Lo mejor está por venir: cómo Argentina fomentará el despegue en la minería

Argentina, estimulada por el régimen de incentivos a las grandes inversiones RIGI, espera US$1.600 millones de inversión minera el próximo año y más de US$20.000 millones entre 2026 y 2029.
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En tanto, las exportaciones del sector subirán de US$4.000 millones a US$13.000 millones antes de la próxima década.

El RIGI ofrece estabilidad fiscal y cambiaria y beneficios vinculados al IVA y al impuesto sobre la renta, además de exenciones a la importación y exportación para proyectos con una inversión mínima de US$200 millones.

Con un portafolio de 180 proyectos, de los cuales 23 están en producción, 8 en construcción y el resto en distintas fases, desde la prospección hasta la factibilidad, se espera que el panorama minero argentino sea realmente un motor de la economía nacional. 

Sobre esta transformación minera y las perspectivas para 2025, BNamericas conversó con Mario Belardinelli, socio líder de minería de la consultora KPMG Argentina.

BNamericas: ¿Qué perspectivas existen para la minería argentina en 2025 bajo el RIGI?  

Belardinelli: Este régimen se esperaba en la economía y en la industria, ya que se requerían reglas claras, transparencia, estabilidad y previsibilidad para los inversores.

El RIGI recoge algunos beneficios de la Ley de Inversiones Mineras e incorpora varios otros, resultando muy atractivo para los productores y compañías mineras, quienes siguen analizando cómo acogerse al RIGI, al igual que las provincias, lo que está generando un movimiento en minería muy importante. Existen buenas perspectivas para 2025.

BNamericas: Sin embargo, el RIGI no entrega garantías para la preservación del medioambiente ni incorpora incentivos para desarrollar infraestructura…

Belardinelli: Desde el punto de vista de la preservación del medioambiente, gran parte de las compañías mineras en Argentina están muy comprometidas con ese tema. Observamos cambios en las planificaciones y en el gerenciamiento de las prioridades que están muy relacionados con el medioambiente y los estándares internacionales para llegar a los objetivos de la descarbonización.

Los esquemas de administración son más proactivos con respecto a las cuestiones del medioambiente, ya que hoy no se consigue realizar una actividad minera sin que esté atada a la responsabilidad en este sentido. 

La infraestructura es un obstáculo y un objetivo donde hay que trabajar, pero hay compromisos de mejorar los caminos y los accesos a los sitios mineros para propiciar la actividad, ya que se espera que la minería argentina aporte a la transición energética.

BNamericas: ¿Cómo será el panorama económico el próximo año?

Belardinelli: Tenemos un presidente que se comprometió con un plan que, de alguna manera, con aciertos y desaciertos, se ha ido cumpliendo y se está logrando controlar la inflación y el tipo de cambio.

Este es un año de transición. Venimos de un descalabro económico importante y, pese a que el gobierno entró con minoría en el Congreso, se están llevando a cabo acciones para reducir el gasto público y el papel del Estado. Deberíamos ver una estabilización comenzando en 2025, mientras se seguirá tratando de poner las cosas en regla.

BNamericas: ¿Cree que los proyectos de cobre como Taca Taca, Josemaría, Filo del Sol y Los Azules lograrán avanzar bajo el actual gobierno y cuánto le atribuye al RIGI en este proceso? 

Belardinelli: En Josemaría hay una acción concreta a través del movimiento de intervención de BHP [en un acuerdo de empresa conjunta con Lundin Mining] para aprovechar sus reservas. Y los gobernadores de distintas provincias están entusiasmados con el RIGI, con lo cual van a propiciar cualquier posibilidad de inversión. El RIGI viene a potenciar las inversiones que ya se hicieron, y los inversores seguirán estos vientos de cambio con mejor disposición a invertir sus capitales.

Este es un momento importante en el país y, en la medida en que vayamos dando más señales al mundo de que estamos mejorando como nicho para realizar inversiones y seamos capaces de mostrar signos de recuperación y estabilidad, las nuevas inversiones van a llegar.

Ya están ocurriendo muchos movimientos en cobre y litio, tal como vimos la fusión entre Livent y Allkem para crear a Arcadium que ahora estará bajo control de Rio Tinto. Estos movimientos van a generar una inyección de capitales que será muy propicia para nuestra economía.

