Los nódulos polimetálicos submarinos, nuevo objeto de deseo de las mineras

Los nódulos polimetálicos, pequeñas rocas del tamaño de una papa, alojados en los fondos marinos son los nuevos minerales en la mira de las empresas, pese al riesgo de destruir ecosistemas únicos.
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Presentes frente a las costas de México en el Pacífico, en el centro del océano Índico y en la cuenca de Perú, estos fragmentos sólidos contienen grandes concentraciones de manganeso, hierro, cobalto, níquel y cobre.

Los nódulos polimetálicos fueron descubiertos durante la expedición científica británica Challenger hacia el año 1870 y se encuentran en la superficie de las planicies abisales a entre 3,5 y 6,5km de profundidad.

Sal de Vida. La estimación de recursos de 6,85 millones de toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE) tiene una ley promedio de 752 ppm de Li y bajos niveles de impurezas, lo que convierte a Sal de Vida en una de las salmueras de mayor calidad a nivel mundial. La estimación de la Reserva de 1,74 millones de toneladas de LCE respalda una vida útil del proyecto de 40 años.

Se trata de fragmentos sólidos depositados en fondos marinos que crecieron a un ritmo muy lento por la acumulación de minerales, explica Adrian Glover, del Museo británico de Historia Natural.

Los más abundantes están en la Zona de fractura Clipperton, también conocida como Clarion-Clipperton (CCZ) -frente a las costas de México en el Pacífico-, en el centro del océano Índico y en la cuenca de Perú, según la Autoridad Internacional de Fondos Marinos (AIFM).

La AIFM ya ha concedido contratos de exploración de estos nódulos a una veintena de empresas sobre una superficie de unos 75.000 km2 en la CCZ.

También el gobierno de Nauru, una pequeña isla en el Pacífico, presentará ante la AIFM, la primera solicitud de explotación minera submarina sobre estos nódulos.

Potencial para energías verdes

Los nódulos están compuestos principalmente de manganeso y de hierro, pero también contienen minerales estratégicos como el cobalto, el níquel y el cobre.

Según la AIFM, la CCZ cuenta con unos 21.000 millones de toneladas de nódulos, es decir, una posible reserva de 6.000 millones de toneladas de manganeso, 270 millones de toneladas de níquel y 44 millones de cobalto, "lo que supera las reservas conocidas" de estos tres minerales en la superficie terrestre.

Los defensores de la extracción submarina destacan su potencial para las energías verdes, en particular, las baterías para autos eléctricos.

Para Michael Norton, científico del Consejo Consultivo de las Academias Europeas de Ciencias "es engañoso decir que la demanda no podrá cubrirse sin los minerales submarinos".

Si bien los nódulos no necesitan en principio cavar o cortar, esto no significa que la extracción no tenga ningún impacto. ONG y científicos están preocupados sobre todo por el impacto de estos sedimentos y la destrucción de la biodiversidad presente en la materia absorbida

Fuente: Ámbito

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