Alerta en la Puna: piquetes, un camino que de comenzar a transitarse difícilmente tenga retorno

Salta 25/02/2023 Por Minería Sustentable
“Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera; tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera”, decía el gaucho Martín Fierro, y cuanta razón tenía. 
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La minería en Salta presenta hoy una oportunidad histórica para la provincia y especialmente para las comunidades del departamento Los Andes. Sin embargo, en este inicio de camino hacia el desarrollo productivo de la región es necesario tener bien en claro ciertas cuestiones, para no caer en viejos errores que la historia nos ha demostrado, solo generan atraso, inestabilidad, desempleo y pobreza. 

En los últimos tiempos surgieron los primeros “piquetes” en torno a la minería. Cabe preguntarse ahora, si la Puna correrá la misma suerte que el norte provincial, donde no pocas empresas tuvieron que echar por tierra sus proyectos por las exigencias de grupos aislados y en algunos casos oportunistas.

Si bien es cierto que la puesta en marcha y la actividad de los desarrollos mineros generan empleo, dicha demanda no es aleatoria, muy por el contrario, requiere de personal y de empresas preparadas y especializadas, capaces de hacer frente a elevados estándares de calidad y de seguridad. Esto alcanza tanto a quienes se dedican a temas específicos relacionados al rubro propiamente dicho, como a toda la cadena de valor, cuyos eslabones están conformados por la logística, los proveedores de indumentaria, catering, alojamiento, lavandería, alimentos, seguridad, entre otros tantos. 

El abanico es enorme y se presenta como una buena oportunidad para emprender. Sobre este punto, vale la pena aclarar que se trata de un proceso paulatino, que requiere de capacitación, de paciencia y de ganar experiencia. “Se hace camino al andar”, expresaba el poeta español Antonio Machado. 

El solo hecho de ser lugareño u originario no es condición suficiente para exigir un puesto laboral o una concesión en rubros que se desconocen o para los que no se cuenta con las herramientas necesarias. Y menos aún, intentar ingresar por la fuerza. Es un viaje que de comenzar a transitarse, muy difícilmente tenga retorno. Porque marca un rumbo y se consolida como un modelo para obtener beneficios pasajeros, pero que corrompen y destruyen la posibilidad de un desarrollo sostenible, es decir, de un crecimiento que tiene en cuenta lo social, medioambiental, cultural y comunitario, sobre el interés meramente particular.

Salta ya lo vivió en los 90, cuando a las primeras protestas válidas y reclamos genuinos en el norte, le siguió toda una “industria” del piquete, que lejos de acercar lo que tanto necesitaban en la zona, inversiones, trabajo y oportunidades, no hicieron más que alejarlos.

Hoy comienzan a vislumbrarse en la Puna enfrentamientos entre ciertos sectores, todavía minúsculos, en el seno de las comunidades originarias que buscan tener un mayor protagonismo en la cadena de valor del sector minero, pero no desde el trabajo constante y meritorio, sino desde la protesta simple y llana. 

Si bien es cierto que las normas priorizan la toma de personal de la zona, solo la capacitación, la formación, el trabajo, la constancia y la experiencia pueden generar cimientos sólidos en una región en la que se vislumbra un futuro prometedor, de crecimiento y de oportunidades, pero que corre el riesgo de tomar el camino corto, lleno de peligros, al igual que en el cuento de Caperucita Roja. Y allí, como todos sabemos, reina el lobo feroz.

Fuente: El Tribuno

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