que lo hizo con las mujeres geólogas argentinas o con la enseñanza de la geología en las distintivas universidades del país. El Dr. Ramos ha sido así un motor en resolver per se o en activar por el virtuosismo de la persuasión a diferentes colegas a que tomen en sus manos el escribir sobre las biografías de sus mayores, sus maestros y profesores y las instituciones donde se desempeñaron.

En este nuevo libro del Dr. Ramos, que tuve el honor de prologar, se realiza un viaje por el espacio argentino, desde tiempos coloniales, mostrando como fue la evolución exponencial del conocimiento geológico hasta nuestros días. Se analizan los tres grandes hitos del siglo XIX con la llegada de los sabios franceses de Urquiza (Martin de Moussy, Bravard y Du Graty), los italianos de Buenos Aires con Strobel y Ramorino o los alemanes de Sarmiento en Córdoba con Burmeister, Stelzner, los hermanos Doering, Brackebusch, Bodenbender y tantos otros.

Se analizan las expediciones patagónicas y antárticas, la llegada de geólogos extranjeros bien formados y discípulos de grandes figuras ecuménicas, los primeros geólogos argentinos (Sobral, Pastore, Nágera y Mórtola), la creación de instituciones geológicas específicas, la vieja escuela geológica de YPF y sus grandes geólogos y logros, el rol de los museos y las sucesivas direcciones de minas que mutaban el nombre pero no el objetivo, las carreras de geología en distintas universidades argentinas, las instituciones científicas de amplio rango, las organizaciones nacionales del petróleo, del carbón y del uranio, entre múltiples aspectos que el lector puede recorrer en una rápida visita al prolijo índice que acompaña el libro.

Cada capítulo está además acompañado por una selecta bibliografía que asiste al lector que quiera profundizar en determinados temas. Se trata de una obra ecléctica y heterodoxa, profunda en contenidos y con un cuerpo temático diferente a otros trabajos históricos. Se comenta el cambio de paradigma que representó la teoría Geosinclinal hacia la Tectónica de Placas, de la cual el propio autor ha sido testigo vivencial. Y además es alguien que puede dar fe de las rocas y afloramientos descriptos por los viejos geólogos y que él conoce de primera mano por haberlos recorrido a lo largo y ancho del país.

Munido de la vara de la justicia da a cada geólogo su valor en el momento en que les tocó actuar e interpreta de acuerdo con las nuevas ideas y teorías cuán cerca o cuán lejos estuvieron ellos con sus elucubraciones. Baste mencionar sus ideas pioneras sobre la aloctonía de la Patagonia o de la Precordillera, que llevaron años de fértiles discusiones en congresos nacionales e internacionales. Ideas que además trajeron al país a relevantes científicos americanos y europeos a entender en el terreno los nuevos mecanismos de la tectónica de placas. Tal como ocurriera con los científicos de Cornell, entre ellos Teresa Jordán, Richard Allmendinger y Suzanne M. Kay, por mencionar solo algunos, y cuyas fértiles investigaciones conjuntas generaron una revolución en el conocimiento andino. Al igual que ocurriera más tarde con Manfred R. Strecker y los colegas de Potsdam.

"Vino nuevo en odres viejos"

Como nos enseñara el maestro Horacio J. Harrington, los geólogos pasan y los afloramientos quedan. "Vino nuevo en odres viejos", reflexionaba. Interpretaciones nuevas en rocas viejas.

Las rocas ponen un freno de humildad al geólogo que las interpreta y es un acto de justicia recuperar el esfuerzo de todos, ya que todos contribuyeron genuinamente con sus estudios a develar los arcanos de las rocas y minerales y a sacar de ellas sus mejores frutos para la grandeza del país.

Petróleo y gas, recursos convencionales y no convencionales, yacimientos metalíferos y no metalíferos, rocas de aplicación, aguas subterráneas, suelos y fundaciones, minerales nucleares y otras sustancias del reino mineral que hoy forman el patrimonio de la Nación con valiosos recursos y reservas, fueron descubiertos por geólogos, con sus aciertos y sus errores, con sus ideas y sus modelos, algunos falsos y otros acertados, pero todos son responsables de haber aportado honestamente al país esos miles de millones de toneladas en recursos que pueden transformarse en billones de dólares en divisas.

Discontinuidad histórica

Y la historia, siempre la historia, marca el ritmo de las edades y de sus descubrimientos. Más allá de los avatares políticos que generaron discontinuidades notables en el desarrollo del conocimiento. Varias de esas discontinuidades en los momentos de esplendor y bonanza o de fracaso y decadencia, están claramente analizados en este texto fundamental que deberían leer con fruición políticos y estadistas. Esas disrupciones que nos llevaron al fallido año de 1930, la noche de los bastones largos, los golpes de 1943, 1955, 1966 y 1976, entre otros episodios políticos y de cómo afectaron el normal desarrollo de la ciencia argentina en general y de la geología en particular.

Los aportes mayores del Dr. Ramos al campo de la geología moderna lo llevaron a ser premiado con las más importantes distinciones nacionales e internacionales, entre ellas el prestigioso premio de Alemania Leopoldo von Buch (2023), otorgado a geólogos extranjeros y que recibieron algunos de los máximos exponentes de la disciplina en el último siglo; así como también a su nombramiento en numerosas academias nacionales e internacionales e incluso a ocupar los más altos cargos como la presidencia de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Sin dudas Ramos es hoy el geólogo argentino mejor conocido, citado y más respetado del mundo y aunque no necesita de presentaciones ni apologías vale la pena mencionarlo para las nuevas generaciones de geólogos y de cultores de la ciencia. El libro está escrito para un universo amplio de lectores de la historia de la ciencia, historiadores y filósofos, geólogos y mineros, estudiantes de las distintas ramas del conocimiento en las Ciencias de la Tierra, académicos e investigadores, en fin una obra integral que marca un nuevo hito en los estudios historiográficos argentinos. Argentina necesitaba un tratado histórico científico de este tipo y celebramos que finalmente se haya dado a la luz.

Fuente: El Tribuno

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