Protección solar en la minería: claves para prevenir daños en la piel

Alejandra Duprez Rufino, médica especialista en Dermatología, dialogó con El Tribuno acerca de los factores de riesgo, las consecuencias del daño solar y las medidas de prevención que deben adoptar los trabajadores del sector, expuestos a la rigidez de la Puna.
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Con el auge de la minería en la región, es fundamental que los trabajadores del sector, especialmente aquellos expuestos a las extremas condiciones climáticas de la Puna, refuercen las medidas de protección de la piel. La radiación ultravioleta puede tener consecuencias graves a corto y largo plazo, desde quemaduras hasta cáncer de piel.

  
La exposición al sol es un factor de riesgo muchas veces subestimado, especialmente por quienes trabajan al aire libre en regiones de gran altitud como la Puna. En estos entornos, la intensidad de la radiación ultravioleta (RUV) es significativamente mayor, lo que incrementa el riesgo de daños en la piel y los ojos.

Alejandra Duprez Rufino, médica especialista en Dermatología (UBA) y diplomada en Dermatología Clínica, Tricología y Dermatología Pediátrica, advierte que la radiación ultravioleta es una forma de energía invisible emitida por el sol y que puede clasificarse en dos tipos principales: los rayos UVA y UVB. Ambos son perjudiciales y pueden provocar desde quemaduras solares hasta envejecimiento prematuro y desarrollo de cáncer de piel.

 
 
La especialista señaló que los trabajadores expuestos al sol en alta montaña deben enfrentar una combinación de factores que intensifican el impacto de la RUV, como el horario de exposición. La radiación es más intensa entre las 10 y las 16, especialmente en primavera y verano.

La altitud es otro factor a tener en cuenta, ya que “a mayor altura, la radiación ultravioleta es más intensa. Se estima que por cada 1.000 metros de altitud, la intensidad de la RUV aumenta entre un 10% y un 12%”, detalló Duprez Rufino, quien agregó que cuanto más cerca se está del Ecuador, mayor es la intensidad de la radiación.


 
“Superficies reflectantes como la nieve, la arena, el agua y los salares pueden reflejar entre un 15% y un 80% de la radiación, amplificando la exposición. Por otra parte, si bien las nubes y el agua pueden reducir la intensidad de la radiación, la RUV aún las atraviesa y sigue afectando la piel”, explicó la dermatóloga.
 

 En cuanto a las consecuencias del daño solar, indicó que este puede ser agudo, manifestándose en quemaduras solares (desde enrojecimiento y ardor hasta ampollas y descamación) y fotosensibilidad (enfermedades alérgicas o tóxicas desencadenadas o agravadas por la exposición al sol).


 
“Los efectos del sol también pueden generar consecuencias crónicas, como el envejecimiento prematuro de la piel y la aparición de lesiones premalignas que pueden derivar en cáncer de piel, además del desarrollo de carcinomas como el espinocelular y el basocelular, además del melanoma, el tipo de cáncer de piel más agresivo”, advirtió la especialista.

Los expertos señalan que el daño solar es acumulativo y comienza desde la infancia. Cada exposición sin protección deja una huella en la piel, lo que hace que sus efectos sean más evidentes en la edad adulta. Por ello, es crucial concientizar a los trabajadores sobre la importancia de la prevención y el autocuidado.


 
En cuanto a las medidas de prevención, la Dra. Duprez Rufino recomendó adoptar hábitos adecuados, como evitar la exposición directa al sol entre las 10 y las 16, incluso en días nublados; aplicar protector solar con FPS 50+ cada dos horas en las áreas expuestas; usar vestimenta adecuada, incluyendo sombreros de ala ancha que protejan cabeza, cara, cuello y orejas, camisas de manga larga y pantalones largos. Además, enfatizó la importancia del uso de anteojos de sol con filtro UVA y UVB y protección lateral, así como mantenerse hidratado constantemente y trabajar en zonas de sombra cuando sea posible.

“Los controles dermatológicos anuales son fundamentales para detectar a tiempo cualquier lesión sospechosa. Si se observa una lesión en la piel que cambia de forma, color o tamaño, o si hay heridas que no cicatrizan correctamente, se debe acudir de inmediato al dermatólogo. La detección temprana puede marcar la diferencia en la prevención de enfermedades graves”, aseguró la especialista.
Para finalizar, resaltó: “Cuidarse del sol no es solo una cuestión estética, sino de salud. La prevención es clave para evitar daños irreversibles y garantizar una mejor calidad de vida, especialmente para quienes trabajan en condiciones extremas como la Puna”.

Fuente: El Tribuno

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