BNamericas: ¿Tiene Argentina los proveedores y la fuerza laboral locales que se necesitan para atender el crecimiento de la industria minera? 

Belardinelli: Hoy los productores mineros concentran gran parte de sus proveedores en las economías regionales, pero este proceso [el crecimiento de la minería] requiere una redefinición de las calificaciones para atender los nuevos requerimientos técnicos. Se necesitan otros tipos de proveedores, como los vinculados a la producción limpia y economía verde, quienes tendrán prioridad en las contrataciones.

Las compañías ya están trabajando en la redefinición de los servicios mineros como parte de los nuevos planes de las gerencias y se están realizando inversiones en materias como capacitación, tecnologías, sustentabilidad e inteligencia artificial. Esto es parte de un proceso de transformación de los productores y proveedores locales.

BNamericas: El RIGI apunta a las grandes inversiones desde los US$200 millones, pero ¿qué ocurrirá con las iniciativas con un capex menor, como las de continuidad o mejoras operacionales?  

Belardinelli: Hoy el RIGI está orientado a las grandes inversiones, pero el gobierno y la Secretaría de Minería conocen el mapa minero y saben que hay proyectos en operación que están en etapas de expansión y requieren capitales menores.

Si bien no está tratado directamente en el RIGI, no es algo que el gobierno desconozca y no es algo sobre lo que no se vaya a trabajar.

En mi perspectiva, estas necesidades también se van a atender en el sector porque la minería es un conjunto entre las grandes inversiones, las que están operando y las compañías júnior, y todas necesitan del apoyo del gobierno.

BNamericas: La provincia de Mendoza tiene un historial antiminero, pero ahora se busca la aprobación de sus legisladores para desarrollar el proyecto Malargüe Distrito Minero Occidental. ¿Qué perspectivas existen para la licencia social?

Belardinelli: El gobernador de Mendoza mostró este año en la convención PDAC a los inversores su entusiasmo por desarrollar la minería; pero, para que se logre, faltan acciones de comunicación por parte de la industria hacia la sociedad.

Si bien hay un mensaje claro sobre el aporte de la minería a la transición energética y el impulso de las energías limpias, es clave seguir comunicando con acciones y concientizando que esta es una industria transformada para seguir desmitificando a la actividad minera.

BNamericas: ¿Qué pasará con la minería del oro y de la plata, que actualmente vive un estancamiento?

Belardinelli: El oro y la plata siguen siendo las principales fuentes de divisas de la minería nacional. Si bien no hay grandes anuncios de inversión, como en cobre y litio, las compañías siguen invirtiendo, por lo menos para mantener las actuales capacidades instaladas.

BNamericas: ¿Existen algún riesgo legislativo que pudiera poner presión a las mineras el próximo año?

Belardinelli: Las regulaciones y leyes apuntan a apoyar la transformación minera y a que se cumplan los estándares internacionales. No pienso en regulaciones que obstaculizan, sino que, frente a un mundo que está cambiando con exigencias globales cada vez más altas, las regulaciones ponen reglas claras para permitir la llegada de capitales y situar a Argentina en un nivel similar a otras jurisdicciones.

BNamericas: ¿Qué rol tendrá Argentina en el mapa geopolítico que estará marcado por un cambio de gobierno en Estados Unidos y las crecientes demandas de naciones que buscan asegurar sus cadenas de suministros de minerales críticos? 

Belardinelli: Hoy las exportaciones mineras de Argentina están concentradas en China, Estados Unidos o Suiza, pero el gobierno tiene una filosofía promercado y en ese marco creo que buscará la diversificación de los destinos.

La industria energética en general, no solo la minería, ha sido uno de los negocios que más ha logrado adaptarse a la volatilidad de los conflictos geopolíticos, pese a que las principales regiones productoras de energía están ancladas en lugares donde hay conflictos.

A partir, por ejemplo, del conflicto en Rusia [con Ucrania], se ha generado un dinamismo en el sector que apunta justamente a la diversificación.

Como país no podemos estar atados a la voluntad de China o Estados Unidos y, para no vernos perjudicados, tanto los gobiernos como las compañías están buscando canales alternativos donde colocar su producción para no atarse a determinados países. 

Fuente: Bnamericas.com

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