María Sol Ponce, de Rupont: “Hay preocupación porque, con el auge minero, se instalan comercializadoras que no fabrican aquí ni dan trabajo local”
Es que para esta licenciada en Comercialización, que arranca el día a las 6 de la mañana, cursa un posgrado en Finanzas y divide su tiempo como madre de dos niñas de 11 y 6 años, ser gerente de Producción de Rupont y llevar adelante la empresa textil con su esposo no es nada sencillo en esta Argentina modelo 2024. Hace unos diez años era un sueño, y se animaron a materializarlo. Hoy Rupont se posiciona como una fábrica textil de alta calidad, un distintivo que la puso en el radar del sector minero y donde ya se suman entre sus clientes, gigantes como Río Tinto y Ganfeng y otras de gran peso como AGV y Prosegur.
En diálogo con Dossierweb, Ponce pone en valor la calidad de sus productos a la que llegaron no sin esfuerzo, dice que el trabajo para el sector minero les hizo mejorar procesos internos, y destaca la certificación IRAM como un logro. Aunque su producción escapa a la estacionalidad y es optimista, apunta que este segundo semestre está quieto, y alerta sobre la falta de controles al ‘compre local’ minero, al remarcar como desigual la competencia de empresas comercializadoras del centro del país que se están instalando en Salta contra “una empresa productora que fabrica con mano de obra local”.
Unas 30 personas trabajan en la textil salteña que destaca por la calidad de sus prendas
– ¿Cómo nace Rupont y quiénes son parte?
– Somos dos socios, mi marido y yo. Y nace por un hecho fortuito. En la familia se compró una maquina bordadora y quedó sin funcionar como dos años. Y con mi marido vimos la oportunidad de probar e iniciarnos. Fuimos trayendo especialistas, fuimos a visitar otras fábricas a nivel nacional. Estuvimos en fábricas grandísimas en Córdoba, en Buenos Aires, para interiorizarnos y saber dónde nos estábamos metiendo. Y ahí empezó a fluir nuestra primera línea de producción que era indumentaria para fuerzas de seguridad pública y privada. Mucho de nuestros clientes veían que era una prenda difícil, ya que la mayoría tiende a dedicarse más a la indumentaria deportiva, a colegiales. Y nosotros quisimos hacer algo distinto, diferenciarnos de lo que muchos fabricantes en Salta estaban haciendo.
– ¿Y cómo lo hicieron, cuál fue el salto?
– Cuando estábamos en un local anterior, muy cerca del centro, teníamos mucho flujo de personas, y nos empezó a visitar gente de otros países porque pasaban y veían nuestra ropa, y nos preguntaban si hacíamos ropa para la minería, para empresas que trabajaban en ese sector. No dudamos en decirles que nos traigan una muestra y acá se la desarrollamos. Y así empezamos a meternos con las mineras, que querían que se la hagamos en Salta para no traer ropa desde sus países.
– ¿En este andar de estos diez años que tienen, como fueron cumpliendo exigencias mayores en los productos que confeccionaban?
– Somos una empresa nueva y siempre nos pusimos la vara alta, para producir con mucha calidad nuestros productos. Generalmente trabajo con el sector privado, también somos proveedores del Estado. Y hace un año y medio empezaron a llegar las mineras y las prestadoras de servicios de ese sector. Buscaban indumentaria y nosotros les ofrecimos la posibilidad de poder desarrollarles productos que no solo les fueran útiles, sino que también identificara a su empresa. Eso nos abrió muchísimo las puertas al sector, porque somos fabricantes y no comercializadores. Todo se hace acá y con las mejoras que las mineras nos fueron pidiendo.
– ¿Hubo alguna estrategia además de la calidad de las prendas que fabrican?
– Nuestro secreto fue escuchar al cliente en todos los aspectos que busca de una prenda y desarrollársela. Fuimos generando productos que fueron quedando como modelos, y así empezaron a llegar más clientes que le gustaban los productos que veían. Es así como fuimos ganando participación en el mercado, sobre todo en el rubro de la minería.
– ¿En este proceso de incremento de la producción, cómo creció la empresa en personal, en maquinarias?
– Es un rubro difícil. Nos encantaría expandirnos y crecer. De hecho, estamos trabajando con créditos que nos facilitan la inversión en nuestras maquinarias. Pero el inconveniente lo tenemos en el recurso humano. Tengo 23 personas que están en planta, y trabajamos con talleres externos porque no desean estar en relación de dependencia. Y ahí es donde se nos complica mucho para poder generar un salto. La idea es que se incorporen todos con los requisitos que la ley exige y la empresa puede sostenerlo. Esta negativa nos complica. No es fácil conseguir recursos humanos en el rubro.
– ¿Cómo estás viendo la marcha de este segundo semestre?
– Vemos este segundo semestre bastante estático, bastante plano. Quizás tiene mucho que ver por el recambio que se vienen, las licitaciones para la temporada de verano, del año que viene. Tenemos estrategias comerciales que nos permiten no tener estacionalidades en el rubro, porque muchas de las empresas compran en verano y en invierno. Y después, los otros meses, si bien estamos en proceso de producción, tenemos la capacidad de poder sostener bastantes clientes y poder abastecerlos, y cumplir con los tiempos. Pero vemos este semestre un poco más quieto.
– En el sector minero hubo algún malestar de los proveedores locales, porque indicaron que no siempre se respetaba el compre local. ¿Cuál es la experiencia de ustedes?
– Hemos notado que hay mucha competencia que recientemente se ha instalado en Salta, que viene de Buenos Aires, Rosario, San Juan. Son empresas de la industria de textil que vienen con productos terminados, con otros precios, con una calidad inferior a la que hemos generado nosotros para nuestros clientes. Acá no hacen nada, no le pone ni una cinta reflectiva. Hay preocupación porque, con el auge minero, se instalan comercializadoras que no fabrican aquí ni dan trabajo local. Nosotros generamos 30 puestos de trabajo y 10 más en talleres externos donde se da trabajo a familias salteñas. Pagamos millones en impuestos. Y de pronto vienen y se instalan fábricas de Buenos Aires, de Rosario, con productos terminados y donde solamente hay un representante comercial y eso es todo. Hay molestia porque llegan, abren una oficina, se registran en la Cámara (de Proveedores), hacen el papeleo legal y después nadie ve la diferencia enorme que hay entre una empresa productora que fabrica con mano de obra local contra una comercializadora que es solo la representante en Salta de una empresa de afuera. Son dos cosas distintas. No están priorizando esas cosas.
– ¿Rupont está certificando para obtener las normas IRAM?
– Sí, nos sirvió mucho todo porque estamos certificando los procesos, todos los pasos que damos en la fábrica están ordenados y hemos mejorado muchísimo los tiempos, los espacios, los roles, el orden con la gente. La verdad que nos transformó esta proceso hacia la certificación, nos está ayudando a ser más productivos. Y además, la certificación le dará al cliente la tranquilidad que está trabajando con una empresa totalmente preocupada por el otro.
– ¿Qué perspectivas tenés hacia adelante o para el año próximo?
– Mi expectativa por delante es incertidumbre, es un gris, porque estamos preocupados en cómo creció esa competencia que viene de afuera a comercializar y no a fabricar, y porque vienen a quitar mercado. Realmente no sé está dando prioridad a empresas que son productoras fabricantes de Salta. Siento que nos va a costar esta competencia, cuando aquí se trata de hacer todo lo más correcto posible para abrazar a los trabajadores, para abrazar a nuestros proveedores, y para abrazar también un proyecto, un sueño.
Fuente: dossierweb.com.ar