El litio se acomoda: ni oro blanco ni burbuja



La industria del litio, que generó expectativas desmedidas y también decepciones desproporcionadas, comienza a estabilizarse con sus particularidades: ni se trata del oro blanco que conduce a la salvación y el enriquecimiento inmediato, ni de una burbuja que desaparece sin dejar nada. Es un campo de producción complejo, en el cual se requieren inversiones, mucho trabajo y mucha planificación para consolidarse y aprovechar los beneficios. No es casual que ese interés sea primordial en Catamarca, el primer lugar del país donde comenzó a trabajarse a gran escala con ese mineral, hace casi 30 años. Hoy que la demanda se disparó a niveles impensados, por todo lo que ofrece el litio como materia prima para otras industrias, las enormes reservas catamarqueñas ratifican que hay un potencial más que importante.
El crecimiento es sostenido. Argentina, que ya es el quinto productor mundial de litio, podría alcanzar un nuevo techo en producción en 2025. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y los datos provistos por la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM), se proyecta una producción de 130.800 toneladas de carbonato de litio para este año. Este hito se debe, sobre todo, a la incorporación de nuevos proyectos operativos y la expansión de plantas ya existentes. La cifra representaría un incremento del 75 % en comparación con 2024, según informó este martes la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM). Durante una presentación conjunta de la CAEM y la Asociación Internacional del Litio (ILiA) en Buenos Aires, referentes del sector analizaron el panorama del litio en el país y coincidieron en que las recientes medidas arancelarias impulsadas por el presidente Donald Trump no tendrían un impacto significativo en la industria minera local.
También hay problemas y situaciones a corregir. Las denuncias por evasión y subfacturación preocupan en todo el país, porque el negocio creció más rápido que los sistemas de control. Y el mercado del litio atraviesa una transformación profunda: en menos de dos años, los precios internacionales pasaron de un pico de 80.000 dólares por tonelada en 2022 a menos de 10.000 dólares en la actualidad, estableciendo un nuevo piso de referencia para la industria. Pero eso no indica que se transite hacia el fracaso, al contrario. La prueba está en que a pesar del derrumbe de precios, los proyectos en marcha no se detuvieron, sostenidos por el horizonte de rentabilidad que aún ofrecen las reservas argentinas y la proyección de una demanda estructural en alza. El litio representa una gran oportunidad, y está en Catamarca saber tomarla. La materia prima está, se trata entonces de recorrer el camino lo mejor posible.
Fuente: El Esquiú

